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EL PUEBLO CATÓLICO DICIEMBRE 2014 13 Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hom- bres de buena voluntad C ada nuevo año trae consigo la esperanza de un mundo mejor. Pido a Dios, Padre de todos los hombres, que nos conceda la concordia y la paz, para que se puedan cumplir las aspira- ciones de una vida próspera y feliz para todos. Este tiempo nuestro, caracte- rizado por la globalización, con sus aspectos positivos y nega- tivos, así como por sangrientos conflictos aún en curso, y por amenazas de guerra, reclama un compromiso renovado y concertado en la búsqueda de la paz y del bien común, del de - sarrollo de todos los hombres. El deseo de paz es una aspi- ración esencial de cada hombre y coincide en cierto modo con el deseo de una vida humana plena, feliz y lograda. El hom- bre está hecho para la paz, que es un don de Dios. Vienen a la mente y al corazón las pa- labras de Jesucristo: "Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán lla- mados hijos de Dios". La bienaventuranza de Jesús dice que la paz es al mismo tiempo un don mesiáni - co y una obra humana. En efecto, la paz pre- supone una humanidad abierta a la trascendencia. Es fruto del don recíproco, de un enrique- cimiento mutuo, gracias al don que brota de Dios, y que permite vivir con los demás y para los demás. La paz es pues don de Dios y obra del hombre. La paz con- cierne a la persona humana en su integridad e implica la parti- cipación de todo el hombre. Se trata de paz con Dios viviendo según su voluntad; paz interior con uno mismo, y paz con el prójimo y con toda la creación. Comporta principalmente, la construcción de una convi - vencia basada en la verdad, la libertad, el amor y la justicia. Para llegar a ser un auténtico trabajador por la paz, es indis- pensable cuidar la dimensión trascendente y el diálogo cons- tante con Dios Padre miseri- cordioso, mediante el cual se implora la redención que su Hijo Unigénito nos ha traído. Así podrá el hombre vencer ese germen de oscuridad y de negación de la paz que es el pecado en todas sus formas: el egoísmo y la violencia, la codicia y el deseo de poder y dominación, la intolerancia, el odio y las estructuras injustas. La realización de la paz depende en gran medida del reconocimiento de que, en Dios, somos una sola familia humana. Se estructura median- te relaciones interpersonales e instituciones apoyadas y animadas por un "nosotros" comunitario. La paz es un or- den vivificado e integrado por el amor, capaz de hacer sentir como propias las necesidades y las exigencias del prójimo, de hacer partícipes a los demás de los propios bienes, y de tender a que sea cada vez más difun- dida en el mundo la comunión de los valores espirituales. La paz no es un sueño o una utopía: la paz es posible. Nuestros ojos deben ver una realidad positiva que existe en nuestros corazones, porque todo hombre ha sido creado a imagen de Dios y llamado a crecer, contribuyendo a la construcción de un mundo nuevo. En efecto, Dios mismo, mediante la encar- nación del Hijo, y la redención que Él llevó a cabo, ha entrado en la historia, haciendo sur- gir una nueva creación y una alianza nueva entre Dios y el hombre. Precisamente por eso, la Iglesia está convencida de la ur- gencia de un nuevo anuncio de Jesucristo, el primer y principal factor del desarrollo integral de los pueblos, y también de la paz. En efecto, Jesús es nuestra paz, nuestra justicia, nuestra reconciliación. El que trabaja por la paz, según la bienaven- turanza de Jesús, es aquel que busca el bien del otro, el bien total del alma y el cuerpo, hoy y mañana. A partir de esta enseñanza se puede deducir que toda persona y toda comunidad está llamada a trabajar por la paz. La paz es principalmente la realización del bien común de las diversas sociedades de alcance mundial. Precisamente por esta razón se puede afirmar que las vías para construir el bien común son también las vías a seguir para obtener la paz. ¡Que la Navidad del Señor que celebramos, junto con todo el cúmulo de bendiciones para nuestras familias, traiga la Paz al mundo entero! Para que sea dada la gloria a Dios en su Hijo Jesucristo que por nosotros se hizo Hombre y se manifiesta en este tiempo, el más maravilloso de todo el año. ESPIRITUALIDAD POR MONS. JORGE DE LOS SANTOS recibir su tarjeta de residencia. La acción ejecutiva señala que las solicitudes para pedir la pro- tección de la deportación, no podrán ser enviadas hasta la pri- mavera del 2015. ¿Quiénes quedan fuera? En su mensaje, el presidente insistió en que se intensifica- rán los procesos de deportación para las personas que hayan lle- gado recientemente de manera indocumentada, o aquellas que lleguen a partir de ahora. Pero sobre todo, las deportaciones estarán dirigidas especialmente a personas que hayan cometido algún acto criminal. Con esta medida, quedan afuera y sin respuesta los otros 6 millones de indocumenta- dos que no cumplen con estos requisitos, entre ellos, los pa - dres de los Dreamers. Mayor información Una vez que se conozcan más detalles al respecto, Cen- tro San Juan Diego estará ofreciendo sesiones informa- tivas, que anunciaremos en www.elpueblocatolico.org. Mayor información oficial de la oficina de inmigración en http://www.uscis.gov/es/ accionmigratoria. Inmigración From Page 5