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EL PUEBLO CATÓLICO DICIEMBRE 2015 5 Fátima de Guadalupe E n el 2013 un grupo de pe- regrinos partieron desde Colorado a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México. Una señora, que por 13 años estaba buscando concebir un hijo, les pidió a todos los peregrinos cercanos que por favor reza - ran por ella y por su esposo ante la Virgen de Guadalupe, para que a través de su pode- rosa intercesión, Dios les con- cediera un bebé. La peregrina- ción se llevó a cabo el mes de agosto, y la anhelante pareja rezaba también desde su hogar para que se realizara el milagro. La señora seguía por televisión e internet los pasos de los peregrinos, disfrutaba con ellos la magia de la Ciu - dad de México toda impregna- da del majestuoso y verdadero evento de la aparición de la Virgen María en el Tepeyac. Contaban que llegando a la Basílica se podía oler la fe de la gente, esa fe hermosa, sencilla, esa fe que lleva a conocer el corazón de Dios y a entregar todas las angustias a la Madre del Cielo. Llegan pere - grinos de todas partes del mundo, pero resaltaban los pere- grinos mexicanos que llegaban de rodillas a dar gracias por favores que habían pedido a la Virgen- cita. Favores que ellos sabían que no merecían pero que su fe les ha dado plena confian- za de pedir y esperar en esta Madre quien solo tiene por objeto llevarlos de la mano al Sagrado Corazón de Jesús. "Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige, no se turbe tu corazón, no temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? 1 La señora se detiene a reflexionar y le ruega a Dios que le conceda tener esa fe, esa fe tenaz, capaz de mover la voluntad fuera de sí y poner toda confianza en su Creador. Al segundo día de la peregri - nación escuchó hablar sobre el Pocito, un pequeño manantial que fluye al pie del Tepeyac. Se dice que este fue uno de los lugares en donde se apare- ció la Virgen a Juan Diego, y cientos de miles han recibido la curación de sus enfermeda- des, un evento que reafirma la esperanza de que el milagro se realice. Más tarde recibe imágenes del lugar conocido como La Ofrenda; un conjunto de estatuas de piedra y bronce que representan el homena- je del pueblo indígena a la Virgen. Este evento hace caer a la esperanzada señora de rodi- llas, es como si por un segundo pudiera apreciar la magnitud de la aparición de la Virgen de Guadalupe a este pueblo que moría en el momento de la conquista al ver sus templos, sus dioses destruidos. Era algo más allá de la muerte física, este pueblo sufría una muerte ontológica, una muerte del ser, ya no tenían una razón para vivir, su existencia perdía todo sentido. Y éste era precisamen- te el desierto por el que pasaba la angustiada señora, su dios, el que ella se había formado a su imagen, no existía, no le respondía; sin embargo era el único que conocía. Así es como la Virgen de Guadalupe se manifiesta en todo su es- plendor, la toma de la mano y le repite esas mismas palabras que le dijo a San Juan Die- go, y levantándola le recuerda su dignidad, pues Dios la ama infi- nitamente y en Cristo la ha elevado a ser su hija. "Pero a todos los que le recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre" 2 Dios ha querido rescatar a esta mujer a través de la Virgen de Guadalupe así como hace ya más de quinientos años res- cató al pueblo azteca y a través de ellos a toda América Latina y a todo aquél que reciba a su Madre. En octubre del 2013, solo dos meses después de la peregrinación del grupo de amigos de la señora a la Basíli- ca de la Virgen de Guadalupe, la señora quedó embarazada. Sí, embarazada en cuerpo pero también en alma pues, Cristo empezaba a crecer dentro de su corazón. Esa señora soy yo y mi hija Fátima Eliana nació el 11 de junio. Fátima por la Virgen y Eliana que viene del hebreo que significa Dios ha contestado. ¡No dejemos de pedir a la Virgencita que inter- ceda por nosotros! La Virgen nos recuerda que Dios siempre cumple sus promesas. Que sus planes, aunque misteriosos, también son hermosos. Te preguntarás por qué Fátima y no Guadalupe, pero eso te lo contaré en la próxima historia. 1 Palabras de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego. Nican Mophua. 2 Juan 1, 12. ESPIRITUALIDAD POR WENDY FELIZ Por Mayé Agama El Centro San Juan Diego está ofreciendo un curso en español denominado Teología del Amor Humano, a cargo del Padre Ángel Pérez, doctor en filosofía, licencia- do en teología moral, y estudioso de la obra de San Juan Pablo II. En entrevista con El Pueblo Cató- lico, el padre Pérez nos explica las verdades de esta valiosa cateque- sis y nos advierte sobre las distor- siones que pueden existir. ¿Qué es la teología del cuerpo? Se trata de un compendio de catequesis que San Juan Pablo II dio durante el principio de su pontificado para acompañar al Sínodo de la Familia en aquel entonces. La obra fue escrita antes de ser elegido Papa pero nunca fue publicada. Por un la- do, es una obra de Karol Wojtyla; por otro, también es una obra de Juan Pablo II que pertenece al Magisterio de la Iglesia. La obra