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EL PUEBLO CATÓLICO OCTUBRE 2016 13 Por la gracia de Dios A lo largo de mi vida se me ha invitado a abandonar la Iglesia que Jesús fundó, para comenzar a asistir a un templo con hermanos separa- dos. La invitación siempre va acompañada de muchos argu- mentos para darle mayor peso. Dejaré de lado los clásicos ataques a nuestras creencias, prácticas o integrantes; pero estos ataques normalmente van acompañados de alaban - zas para su denominación o templo particular. Muchas veces escucharás que no hay problema en abandonar tu fe porque, al fin y al cabo, "da igual; la religión no te salva, y de todas maneras es el mismo Dios". De esto quiero hablar hoy, ¿realmente da igual? Lo primero que debemos te- ner en cuenta es que nuestra fe católica no se puede concebir simplemente como un código moral, unas instrucciones a seguir para obtener un cierto resultado deseado, de manera similar a como se sigue una receta de cocina y resultan unas empa - nadas ¡Nuestra fe va mucho más allá! Hay casi tantas creencias como per- sonas en el mundo, y por lo tanto, hay gran variedad en lo que cada una propone, pero podríamos resumirlo di - ciendo que la mayoría de las religiones, filo- sofías o concepciones propias de "vivir bien", consisten en un código moral que prometen hacerte feliz. Por ejemplo, en el budismo se propone desear cosas en su justa medida (a estilo del famoso "nada con ex - ceso…") entre otras cosas, para alcanzar el nirvana. Y aunque de lejos todas estas opciones pueden parecer todas igual de válidas, Dios no murió por no- sotros para hacer de nosotros "buenas personas"; Jesús vino para que tengamos vida, y vida en abundancia (cf. Jn 10,10) ¿Cuál es esta vida? Esta vida es la santidad, la perfección en la vida cristiana, sin la cual nadie verá a Dios (cf. Hb 12,14). Así, y solamente así, seremos felices. Recuerdo que la primera vez que leí esto, sentí que esta exigencia o expectativa no aplicaba para mí. Después de todo, Dios me conoce bien y sabe que yo no tengo en mí la capacidad de tal perfección. Pero la verdad es que todos somos llamados a la santidad, de hecho, Lumen Gentium, la constitución dogmática sobre la Iglesia, nos recalca preci- samente eso. Recomiendo su lectura, y relectura, hasta que lleguemos a creérnoslo. Nunca llegaremos a tener la magnani- midad necesaria para alcan- zar la santidad si ni siquiera estamos convencidos de que Dios lo desea para cada uno de nosotros. Y recuerda que Dios no puede querer algo que no es posible. Más allá hay otra realidad que nos reta; Pablo nos relata la tensión incesante de la lucha interna entre lo que desea nuestra naturaleza humana, herida por el pecado; y lo que añora nuestra alma, la cual co- mo dice San Agustín, fue hecha por Dios, y no descansa hasta descansar en Él. Te propones a hacer el bien, pero vuelves a caer; te levantas, te sacudes el polvo, te pones en marcha nuevamente, sólo para volver a caer. Muchas veces es el mismo pecado frente al cual, justo unos días antes, habías prome- tido y jurado que no volverías a caer. Exclamamos con Pablo, "¡Pobre de mí! ¿Quién me libra- rá de este cuerpo que me lleva a la muerte?" (Rom 7,24). Él mismo nos contesta a continuación, "¡Gra- cias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor!" Pero concretamen- te hablando, ¿cómo nos ayuda? He aquí el meollo del asunto, ésta es la clave, la diferencia. Jesús nos estableció vías para tener acceso a los méritos obtenidos por Él en la cruz. Nos dejó canales para reci- bir de manera constante su gracia. Aunque nos ayuda en todo momento y de muchas maneras, es principalmente a través de los siete sacramentos como recibiremos esa ayuda de parte de Dios; y este auxilio se encuentra solamente en la Iglesia que Jesús fundó. Si todos los católicos lográramos creernos esa verdad tan sen- cilla pero tan crucial, ningún hermano volvería a dejar su fe. Habríamos entendido que afuera estaríamos intentando alcanzar el cielo mayormente a puro esfuerzo humano. Por eso es importante que frecuente- mos los sacramentos lo más posible. En especial la Recon- ciliación y la Eucaristía; sobre todo durante este Año de la Misericordia. Si has pasado más de unas cuantas semanas sin confesarte, haz como el Hi- jo pródigo y corre a los brazos amorosos de nuestro Padre. "¡Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia!" (Sal 117,1). Des- pués de todo, cada persona que logra llegar al cielo, llega principalmente por la gracia de Dios. ESPIRITUALIDAD ACTUALIDAD EN EL MUNDO POR LUIS ÁLVAREZ Más de 400 mil asistentes en Marcha por la Familia en México Por ACI Prensa Una multitudinaria Marcha por la Familia se