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EL PUEBLO CATÓLICO JUNIO 2016 2 Él es digno de confi anza " D ios tiene un Plan para tu vida que es único, solo tú puedes reali- zarlo, y te traerá la felicidad verdadera". Este es el mensaje que todos los años les doy a los jóvenes que vienen a reci- bir la Confi rmación durante este tiempo. Al celebrar el 40º aniversario de mi ordenación sacerdotal, mi corazón está lleno de gratitud al Padre por las muchas bendiciones que ha derramado sobre mí. Él es fi el a sus promesas y el gozo que nos da sobrepasa lo que cualquiera de nosotros puede imaginarse. Vine a Colorado por prime- ra vez al fi nal de los años 60 para asistir a la Universidad de Boulder en Colorado, como estudiante de pre-medicina. Después de haber estado un año aquí, decidí que este era el lugar donde quería establecer- me, debido a la belleza natural y mi amor por el esquí. Pero al mismo tiempo el Señor continuaba tocándome el cora- zón, llamándome a seguirle. Una vez que me gradué, entré al seminario de inmediato y en seis meses supe que Dios me estaba llamando a servirle como sacerdote. Po- co conocía de lo que el Padre tenía guardado para mí. Sólo sabía era que Él me estaba llamando y que no sería feliz si no respondía a esa llamada. El 5 de junio de 1976, fui ordenado sacerdote por el Arzobispo James V. Casey en la Basílica Catedral Immacu- late Conception en Denver. Durante los primeros años, pasé mi tiempo sirviendo en parroquias y fui bendecido al conocer diferentes fi eles católicos de todos los caminos de la vida, quienes continúan siendo una rica fuente de ben- diciones para mí. En esos años iniciales, mi paternidad espiritual tam- bién creció. Es muy fácil para la gente obviar este hermo- so aspecto del sacerdocio, sin embargo, es uno de los que más gozo me ha dado. El llevar la misericordia del Padre a la gente a través de las Confesión, al enseñar la fe, al predicar y al celebrar los sacramentos - de manera es- pecial la Eucaristía - me da la oportunidad de llevar el amor del Padre a sus hijos. No lo hubiera podido saber, pero Dios me invitó a participar de su paternidad de un modo nuevo cuando el Papa Juan Pablo II me llamó a servir como Obispo de Fargo en el 2001. Cuando dejé Den- ver, lo que signifi caba servir a la Iglesia y amar a Cristo, me cuestionó de un modo totalmente nuevo. Estaba dejando atrás todo aquello de lo que me había enamorado - el seminario, la belleza natural de Colorado y la comunidad católica con la que pasé 25 años de mi vida. Pensé que nunca más volvería a Colora- do. Fue una oportunidad para crecer en fe y confi anza en el Señor, para poner la voluntad del Padre ante todo. Todos nosotros enfrenta- mos este tipo de decisiones, incluso sin darnos cuenta. Nuestras variadas circunstan- cias nos presentan preguntas fundamentales: "¿Confío en el Padre?" "¿Creo en su amor eterno por mí?" "¿Tengo la confi anza plena de que me dará lo que fi nalmente me hará feliz?" Mirando hacia atrás, a estos 40 años como sacerdote y al momento en el que recibí el llamado a ser obispo, puedo decir con seguridad que la respues- ta a estas preguntas es "¡sí!" Claro, habrán tiempos en los que el Padre te pida dar saltos de fe, llevar las cruces y las difi cultades en la vida, o tiempos en los que una trage- dia ocurra y el Señor use esos momentos de sufrimiento para nuestro bien. Pero estos eventos son parte del camino de purifi cación que nos ayu- dan a alcanzar el cielo. Esta es la razón por la que San Pablo les escribe a los romanos: "Sabemos, además, que Dios dispone, todas las cosas para el bien de los que lo aman…" (Romanos 8, 28). El Plan de Dios para mi sacerdocio tomó otro giro en mayo del 2012 cuando recibí una llamada del Arzobispo Viganó, el representante del Papa en los Estados Unidos. Dejando a un