ofrece una visión integral y ade- cuada de la persona humana desde el punto de vista teológico, que ayuda a comprender la teo- logía del matrimonio, el aspecto de las relaciones conyugales y la enseñanza de la encíclica Hu- manae Vitae de Pablo VI. El título que le quiso dar fue "Hombre y mujer los creó", que está extraído del Génesis. ¿De qué manera esta teología aporta una correcta antropolo- gía cristiana? Es una obra fantástica, pre- ciosa, profundísima. Ofrece una visión integral de la persona hu- mana que está fundamentada en la filosofía de Karol Wojtyla, en la Escritura, y en la teología tradi- cional, especialmente la teolo- gía de Santo Tomás de Aquino. Esta obra no pretende ser una renovación de toda la teología. Pretende, más bien, ofrecer un fundamento concreto para la en- señanza de la Humanae Vitae. ¿Cuáles son las principales desviaciones en la interpreta- ción de la teología del cuerpo? En mis estudios he visto dos tendencias erróneas: La prime- ra es muy antigua, pertenece a aquellos que ya estaban en de- sacuerdo con la Humane Vitae. Dicen que Juan Pablo II en esta obra ha traicionado el "espíritu" del Concilio Vaticano II y el per- sonalismo de la Gaudium et Spes. La segunda desviación pertene- ce a algunos que están a favor de Juan Pablo II, pero que hacen una interpretación sui generis de sus enseñanzas. Su principal error consiste en no alcanzar a ver del todo la continuidad de la teología de San Juan Pablo II con la tradición, con el magisterio anterior y con la teología clásica en la que él fue formado. Por tan- to, se acercan al texto intentando leer cosas que no están ahí y no alcanzan a comprender lo que quiso decir Juan Pablo II. Esto ha llevado a algunos intérpretes a una cierta sexualización de la teología en general y de la antro- pología teológica en particular. ¿De qué manera puede ayudar esta teología del amor humano a los matrimonios? Puede verse no sólo como una herramienta para la preparación matrimonial, sino también co- mo una herramienta para la for- mación permanente de los ma- trimonios tras la celebración del sacramento. En efecto, después de casados queda un largo cami- no por recorrer y por formarse. Por ejemplo, tras la celebración del matrimonio podría ahon- darse en el así llamado "lenguaje del cuerpo". La teología de Juan Pablo II habla de la necesidad de conformar las acciones de los esposos al lenguaje del cuerpo que se leyó el día de la boda, en las promesas. Estas promesas se convierten en el criterio de ver- dad de las demás acciones del matrimonio. Sería muy bueno si los esposos imprimen sus pro- mesas matrimoniales y las miran todos los días y se preguntan si hoy vivo una vida verdadera co- mo matrimonio, si cumplo estas promesas hoy. ¿Cómo podría resumir lo que Juan Pablo II dice sobre la vivencia de la castidad, tanto en el matrimonio como en la vida consagrada? Uno vive la castidad como céli- be o como casado. En ambos ca- sos se trata de un orden virtuoso de la sexualidad en vistas al ver- dadero amor interpersonal. En el caso del célibe, precisamente porque ama a Dios, se abstiene de tener relaciones sexuales. En este sentido, la vida consagrada es una gran lección experiencial para todo matrimonio, ya que la castidad matrimonial implica también abstinencia, aunque suele tratarse de abstinencia pe- riódica. Ningún casado tiene to- das las relaciones sexuales que le apetecen, especialmente si bus- ca hacer la voluntad de Dios. Al- guna vez hay que abstenerse. Los consagrados demuestran que abstenerse puede ser un signo de amor. La castidad en el matri- monio hay que verla en el hori- zonte de la procreación, es decir, colaboración con el Creador en la transmisión y la educación de la vida humana. A propósito ¿Cuántos hijos hay que tener? El magisterio dice que hay que estar abierto a la vida de manera generosa, y dispuestos al sacrifi- cio. Sin embargo, el número de hijos que hay que tener es una decisión que debe tomar la mis- ma pareja, en consciencia delan- te de Dios, lo cual no quiere decir que no puedan pedir consejo o formación. Pero la decisión va en la línea de que la procreación humana se distingue de la repro- ducción animal, porque nosotros podemos colaborar libremente con el creador en la transmisión de la vida. Los animales no pue- den colaborar libremente ni pue- den discernir cuál es la voluntad de Dios. Y los criterios a tomar en cuenta deben ser: el bien común de la familia, del matrimonio, de la Iglesia y de la sociedad. Por eso, la mayoría de las veces hay que hacer esto con generosidad y sacrificio, porque generalmen- te los hijos crecen mejor cuando tienen más hermanos; la Iglesia se beneficia con más habitantes para el cielo; y también la socie- dad, que necesita más cristianos. Pero no hay que tener todos los hijos que uno puede, sino todos los hijos que Dios quiere, que no es lo mismo. La verdad sobre la teología del cuerpo FOTO PROVISTA Los esposos deben seguir profundizando en las promesas hechas en el matrimonio. La Teología del Cuerpo ayuda a esta formación permanente.

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