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EL PUEBLO CATÓLICO MAYO 2016 12 Mayo, mes de la Virgen C uando me tocó irme a vivir a México al principio de la adolescencia, tuve que adaptarme a bastantes cambios culturales. Una de las cosas que me daba curiosidad, era la forma en que se trataban los amigos: con insultos; a veces incluso de manera bastante fuerte. Todos parecían conocer los límites invisibles de dicho juego, y sin ni siquiera mencionarlo, sabían que había una raya en particular que no se cruzaba: a la mamá se le respetaba. Ya cuando alguien tocaba ese tema "sagrado", ahora sí que "hagan sus apuestas" por - que los gallitos se ponían bravos en el palenque. Claro que esta particularidad de nuestra cultura hispana nos ha llevado a muchos problemas, pero a su vez puede servir a nuestro favor ¿Qué hispano no se toma un rato para recordar con cariño a nuestra Virgencita Morena, Emperatriz de las Amé - ricas, Nuestra Señora de Guada- lupe, el 12 de diciembre? El amor natural hacia la madre biológica con el que nacemos permanece y va creciendo toda la vida a pesar de que cortan nuestro cordón umbilical, en parte por nuestra tendencia cul - tural, como ya venía di- ciendo. Esto facilita que el amor brote y crezca más natural- mente hacia nuestra Madre espiritual. Aparte del amor natural hacia María, Dios nos auxilia con la caridad sobrenatural. Una manera en que podemos asistir en este proceso es reflexionando acerca del papel que ella jugó en nuestra salvación. Eva, al escu - char la voz de un ángel (caído) le creyó y se apartó y, con ello a toda la humanidad, del plan de Dios. María, la nueva Eva, viene a ser la clave, al escuchar la voz de otro ángel y aceptar el plan de Dios para su vida y, la de toda la humanidad. Por eso celebramos en el primer día del año la Solemnidad de María en su rol como Theotokos (porta- dora o Madre de Dios). Así pasa a ser la nueva Arca de la Alianza, que al igual que la antigua arca que no se veneraba tanto por estar hecha de madera de acacia recubierta de oro puro (lo cual a su vez simboliza la pureza de la Virgen), sino por contener la Pa - labra escrita; a María la venera- mos, pero más que por la pureza de su Inmaculada Concepción y Virginidad Perpetua, la honra- mos por la Palabra encarnada que concibió, formó dentro de ella y trajo al mundo. Es por todo lo anterior, que María es reconocida como la primera cristiana, lo cual la hace un modelo perfecto a seguir. Al fin y al cabo, esta es precisamente nuestra misión: que Jesús se encarne, crez- ca dentro de nosotros y que lleguemos a traerlo al mundo, un mundo lleno de tinieblas y que tiene sed de la Luz. Más que convincentes discursos humanos de parte de los Após- toles, lo que atrajo al mundo hacia Jesús fue la manera en que se llenos del Espíritu Santo hablaban del Amor Encarnado, Jesús, y se amaban sus seguido- res; y no solamente se amaban entre ellos, sino incluso a quien los perseguía y entregaba a las autoridades para ser triturados como trigo por las bestias. En este momento puedes pensar que suena bien la idea, que tú también quisieras tener esta valentía - el coraje y amor necesario para ser santo - después de todo, el mundo de hoy en día los necesita más, no menos que antes - pero por más que te esfuerzas sigues cayendo en los mismos pecados, sin vis- tas a un próximo cambio. Pero precisamente la Madre puede ser la clave para llegar al Hijo. ¿Por qué por medio de María? Pongamos un ejemplo: si voy al banco a pedir un préstamo, no se me niega porque el banquero sea malo o le falten fondos al ban- co; se me niega porque yo tengo un crédito pésimo al faltar a mis promesas de pagar deudas pasadas. De manera similar, acudir a María es necesario no porque Dios sea malo o le falte nada, sino porque hemos desperdiciado la gracia de Dios a través de nuestras malas acciones. María, siendo la "siempre llena de gracia" (Kecharitomene) viene a abogar por nosotros siendo nuestra "co-signer", nuestro aval, por así decirlo. Esto no es nada nuevo: sabemos que el primer milagro que Jesús realizó fue precisa- mente por intercesión de María (cf. Jn 2). Y al final de su vida te- rrenal Jesús nos dijo, siendo ca- da uno de nosotros "el discípulo amado": "He ahí a tu Madre". Seamos como Juan, quien desde aquella hora la recibió en su casa (cf. Jn 19,26-27). Hay muchas maneras de incrementar tu devoción hacia María en este mes de mayo en que la Iglesia la recuerda de