lado el traba- jo de jardinería que estaba haciendo en mi casa de Fargo, escuché cuando me dijo que el Papa Benedicto XVI me estaba pidiendo regresara Denver. Me quedé pasmado. Una vez más, la providencia del Padre y su amor por mí se hicieron claramente evidentes. Estaba POR EL EXMO. MONSEÑOR SAMUEL J. AQUILA El Pueblo C A T Ó L I C O El Pueblo Católico (USPS 024-042 / ISSN 1936-1122) is published monthly by the Archdiocese of Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, and printed by Prairie Mountain Publishing, LLP in Boulder. Periodical postage is paid in Denver, CO. Subscriptions: $ 12 a year in Colorado, $ 16 per year out of state. Postmaster, send address changes to: El Pueblo Católico, Circulation Dept., 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210. Directora General: Martha Fernández-Sardina Editora: Carmen Elena Villa EL PUEBLO CATÓLICO, periódico en español de la Arquidiócesis de Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, Teléfono 303-715-3219, Fax 303-715-2045, E-mail: elpueblo@archden.org SIETE NUEVOS SACERDOTES FUERON ORDENADOS EL PASADO 14 DE MAYO Carmen Elena Villa "Mi corazón está verdadera- mente lleno de alegría por su "sí" a la Iglesia, por su "sí" pri- mero a Cristo", dijo emociona- do y con la voz entrecortada el Arzobispo de Denver, monse- ñor Samuel Aquila, al concluir la misa en la que ordenó a siete nuevos sacerdotes de cuatro nacionalidades diferentes, el pasado 14 de mayo en la cate- dral basílica Immaculate Con- ception de Denver. Era la fi esta de San Matías apóstol, por ello ese día el color de la liturgia era el rojo. Era también la víspera de la fi esta de Pentecostés. El Espíritu Santo derramó sus dones y mostró la universalidad de la Iglesia representada en estos siete nuevos sacerdotes: Mason Fraley, Hermano James Claver, Matthew Magee (Esta- dos Unidos); Thomas Nguyen, Vincent Bui (Vietnam); Salva- dor Sánchez-Gasca (México) y Fernando Freddy Londoño (Colombia). La Misa contó con la presen- cia del cardenal Francis Stafford (antiguo arzobispo de Denver y prefecto emérito del Pontifi - cio Consejo para los laicos), a quien Aquila llamó cariñosa- mente al fi nal de la ceremonia "el abuelo", pues fue él quien es- tableció los dos seminarios que tiene actualmente esta arqui- diócesis: Saint John Mary Vian- ney y Redeptoris Mater. También estuvo presente el obispo de la diócesis de Bui Chu – Viet- mam, Thomas V Ðình Hi u para ser testigo de la ordenación de sus dos compatriotas. Humildad y servicio En su homilía el Arzobispo Aquila habló a los nuevos sa- cerdotes sobre la necesidad de tener siempre un espíritu de humildad y servicio, a seme- janza de Cristo sacerdote. "Es importante que entien- dan su propia debilidad", les dijo el Arzobispo con sensatez. "Ustedes están llamados a es- tar profundamente enraizados en su humildad". "Hagan de ustedes una total donación de sí mismos, no im- porta cuál sea el costo. Siempre tengan sus ojos fi jos en Jesús", exhortó monseñor Aquila. También les indicó algunos de los retos que tendrán que enfrentar durante su ministe- rio: "Encontrarán aquellos que están enfermos o sufrientes. Es solo en el corazón de Cristo que ustedes han sido llamados en medio de la noche a ir y ungir a los enfermos o bautizar a los moribundos, pero van a hacerlo con alegría", dijo. "Jesús, quien ha ido antes que nosotros, ha experimentado todo esto y nos ha llamado a su amor". El Arzobispo exhortó a los nuevos sacerdotes a que sepan " Doy gracias por el don de su 'sí'" Padre Fernando ordenación. De izquierda a derecha: Padre Vincent Bui, obispo Thomas Vu, Padre Thomas Nguyen, Arzobispo Samuel Aquila, padres Mason Fraley, Matthew Magee, James Claver, Salvador Sánchez y Fernando Londoño. Continúa en la Página 15

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