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14 DICIEMBRE 2017-FEBRERO 2018 | DENVER CATHOLIC EN ESPAÑOL Opinión ¿María tuvo hermanos? Respuesta a la pregunta de la lectora Teresa Figueroa, enviada a nuestra página web. E sta pregunta es muy sencilla de responder, pero quisiera incorporar a la respuesta estos datos interesantes. Hay tradiciones, basadas en tes- timonios muy anti- guos que desde los inicios menciona a los espo- sos San Joaquín y Santa Ana como padre y madre de la Virgen María, Madre de Jesucristo, Madre de Dios. Muy probablemente estas tradiciones parecen tener su fundamento en los conocidos Protoevangelio de San- tiago, en el Evangelio de la Natividad de Santa María y el Pseudomateo o Libro de la Natividad de Santa María la Virgen y de la infancia del Salva- dor.„No debe olvidarse el carácter apócrifo de estos escritos, es decir que no están presentes en el canon de las Sagradas Escrituras por no ser considerados inspirados por el Espí- ritu Santo. Su falta de autenticidad, aunque nos lleva a tener sospechas bastante fundadas, no quiere decir que se deba de prescindir totalmente de sus aportaciones desechando todo su contenido. En efecto, a la par de hechos poco fi ables y legendarios, estas obras también contienen datos histó- ricos tomados de tradiciones o docu- mentos fi dedignos; y aunque no es fácil separar unos de otros, sería poco pru- dente rechazar indiscriminadamente todas estas obras que bien pueden servir como referencia. En Oriente, el Protoevangelio gozó de gran autoridad y de él se leían pasajes en las fi estas marianas entre los griegos, los coptos y los árabes. En Occidente, sin embargo, fue recha- zado por los Padres de la Iglesia hasta que su contenido fue incorporado por San Jacobo de Vorágine a su Leyenda Áurea en el siglo XIII.„A partir de entonces, la historia de San Joaquín y Santa Ana se divulgó en Occidente y tuvo un considerable desarrollo. En el Protoevangelio encontramos que: En Nazaret vivía una pareja rica y piadosa: Joaquín y Ana. No tenían hijos. Cuando con ocasión de cierto día festivo Joaquín se presentó a ofrecer un sacrifi cio en el templo, fue expulsado, pues„como él ya tenía bas- tante tiempo de haber estado casado con Ana y no habían engendrado ningún hijo, se decía que su esposa era estéril, y el sumo sacerdote rechazaba a Joaquín y su sacrifi cio, ya que la falta de hijos de su esposa era interpretado por el pueblo judío como una señal de desagrado divino, un castigo de Dios para su descendencia.„En conse- cuencia a esto y embargado con una enorme tristeza, Joaquín se retiró al desierto, donde ayunó e hizo peniten- cia durante cuarenta días.†La pareja oró fervientemente para que les lle- gara la gracia de tener un hijo e hicie- ron una promesa en que dedicaría a su primogénito al servicio de Dios. Sus plegarias fueron escuchadas y un ángel se presentó ante Ana y le dijo: "Ana, el Señor ha visto tus lágrimas; concebirás y darás a luz, y el fruto de tu seno será bendecido por todo el mundo". El ángel hizo la misma promesa a Joaquín, que volvió al lado de su esposa. Ana dio a luz una hija, a la que llamó Miriam. Basados en estos relatos o pasajes, que no pertenecen a la Sagrada Escri- tura, sino a libros apócrifos, podemos afi rmar que María no tuvo hermanos pues, según estos relatos Santa Ana era estéril y la concepción de la Virgen María aparece como una intervención milagrosa de parte de Dios, María fue hija única de San Joaquín y Santa Ana.