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2021_EPC_Febrero-Marzo

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14 | F E B R E R O - M A R Z O 2 0 2 1 EL ENEMIGO DEL SER HUMANO El autor C.S. Lewis describió nuestro mundo como "territorio ocupado por el ene- migo". Este enemigo, llamado Diablo o Sata- nás, no es una metáfora o un símbolo para el mal o un personaje inventado. El villano de nuestra historia es real, y su estrategia es esclavizarnos y destruirnos. La Sagrada Escri- tura nos dice que Lucifer era un ángel glo- rioso. Tenía que elegir, ya fuera la aceptación de su naturaleza y jugar su papel en la histo- ria de Dios o declarar su independencia de su Creador y volverse el centro de su propia historia; Lucifer eligió reinar en vez de servir. Lleno de orgullo y envidia de su Creador y del destino glorioso de la humanidad, Lucifer encabezó sus legiones de ángeles en contra de San Miguel Arcángel y su ejercito angélico fiel. Derrotado y arrojado de la presencia divina, el diablo "fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él" y "se fue a hacer la guerra… a los que observan los mandamientos de Dios y guardan las declaraciones de Jesús" (Ap 12:9-17). Satanás volcó su atención y toda la fuerza de su malicia y rabia en el culmen de la creación de Dios: el ser humano. Y, oculto en el jardín, esperó su venganza, tentando a Adán y Eva. EL PARAÍSO PERDIDO Dios les dio a nuestros primeros padres libre albedrío, la habilidad de elegir, porque sabía que el amor verdadero no puede ser forzado o mandado; debe ser elegido libremente. La prohibición del árbol tenía la intención de probar el corazón de Adán y Eva, y no de prohibirles el bien. ¿Confiarán en la buena intención de su Padre y abrazarán la vida que él les ofrece o escucharán al padre de la mentira? (Jn 8:44) Satanás le aseguró a Eva que no moriría si comía del fruto, sino que pasaría todo lo contrario: ¡sería como Dios! (Gen 3:45) De forma muy astuta, Satanás insinuó que Dios estaba celoso de Eva y estaba impidiendo que ella alcanzara su máximo potencial. Su propia felicidad solo se podía asegurar si ella la tomaba en sus propias manos. Al tomar y comer del fruto prohibido, Adán y Eva eligieron creer en una mentira fundamental, la cual transmitirían a sus descendientes. "Solo hay una tentación", escribió Mons. Lorenzo Albacete. "Es la tentación de creer que la realización de los deseos del corazón humano depende total- mente de nosotros mismos. Es la tentación de negar la paternidad de Dios, de negar que Dios proveerá la realización que anhelamos como un don… Si quie- res satisfacción, tienes que tomar el asunto en tus propias manos". " Solo hay una tentación. Es la tentación de creer que la realización de los deseos del corazón humano depende totalmente de nosotros mismos. Es la tentación de negar la paternidad de Dios". M O N S . LO R E N ZO A L BAC E T E

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