realizó el sába- do 24 de septiembre, en la Ciu- dad de México. El evento contó con la participación de más de 400 mil personas de todo el país que se manifestaron en forma alegre y pacífica. La multitud marchó desde el Auditorio Nacional hasta el Án- gel de la Independencia en una manifestación que duró po- co más de tres horas. Entre los principales pedidos de los or- ganizadores están la protección de la familia constituida sobre el matrimonio formado por un hombre y una mujer, el derecho de los padres a educar a sus hi- jos según sus convicciones, y el rechazo a la imposición de la ideología de género por parte del gobierno. Tras la marcha, Dabdoub Gia- coman, Presidente del Consejo Mexicano de la Familia, quien también forma parte del equipo organizador del evento, calificó esta manifestación como "his- tórica" y como "un ejemplo del despertar de México". "México no se ha caracteriza- do por ser un país de gran par- ticipación social. Cívicamente hemos sido muy apáticos y este despertar a nivel nacional fue brutal y nos sorprendió incluso a los organizadores", dijo Dab- doub a ACI Prensa. "Es una marcha para expre- sarle a los políticos y líderes del país qué es lo que realmente la sociedad mexicana está bus- cando, que no es lo que la ideo- logía de género y el movimiento LGBT internacional está pro- moviendo", aseguró. Esta marcha es la segunda manifestación en lo que va del año en rechazo del paquete de medidas que el presidente Enri- que Peña Nieto impulsa a favor de la ideología de género. "La familia es la célula funda- mental de la sociedad y con esa base hicimos una iniciativa ciu- dadana para que sea protegida por el Estado. Pero ahora con lo que planteó el Presidente no so- lamente no la protege, sino que la desbarata", advirtió el líder pro familia. "Si logramos mandar nues- tro mensaje y mostrar que hay mucha gente dispuesta a salir a dar la cara como lo que está pasando ahora, vamos a tener la oportunidad de que los po- líticos ahora sí volteen a la so- ciedad y se empiecen a dar los cambios que los mexicanos ne- cesitamos", expresó Dabdoub. Por su parte, Mario Romo, Director de Red Familia, afirmó tras la marcha que "la respues- ta fue abrumadora. Este es un gran regalo que todos nosotros nos hacemos a nuestra patria, y que nos hace un gran bien". Romo alentó a los ciudada- nos mexicanos a no tener mie- do y "que digan lo que quieren y lo que no quieren. Esta es una muestra de que los ciudadanos cuando nos unimos podemos ser escuchados". Por otro lado, el colaborador y abogado de ADF International en México, José Enrique Guz- mán, destacó la importancia de defender el derecho de los padres de familia a educar a sus hijos "conforme a nuestras con- vicciones y principios". "Nuestros hijos tienen dere- cho a ser educados de una for- ma natural. Todos venimos de papá y mamá, todos tenemos derecho a ser educados por padre y madre, y a que la edu- cación en las escuelas sean con- forme a nuestras convicciones y principios como mexicanos", dijo Guzmán a ACI Prensa. "No por marchar vamos a ha- cer homofóbicos, no por mar- char vamos a escupir a alguien, no por marchar vamos a discri- minar a alguien, por el contra- rio, estamos aquí para manifes- tarnos y que en una democracia como es la de México se impon- ga la biología y no ideología al- guna", sentenció el abogado de ADF. Apoyo del Papa Por su parte el Papa Francis- co mostró su total apoyo a la Marcha por la Familia, así como por la defensa de la vida en la nación, y pidió por el fin de la violencia en todo el país. Después de presidir la Misa del Jubileo de los Catequistas del pasado 25 de septiembre y antes de rezar el Ángelus dijo: "me asocio de buena gana a los obispos de México para soste- ner el compromiso de la Iglesia y de la sociedad civil en favor de la familia y de la vida, que en este tiempo requieren especial atención pastoral y cultural en todo el mundo". "Y además, aseguro mi ora- ción por el querido pueblo mexicano, para que cese la violencia que en estos días ha golpeado también a algunos sacerdotes", sostuvo el Papa, refiriéndose a los recientes he- chos ocurridos en el país Mexi- cano donde las autoridades del estado de Veracruz informaron que dos sacerdotes católicos fueron secuestrados y asesina- dos por hombres armados el 19 de septiembre. El mismo día fue también secuestrado el pa- dre José Alfredo López Guillén, sacerdote del arquidiócesis de Morelia, según denunció su arzobispo, el cardenal Alberto Suárez Inda. FOTO DE BÁRBARA BUSTAMANTE /ACI PRENSA Cientos de miles de mexicanos marcharon por las calles de manera pacífica para apoyar a la familia.

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