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9 EL PUEBLO CATÓLICO | DICIEMBRE 2018 EL DÍA DE LIBERACIÓN En 1944, Alemania estaba perdiendo la guerra. Y cuando los nazis se llevaron a unos miles de personas de Auschwitz y las subieron a otro tren, Witold des- cubrió por primera vez el estado de su madre y sus hermanos. "Primero llamaron mi nombre, luego el nombre de mi padre", dijo. "Enton- ces, escuché el nombre de mi madre, el nombre de mi hermana, el nombre de mi hermano. Lloré. '¡Están vivos!'º" exclamé. Durante el viaje que los llevaría a Dachau, el tren de los Engels fue ata- cado por soldados rusos, que mataron a los nazis y prisioneros en el proceso. Aun así, Witold y su familia sobrevivie- ron y llegaron al nuevo campamento. El panorama y los olores de Dachau todavía están frescos en la mente del diácono. "Había un olor horrible", dijo. "Justo en el medio del patio, tenían todos los esqueletos dejados ahí. No los incine- raban a todos". Los Engels soportaron las horribles condiciones del campamento durante unos meses más, hasta que finalmente, en abril de 1945, Witold vio cómo los tanques estadounidenses llegaban a Dachau. "Por accidente, vieron el campa- mento", dijo. Los estadounidenses se acercaron cautelosamente a los prisioneros y les trajeron agua y café. "Mucha gente tomó un sorbo de agua o café y caían como moscas", dijo Witold. "Estaban tan desnutridos que no podían tomar nada fresco". Un oficial se acercó a Witold y a su familia. Él era de Chicago, pero sus padres eran de Polonia, por lo que hablaba algo de polaco. "Él me levantó y yo estaba llo- rando", dijo Witold. "Teníamos piojos, estábamos sucios. Le dije: 'No, no me levante'. Me dijo: "Tú eres mi compa- triota", recordó Witold, conteniendo las lágrimas. "Entonces él dijo: 'Eres libre. Los alemanes ya no pueden tocarte". Me levantó, no le importó que estuviera sucio. Él también lloró. Me dijo: '¿Qué estás haciendo aquí?' Witold le explicó su situación y mostró al soldado su familia. El soldado los miró y les dijo: "Están libres". 'DIOS TIENE ALGO MÁS PARA TI' Después de su liberación, los Engels vivieron en Ingolstadt y túvieron un niño y una niña más. En 1951, cuando Witold tenía 18 años, él y su familia emigraron a los Estados Unidos y se establecieron en Nueva York. A los 23 años, Witold habló con el sacerdote de la localidad sobre el lla- mado que sentía hacia el sacerdocio. Pero le dijeron que ya era mayor y que no hablaba suficiente inglés. Después de enfrentar esa decepción, Witold sirvió con orgullo en el Ejército de los Estados Unidos durante seis años. Finalmente, se mudó a California, donde conoció a su esposa Carmen. Ellos celebraron su 50 aniversario a principios de este año. Aunque Witold se había enfrentado con el rechazo cuando buscaba el sacer- docio, más tarde se dio cuenta de que Dios lo estaba llevando hacia Carmen. Pero la obra de Dios no estaba termi- nada aún. Después Witold fue atropellado por un automóvil. Le dijeron a Carmen que no sobreviviría y si lo hacía nunca más volvería a caminar. Poco sabían los médicos que Witold era un luchador. Se recuperó completamente y aprendió a caminar de nuevo. Durante su estadía en el hospital, un sacerdote le dijo: "Dios te ama tanto que salvó tu vida". "Le dije: ´Muchas veces él me ha salvado la vida´". El sacerdote miró a los ojos de Witold y le dijo algo que nunca olvidará. "Puedo ver en tus ojos que Dios tiene algo más para ti", dijo. "Es por eso qué Dios salvó tu vida". 'YO QUIERO SERVIR A DIOS' Cuando Witold tenía alrededor de 50 años, sintió nuevamente el llamado de entregar su vida a Dios, esta vez como diácono. Fue aceptado diez años después. "Tuve un llamado, lo sé", dijo Witold. "Yo dije: 'Dios está allí. Dios ha salvado mi vida. Yo quiero servir a Dios'º". Fue ordenado diácono en 1999 y su ministerio en California incluía servir en dos prisiones las cuales él y Carmen visitaban casi todas las semanas. Después de contarles a algunos de los prisioneros parte de su historia, ellos se emocionaron hasta llorar. Dos hombres aceptaron a Dios gracias a estas visitas. Ellos estaban tan cambiados que incluso fueron liberados con anticipación. Witold se sorprendió al ver a uno de los hombres que visitó en la cárcel caminando libre después. Unas décadas antes, Witold estaba en los brazos de un soldado, llorando con él pues el hombre le estaba salvando la vida. Ahora Witold estaba haciendo lo mismo con este prisionero, pero esta vez, él no fue el liberador de su vida sino de su alma. Witold y Carmen se mudaron a Colo- rado en 2005 para estar más cerca de su hija Jennifer, su yerno Tim y su nieto Dylan. El diácono sirvió en la parroquia St. Frances Cabrini en Littleton y en Viviendas Asistidas y Cuidado de Memoria en Morningstar hasta que se retiró hace unos nueve años. Witold tiene ahora 85 años. Hoy, más de 80 años después de haber sido enviado a su primer campo de concentración, Witold continúa orando y confiando en Dios, quien él cree, le salvó la vida una y otra vez. "Puedo contarte mi historia", dijo, "pero ni siquiera podrías imaginarla. Puedes leer libros, ver películas sobre el holocausto, pero no es lo mismo. No es lo mismo que yo experimenté". Te invito un Café Karime López Contador Público EVENTOS GRATIS Reserva tu Lugar Teléfono: 720 436 0067 Ven hablemos de… 5 de diciembre Cuál es la diferencia entre contratista (1099) y empleados(W2) 12 de diciembre Dueño de negocio? LLC o Corporación, que elijo? 18 de diciembre ¿Reembolso en 2019? ¿Mi dependiente califica por mas de 2000? Conozcan la nueva Ley de Taxes! Horario de 6pm - 8:30pm El diá- cono ase- gura que ningún libro o película pueden ilustrar lo que él vivió en los campos de con- centra- ción.

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