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14 SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2017 | DENVER CATHOLIC EN ESPAÑOL Facebook no es para niños C uando Mark Zuckerberg fundó Facebook en el 2004, su intención fue crear una red social exclusiva para estudiantes universitarios. Su interés no fue que el espacio virtual fuera usado por meno- res sin la madurez necesaria para saber qué es correcto y qué no lo es. Sin embargo, hoy la mayoría de los niños tienen la posibilidad de conec- tarse con cualquier desconocido en las redes sociales. El ciberespacio es un entorno para personas mayores con contenidos para adultos. Algunos creen que la solución es ser "amigo" de sus hijos en Facebook para contro- lar sus relaciones con desconocidos. Como los menores de edad no tienen los criterios necesarios para determi- nar si lo que ven en el ciberespacio es apropiado o no, corren el peligro de involucrarse en experiencias virtuales peligrosas. Aun cuando las escuelas procuran crear un entorno seguro que invite a los alumnos a concentrarse en sus estudios y a disfrutar de la vida esco- lar, esto no siempre es posible. Hoy muchos niños son víctimas del acoso virtual por parte de compañeros que los atormentan, pero de quienes no se pueden defender porque no se identifi can. El impacto del acoso cibernético es continuo y afecta, tanto el aprendi- zaje como todos los frentes de la vida de los niños, dando lugar a que sufran problemas tan serios como la depre- sión y la ansiedad. Las escuelas necesitan de la cola- boración activa de los padres para poder proteger la integridad de los alumnos que son víctimas del acoso cibernético, para que ellos puedan concentrarse en sus estudios. Por eso, la mayoría de los educadores recomiendan que los padres retiren a sus hijos de Facebook y que impidan que usen aparatos con los que puedan conectarse virtualmente con miles de desconocidos en las redes sociales... ¿o antisociales? Así como no permitiríamos que nuestros hijos deambulen solos por las calles y socialicen con extraños, no debemos permitir que interactúen con quienes quieran abordarlos en el ciberespacio. El ciberespacio pone a los hijos en contacto con un mundo sin lími- tes y sin ninguna clase de censura, de ahí que pueda ser muy peligroso. Así, nuestra función hoy incluye supervisar sigilosamente para que ellos no deambulen libremente en un mundo sin límites, en el que pueden involucrarse con toda suerte de expe- riencias perjudiciales, que pueden arruinar gravemente su integridad y su bienestar. Publicado originalmente en•www. elcolombiano.com Opinión ¿Se puede rezar y ofrecer Misas por los difuntos y también por los vivos? E n los tiempos de los Macabeos (Antiguo Testamento) los líde- res del pueblo de Israel afi r- maban laƒefi ciencia de las oraciones ofrecidas por los muertos para que aquellos que habían partido de esta vida, encuentren el perdón por sus pecados y la esperanza de la resu- rrección eterna (ver 2Mac 12,43-46). En el Nuevo Testamento hay varios pasajesƒque indican unƒproceso de purifi cación después de la muerte. Por ejemplo cuando Jesucristo declara "Y quien hable una palabra contra el Hijo del Hombre, será per- donado: pero aquel que hable una palabra contra el Espíritu Santo, no será perdonado ni en este mundo ni en el que vendrá" (Mt 12,32). Habla de un perdón o no perdón posterior a esta vida. La Tradición de la Iglesia, que se remonta hasta los primeros años del cristianismo, confi rma la creencia en el Purgatorio y la conveniencia de orar por nuestros difuntos.ƒ El testimonio de la Tradición llega hasta nosotros por una triple vía: 1) Laƒcostumbre de orar por los difuntos en los actos litúrgicos y de forma privada. 2) Los escritos patrísticos y los santosƒhablan de la existencia de las penas del purgatorio. 3) Los testimonios arqueológi- cosƒcomo epitafi os e inscripciones funerarias, en ellos se manifi esta la fe en una purifi cación posterior a esta vida. En las catacumbas o cementerios de los primeros cristianos, hay aún esculpidas muchas oraciones primiti- vas, lo que demuestra que los cristia- nos de los primeros siglos ya oraban por sus muertos. Los primeros misioneros que evangelizaron América introduje- ron la costumbre, aún presente en muchos lugares, de rezar una novena en la que los familiares se congregan para acompañar a los deudos y ofre- cen a Dios oraciones por el difunto. También la Iglesia, desde tiempo antiguo, introdujo la costumbre de celebrar el día 2 de noviembre dedi- cado a los difuntos, día en que los católicos vamos a los cementerios y, junto con llevar fl ores, elevamos una oración por nuestros seres queridos. La Iglesia Católica observa esta cos- tumbre en todas partes; y si ella no creyera que se les perdonan los peca- dos a los fi eles difuntos, no ofrecería por ellos el sacrifi cio a Dios.ƒSegún nuestra fe católica, se pueden ofrecer oraciones, sacrifi cios y Misas por los muertos, para que sus almas sean purifi cadas de sus pecados y puedan entrar cuanto antes a la gloria a gozar de la presencia divina. Y ¿Por qué esperar a que alguien muera para celebrar Misa por él? En los velatorios, no es raro escuchar a alguien comentar con remordimiento que hubiera estado mejor si todas las fl ores en la habitación se hubieran mandado a las personas mientras estaban vivas, y es una gran verdad. Pero lo mismo podríamos decir de las Misas de difuntos. Hacer el esfuerzo de organizar Misas para los vivos es un signifi ca- tivo acto de caridad y, puesto que la Misa es el acto de oración más pode- roso en el que podemos participar para rogar por otra persona, es un profundo acto de misericordia, inde- pendientemente de qué edad tenga o en donde esté.ƒEs buenoƒmandar celebrar Misas para los vivos, amigos y familiares, incluso extraños de los que has oído hablar o sobre los que has leído y que estén pasando por un mal momento o se encuentran en medio de un tragedia. Esto es un acto de amor para con ellos.ƒ Tu Iglesia te Responde Mons. Jorge es párroco de Holy Rosary en Denver y colaborador frecuente del Denver Catholic en Español. MONS. JORGE DE LOS SANTOS Ángela Marulanda, Colombiana, es escritora especialista en temas de familia. ÁNGELA MARULANDA El Facebook sin supervisión expone a los niños a grandes peligros. FOTO DE TODD HIESTAND | FLICKR

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