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EL PUEBLO CATÓLICO OCTUBRE 2016 4 La Iglesia tendrá nuevos santos de la vida cotidiana JUNTO CON JOSÉ LUIS SANCHEZ DEL RÍO EL PAPA FRANCISCO CANONIZARÁ EN ROMA A OTROS SEIS BEATOS DE CUATRO NACIONALIDADES DIFERENTES. A CONTINUACIÓN, UNA BREVE RESEÑA DE SUS VIDAS. Por Carmen Elena Villa Santa Isabel de la Santísima Trinidad (1880 – 1906). Nació en Avor – Francia. Perdió a su padre cuando tenía siete años. Tenía una exquisita sensibilidad es- piritual y artística, era muy bromista y tenía muchos amigos. Tocaba muy bien el piano. "Amaba la música, caminar y dis- frutar de la naturaleza y las monta- ñas", dijo a El Pueblo Católico Patri- cia Morrison, directora editorial de ICS Publicaciones. Quiso ingresar a la orden del Car- melo, pero no pudo hacerlo hasta los 21 años pues debía cuidar de su madre, quien estaba delicada de salud. Entendió que celda religiosa la conservaba en su corazón. Ingresó a la orden en 1901. Esta espera la hizo madurar en su vocación. En 1903 le fue detectada la enfer- medad de Addison y falleció a los 26 años: "Me parece que he encontra- do mi cielo en la tierra, puesto que el cielo es Dios y Dios está en mi alma. El día que comprendí eso todo se iluminó para mí", escribió en medio de su agonía. Hermano Salomón Leclercq (1745 – 1792) Murió mártir durante la persecución religiosa de la Revolución Francesa. Per- teneció a la Congregación de los Her- manos de las Escuelas Cristianas (más conocidos como Hermanos de La Salle), un instituto de vida religiosa que se de- dica a la educación de niños y jóvenes, especialmente de los más pobres. Se desempeñaba como secretario del superior general de su orden, el hermano Agathon, y se caracterizaba por un gran amor a las almas y una abnegación de sí mismo. Fue arrestado en 1792 por negarse a prestar juramento a la Constitución ci- vil del clero. Dos semanas después los arrestados fueron sometidos a morir. "Suframos con alegría y agradecimiento por las cruces y las aflicciones que nos son enviadas", escribió a su hermana durante su arresto. El Pueblo Católico habló con el herma- no Leonardo Rafael López, coordinador de los hermanos de La Salle en Venezue- la, quien definió al hermano Salomón como "un hombre servidor, atento a las necesidades de su entorno, desarrollan- do la capacidad de dar respuestas opor- tunas y acertadas". Indicó también que la santidad de este mártir nos enseña en el mundo de hoy que los problemas eco- nómicos, sociales o políticos de un país "son pasajeros" y que "debemos prepa- rarnos para saber enfrentarlos con clari- dad, firmeza, y sobre todo invocando las luces del Espíritu Santo para tomar las decisiones más acertadas". Padre Ludovico Pavoni (1784 - 1849) Nació en Brescia norte de Italia. De niño tuvo "un espíritu de piedad, sensibilidad hacia los necesitados, inteligencia despierta y aguda, que le lleva a afrontar los problemas con concreción y sentido práctico", describió a El Pueblo Católico el padre Ricardo Pinilla, actual supe- rior general de la comunidad de los pavonianos. Fue ordenado sacerdote en 1807. En 1812 abrió un oratorio para ellos donde les daba formación catequé- tica, moral y ciudadana. Luego fun- dó el Instituto San Bernabé, llamado "colegio de artes y oficios". En 1847 fundó la Congregación de los Hijos de María Inmaculada – Pavonianos, compuesta por sacerdotes para la dirección espiritual y por laicos que coordinan talleres y espacios de educación. Murió de bronconeumonía en 1849 luego de caminar 12 kilóme- tros en plena lluvia torrencial con un grupo de jóvenes desde Brescia hacia Saiano, huyendo de los bom- bardeos de las "Diez jornadas" con- tra los austríacos. "A este camino lo hemos llamado siempre, el calvario de Saiano, donde Ludovico Pavoni que ha vivido para sus muchachos, da la vida por ellos", concluyó el pa- dre Pinilla. Padre Alfonso María Fusco (1839 – 1910) Este sacerdote italiano