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HEMOS SIDO CAP T URADOS
El Diablo no pudo forzar a Adán y Eva a la rebelión y servidumbre, pero, des-
pués de haber tomado su decisión, nuestros primeros padres ya no podían evitar
las consecuencias. Como un virus mortal, el pecado y la muerte entraron al
mundo, y la gloria dada por Dios a la humanidad comenzó a desvanecer. Lo peor
fue la ruptura en su relación con Dios. Avergonzados, Adán y Eva corren a escon-
derse de su Creador, y Satanás termina la trampa que había puesto, por medio de
un ciclo de mentiras, acusaciones, conflictos, división, tentación y desaliento.
Toda la historia de la humanidad, incluyendo la tuya y la mía, está mar-
cada por el aislamiento y la oscuridad, un deseo insatisfecho de comunión y el
esfuerzo desesperado por la felicidad lejos de Dios. Esta es la visión bíblica de
nuestra condición: vivimos con una maldición que no podemos cambiar, un
hechizo que no podemos romper. El paraíso se ha perdido, los cautivos han sido
atrapados, y no hay escapatoria.
Pero esperemos un momento… ¿acaso no tiene toda gran historia un gran
rescate?
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