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14 FEBRERO-MARZO 2018 | DENVER CATHOLIC EN ESPAÑOL ¿La Iglesia está de acuerdo con el maltrato animal? R espuesta a la pregunta de la lectora Mary Ferrara. La respuesta a esta pre- gunta es muy sencilla: La Iglesia Católica está en contra del maltrato de los ani- males, así lo ha mani- festado siempre. La Iglesia defi ende la naturaleza, la cual incluye a todos los seres vivos. Para documen- tar esta afi rmación hago las siguientes citas: El Catecismo de la Iglesia Católica en el No. 279 nos dice:¤"En el prin- cipio, Dios creó el cielo y la tierra" (Gn¤1,1). Con estas palabras comienza la Sagrada Escritura. El símbolo de la fe las recoge confesando a Dios Padre Todopoderoso como "el Creador del cielo y de la tierra". Continúa el Catecismo en el No. 284:¤"No se trata sólo de saber cuándo y cómo ha surgido materialmente el cosmos, ni cuándo apareció el hombre, sino más bien de descubrir cuál es el sentido de tal origen: si está gobernado por el azar, un destino ciego, una necesidad anónima, o bien por un Ser transcendente, inteligente y bueno, llamado Dios. Dios ha puesto la creación en nuestras manos para cuidar de ella y no para darle un mal uso o destruirla." El Papa S. Juan XXIII escribió en la encíclica Pacem in Terris: "Ahora, frente al deterioro ambiental global, quiero dirigirme a cada persona que habita este planeta." El beato Papa Pablo VI se refi rió a la problemática ecológica, presen- tándola como una crisis, que es «una consecuencia dramática» de la acti- vidad descontrolada del ser humano: «Debido a una explotación inconside- rada de la naturaleza, [el ser humano] corre el riesgo de destruirla y de ser a su vez víctima de esta degradación». San Juan Pablo II se ocupó de este tema con un interés cada vez mayor. En su primera encíclica, Redemptor Hominis advirtió que el ser humano parece «no percibir otros signifi cados de su ambiente natural, sino sola- mente aquellos que sirven a los fi nes de un uso inmediato y consumo». Luego llamó a una¤conversión ecoló- gica global. Pero al mismo tiempo hizo notar que se pone poco empeño para «salvaguardar las condiciones morales de una auténtica¤ecología humana». La destrucción del ambiente humano es algo muy serio, porque Dios no solo le encomendó el mundo al ser humano, sino que su propia vida es un don que debe ser protegido de diversas formas de degradación. Benedicto XVI renovó la invitación a «eliminar las causas estructurales de las disfunciones de la economía mundial y corregir los modelos de crecimiento que parecen incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente», nos propuso reconocer que el ambiente natural está lleno de heridas producidas por nuestro com- portamiento irresponsable. En la Carta Encíclica Laudato Si del Papa Francisco dice: «Laudato si', mi' Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recuerda que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con colori- das fl ores y hierba». Esta hermana tierra clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, auto- rizados a explotarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifi esta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (RmŠ8, 22). Olvida- mos que nosotros mismos somos tierra (cf.¤ GnŠ2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del pla- neta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifi ca y restaura. El Papa Francisco hizo una "invita- ción urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivi- mos, y sus raíces humanas, nos inte- resan y nos impactan a todos". Todos tenemos la responsabilidad de cuidar la obra de Dios. Como explicar la homosexualidad a nuestros hijos H ablar de la homosexualidad es un tema complicado, y hablar de ello con tus hijos puede parecer abrumador. Aunque el cine, los programas televisivos y la actual sociedad, pretendan presentar de una manera "natural" la homose- xualidad, para la mayoría de personas genera confusión y no saben qué respuesta dar a la curiosidad de los hijos. Es desafortunado que ahora más que nunca, los chicos esten tan expuestos a presenciar de una manera u otra la atracción entre personas del mismo sexo y esto los lleve a indagar sobre el tema. Entonces, ¿cómo y cuándo se debe explicar la homose- xualidad a los hijos? Según la psicóloga católica Miche- lle Connor, "este tema podría ser un poco más agobiante para las personas católicas ya que mientras que 'no pertenecemos al mundo', vivimos en él". Pero siempre debemos recor- dar que la Iglesia no condena a las personas homosexuales y mucho menos las rechaza, aunque sí deja en claro que¤"los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados" y "son contrarios a la ley natural" (Catecismo de la Iglesia Católica). Dejemos claro que, abordar el tema de la homosexualidad es importante solo cuando existe un interrogante en los chicos, teniendo en cuenta que se debe ser conscientes de que debe ser explicado en base a su edad y perso- nalidad. Es decir, "para los niños más pequeños (de preescolar y kínder) si la idea de la homosexualidad no ha salido a fl ote, no hay necesidad de introducir el concepto", indico la pro- fesional, haciendo hincapié en que, "la idea de 'amigos' es usualmente sufi ciente". Cuando los hijos son mayores y requieren de una explicación más elaborada, lo mejor es responder con argumentos simples. Por ejemplo: "explicarles que, ser 'gay' signifi ca que un hombre siente atracción por otro hombre o que a una mujer le gusta otra mujer", acotó. Finalmente, si el niño preguntará ¿por qué?, es en ese momento donde los adultos pueden responder diciendo que esa es la manera en la que algunas personas se desarrollan. Connor apunta que "es muy probable que después de que el niño se dé cuenta de que existen estas relaciones, quiera saber si él podría ser gay. Ahí [los padres] pueden responder con: 'la mayoría de las personas crecen para amar a alguien del sexo opuesto, como tu papá y yo'", afi rmó. Algunos padres pueden sentir temor de que, al explicarles a los hijos, o que estos vean a parejas homosexua- les los lleve a 'declarase gay' basados en la infl uencia. Hay que recordar que la mayoría de la población es hete- rosexual y que nuestros hijos están rodeados de parejas heterosexuales. Si nuestros hijos preguntan, debemos aprovechar la oportunidad que nos dan temas como este ya que "abren un canal de la comunicación y nos dan la oportunidad de ser noso- tros quienes eduquemos a nuestros hijos al respecto, enseñándoles nues- tros valores, y compartiendo nuestra fe" fi nalizó. La fe que nos indica que la persona es hijo de Dios y debemos amarlo más allá de sus opciones personales. El Padre Mauricio Bermúdez vicario parroquial de St. Michael the Archangel¤en Aurora, dice que "a veces las familias piensan que para vivir bien su fe tienen que odiarlos o cosas o por el estilo. Hace poco escuche la historia de una niña que su hermano 'salió del closet' y ella dijo que ya no quería ser católica porque tenía que odiar a su hermano, y eso es incorrecto". Es por eso que el sacerdote nos recuerda lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "Deben ser acogi- dos con respeto, compasión y delica- deza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta". Esto no signifi ca que uno apruebe sus deci- siones, sin embargo, con esto se rea- fi rma que cada persona tiene dignidad y que todos somos hijos de Dios. Opinión Tu Iglesia te Responde Mons. Jorge es párroco de Our Lady Mother of the Church y colaborador frecuente del Denver Catholic en Español. MONS. JORGE DE LOS SANTOS Mavi Barraza es mexicana y trabaja en la Arquidiócesis de Denver como especialista en comunicaciones bilingües. Casada y madre de tres hijas. MAVI BARRAZA