fundó la Congregación de las Hermanas Bau- tistinas del Nazareno. Se distinguió por su celo, por su dedicación al ser- vicio litúrgico y por la diligencia en administrar los sacramentos, espe- cialmente la confesión, donde mos- traba paternidad y comprensión. Se dedicaba a la evangelización del pueblo con una predicación pro- funda, sencilla e incisiva. Sufrió algunas duras pruebas como las acusaciones falsas y que llevaron al obispo a removerlo como supe- rior del instituto. También la rebe- lión y división de algunas de sus hermanas de comunidad. Hechos que aceptó con dolor, pero también con espíritu de sumisión y obedien- cia: "Hagámonos santos siguiendo a Jesús de cerca... Hijas, si viven en la pobreza, en la castidad y en la obe- diencia, resplandecerán como es- trellas arriba en el cielo", decía. Las hermanas Bautistinas del Na- zareno están presentes en 17 países del mundo (entre ellos México) y en cuatro continentes. Buscan, como esposas de Jesús de Nazaret, estar al servicio de los más pequeños y po- bres y, a semejanza de Juan Bautista, preparar los caminos para su llegada. Fuente vatican.va Monseñor Manuel González García (1877 – 1940) Fue obispo de Málaga y luego de Pa- lencia, España. Tenía una gran piedad eucarística y escribió varios libros sobre ello. "La mirada de Jesucristo en esos Sa- grarios (…) vino a ser para mí como pun- to de partida para ver, entender y sentir todo mi ministerio sacerdotal", dijo. En 1905 fue nombrado párroco de la iglesia San Pedro donde notó una gran indiferencia religiosa. Por ello dio ini- cio en 1910 a la "Obra para los Sagra- rios-Calvarios", para dar una respuesta de amor reparador al amor de Cristo en la Eucaristía. Fue nombrado obispo auxiliar de Má- laga en 1916 y cuatro años más tarde, obispo titular. Potenció las escuelas y catequesis y solía predicar por las calles. La persecución religiosa en España de la década de los 30 no se hizo esperar. En 1931 incendiaron su palacio episco- pal, comenzó a regir su diócesis desde Madrid y en 1935 fue nombrado obispo de Palencia. Su salud física comenzó a empeorar y supo ofrecer estas mortificaciones. Mu- rió en 1940 y en su epitafio aparece la si- guiente frase: "Pido ser enterrado junto a un Sagrario, para que mis huesos, des- pués de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!". Padre José Gabriel Brochero (1840 - 1914) Más conocido como el "Cura Broche- ro" fue un sacerdote diocesano argenti- no con un gran celo misionero que bus- caba que muchas personas se encontra- ran con Dios por medio de los ejercicios espirituales. Por ello recorría grandes kilómetros en mula a veces en medio del frío intenso e incluso de fuertes nevadas. Fundó una casa de ejercicios espiritua- les que hoy lleva su nombre. También construyó una casa para las religiosas, un colegio de niñas, una resi- dencia para sacerdotes y varias iglesias. Participó en la construcción de un ramal ferroviario para sacar a muchas perso- nas de la pobreza y aislamiento donde, decía él, se encontraban "abandonados de todos, pero no por Dios". Murió de lepra contagiado por los pa- cientes que iba a visitar. Estaba también en estado de ceguera. "El Cura Brochero nos ha dejado el testimonio de un cami- no plenamente humano, profundamen- te religioso y misionero, en el marco de una historia, un estilo y una cultura pro- pia", dijo el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José M. Arancedo, en la página web de la arqui- diócesis de Córdoba. FOTO DE SANTA ELIZABETH DE LA TRINIDAD, DEL LIBRO LIGHT, LOVE, LIFE: ELIZABETH OF THE TRINITY, HER LIFE IN POTOS. CORTESÍA DE ICS PUBLICA- TIONS, WWW.ICSPUBLICATIONS.ORG IMAGEN CORTESÍA HERMANOS LASALLISTAS IMAGEN CORTESÍA DE LOS HIJOS DE MARÍA INMACULADA – PAVONIANOS IMAGEN CORTESÍA DE LAS HERMANAS BAUTISTINAS DEL NAZARENO FOTO CORTESÍA DE MISIONERAS EUCARÍSTICAS DE NAZARET FOTO DE ADMINISTRACIÓN NACIONAL DE SEGURIDAD SOCIAL ANSES / FLICKR El Señor NUESTRA