manera especial, y en que celebramos el Día de las Madres, por ejemplo: • Muchas parroquias tienen una coronación de María en este mes: asiste. • Reza el Rosario en familia o en tu grupo, comunidad o movimiento. • Lee meditaciones acerca de la vida de la Virgen o la Letanía de Loreto. ESPIRITUALIDAD TESTIMONIO POR LUIS ÁLVAREZ Por Carmen Elena Villa A Lisa Jiménez y Magdaleno Flores, la asistencia al diplo- mado en el Ministerio de la Familia Hispana en el Centro San Juan Diego el año pasado les cambió la manera de ver el matrimonio – y especialmente su matrimonio. "Fue un volver a abrir los ojos y ver hasta dónde Dios ha hecho una creación divina, perfecta", comparte Lisa". Ver cómo, si se corrompe la institución fami- liar, hay consecuencias gene- racionales que durarán siglos. Comprendí la urgencia de pro- teger y promover la santidad del matrimonio". Y esa comprensión condujo a que estos esposos, que llevan 20 años de casados y tienen cinco hijos, tuvieran la iniciativa de enseñar lo aprendido en su pa- rroquia, Saint John the Baptist en Longmont. "De cada módu- lo del diplomado sacamos una gran riqueza, aprendimos fac- tores importantes para tener un matrimonio fuerte y para ven- cer las pruebas y salir victorio- sos en Cristo Jesús", indica Lisa. "Aprendimos que cuando una pareja llega a buscar un tipo de ayuda espiritual o se- cular es porque ha estado en un promedio de siete años en problemas", señala Lisa. "En ese punto hay muy poco que hacer. Nos parece importante enfocarnos en la prevención de la crisis matrimonial". ¿Cómo nació esta iniciativa? Uno de los requisitos para que las parejas obtengan su grado en el diplomado de Ministerio de la Familia Hispana es desarrollar un proyecto en el que se ponga en práctica lo aprendido. Lisa y Magdaleno vieron fundamental acompañar a otras parejas para que establezcan nuevas formas de comunicación, hablen de temas prácticos en la vida ma- trimonial como son la salud, la nutrición, la comunicación, las finanzas "y siempre honrando el poder de Dios y de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia", comparte Lisa. Así hablaron con el párroco de Saint John the Baptist, el Padre Reinhold Weissbeck, le presenta- ron el proyecto, las herramientas y el material con el que querían trabajar y él los admitió para dar este curso. Estos esposos buscan a otras personas expertas: un contador que les platique sobre el manejo del dinero y un psicólogo que les hable sobre la relación con los hijos adolescentes, entre otros temas. "No nos aferramos a que éste sea nuestro proyecto y por eso buscamos invitar a otros a que nos ayuden con las charlas", comparte Magdaleno. Los frutos Para Lisa Jiménez, las charlas sobre matrimonio ya están dan- do frutos: "Vemos cómo las men- tes y los corazones de muchos participantes están cambiando para bien, están acercándose a la voluntad de Dios y a nuestra santa madre Iglesia". "Muchos matrimonios de los que van al curso no conocían lo suficiente la fe de la Iglesia. Le han ido agarrando el gusto y es- tán bien puntuales los miérco- les", comenta Magdaleno. Algunos de los participantes no están casados por la Iglesia y según cuenta Lisa "ya se han anotado para los cursos pre- matrimoniales que los lleven a santificar su unión y llevarla a la presencia de Dios. Para mi espo- so y para mí esto no tiene precio". Al finalizar cada clase los par- ticipantes se ven agradecidos. Algunos se acercan a Lisa y a Magdaleno para comentarles cómo hace unos meses vivían de manera diferente por ignorar o pasar por alto verdades esen- ciales del matrimonio o por no tener en cuenta algunos consejos para vivir mejor en pareja y en familia. Para Lisa, este diplomado le ha permitido adquirir "herra- mientas invaluables de cómo ser agentes de cambio. A veces creemos que ayudar significa dar cosas tangibles, pero aquí la po- breza espiritual supera a la eco- nómica. Muchos matrimonios están sufriendo o no saben de la gracia santificante que les da el sacramento, que es invisible pero poderosa". Y comparte el mejor fruto que ha dado este curso: "Vemos que los participantes están ganan- do en su camino a la santidad y las nuevas generaciones serán cambiadas por su decisión de santificar su matrimonio". Esposos comparten lo aprendido sobre la familia FOTO DE RYAN SEEMAN Asistentes al curso de familia en la parroquia Saint John the Baptist en Logmont, que ofrecen los esposos Lisa Jiménez y Magdaleno Flores