„ Tu Iglesia te Responde Mons. Jorge es párroco de Our Lady Mother of the Church y colaborador frecuente del Denver Catholic en Español. MONS. JORGE DE LOS SANTOS Navidad sin redes sociales D urante el pasado Día de Acción de Gracias, como muchas familias en Estados Unidos, nos reunimos alrededor de la mesa doble que mi madre con mucho amor decoró para sus hijos. El olor al tradicional pavo, al jamón con piña, el puré de papa, y el exquisito pastel de calabaza inundaba la casa. Conforme fue llegando cada uno de sus hijos, acompañados de los nietos, mi madre daba gracias a Dios por permi- tirle a cada uno de ellos desfi lar por la puerta principal un año más. Al llegar la hora de la cena, todos tomamos nuestros lugares y luego de una oración de gracias, nos dispusimos a cenar. Las voces de algunos de los adultos se escuchaban participando de la conver- sación, pero faltaban los jóvenes. Luego de algunos minutos de percatarme que ninguno de los muchachos se hacía oír, dirigí mi mirada hacia ellos. Cuál fue mi sorpresa al darme cuenta que todos estaban en posición similar: con la mano derecha comiendo y con la mano izquierda deteniendo su celular -al que no dejaban de mirar perpleja- mente mientras recorrían cada uno de las publicaciones en sus diferentes medios sociales-. La noche siguió su curso luego de un rato y aun en la sobre mesa me percaté que algunos de los adultos se habían sumado a la acción de los jóvenes. Aunque los muchachos estaban más encerrados, cada uno en su mundo y los adultos de cuando en cuando se dirigían entre sí para mos- trarse su teléfono y compartir lo que veían, parecía que todos estaban más presentes en una realidad virtual que en la festividad. Lamentablemente era una especie de "presencia ausente" la que se sentía en la casa de mi madre esa tarde de Acción de Gracias. Y es esta la situación que se vive lastimosamente en muchas de las familias en esta era digital. Si bien las redes sociales han per- mitido de cierta manera acercar a la gente, por otra parte, pareciera que nos aleja más y más de lo que realmente importa: el tiempo en familia. Y es que, según los expertos, entre el 5 y el 10 por ciento de los usuarios son incapaces de controlar el tiempo que pasan en línea. Las estadísticas más recientes indican que cada usuario de Facebook pasa alrededor de 20 minutos en el sitio cada vez que se conecta. Los usuarios de Snapchat gastan de 25 a 40 min por día en la red. Los asiduos al Instagram revisan su cuenta a diario y algunos de ellos más de una vez al día. ¿Cuántas veces al día te conectas tú a tus redes? Es por esta razón que te invito a que no permitas que las redes sociales y la tecnología opaquen el brillo de las festividades, y te propongo que para esta noche buena y Navidad le des el valor a lo que realmente importa, el verdadero sentido de la festividad: el nacimiento del Salvador del mundo, el tiempo en familia, los amigos, la experiencia real; el estar presente en los momentos que se quedarán graba- dos en tu memoria y en tu corazón. Te reto a una Navidad sin redes sociales. Esto implica, en primer lugar: cero medios sociales. Encárgate de asignar un lugar específi co donde se coloquen los celulares de las per- sonas presentes en la cena navideña y que permanezcan ahí hasta el tér- mino del convivio. Mantenerte presente. Interactúa con las personas, disfruta del lugar, reconoce los aromas del incienso, la comida; identifi ca las decoraciones navideñas, etc. Involucrarte en conversaciones per- sona a persona. Entabla una conversa- ción con los presentes. Esta puede ser tu oportunidad para dialogar con tus padres, abuelos, o amigos, hacer pre- guntas y conocerse un poco más. Organiza juegos. Prepara juegos donde todos puedan participar, y/o ten juegos de mesa disponibles para los presentes. Diviértete. Eso es esencial. Pon música y párate a bailar, esto permi- tirá que las personas se mantengan entretenidas y sin extrañar su celular. Se trata de que todos sean incluidos en una interacción que les permita estar presentes y compartiendo juntos, creando memorias que se quedarán en la mente y el corazón de lo presentes. Mavi Barraza es mexicana y trabaja en la Arquidiócesis de Denver como especialista en comunicaciones bilingües. Casada y madre de tres hijas. MAVI BARRAZA Si bien las redes sociales han permitido de cierta manera acercar a la gente, por otra parte, pareciera que nos aleja más y más de lo que realmente importa: el tiempo en familia". "