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EL PUEBLO CATÓLICO MAYO 2016 2 La invitación del Papa a las familias–Vivan el Evangelio Por Arzobispo Samuel J. Aquila E l pasado 8 de abril publiqué un comunicado diciendo que estudiaría la exhorta- ción apostólica del Papa Francis- co "Amoris Laetitia" o "La alegría del amor". Conforme la he leído, me ha llamado la atención su íntima percepción de la belleza del matrimonio en las Escritu- ras, del deseo que tiene la gente de vivir el matrimonio cristiano, de las luchas de la vida familiar moderna y, fi nalmente, su profun- do deseo de renovar el matrimonio a la luz del Evangelio. Más allá de cualquiera de los debates que han sur- gido acerca de la exhortación, promover dicha renovación parece ser el mensaje esen- cial del Papa. El Papa Francisco abarca un terreno muy grande en las más de 250 páginas de la "Amoris Laetitia". Exhorta a la gente a leerla cuidadosa y pacientemen- te. Empieza con una refl exión sobre la naturaleza y el don del matrimonio que encontramos en la Palabra de Dios, y de ahí procede a un análisis de la situación actual del matrimonio, de las razones por las cuales muchos jóvenes están aleján- dose del matrimonio y de como muchos matrimonios están ex- perimentando difi cultades, y de lo que está sucediendo en la ley conyugal alrededor del mundo. Según la evaluación de los Padres Sinodales y del Papa, la raíz principal de estos cambios se encuentra en una cultura individualista que promueve el egocentrismo y la falta de gene- rosidad o de auto-sacrifi cio por los demás. Esto resulta en una experiencia que escucho muy a menudo. Los Padres Sinodales la describieron como "soledad, fruto de la ausencia de Dios en la vida de una persona y de la fra- gilidad de las relaciones" (AL, 43). Esta moderna orientación egocéntrica de "primero yo" quiebra las relaciones inter- personales en el momento en que se ven como una carga o como poco útiles. Esta visión del mundo, por su parte, fomenta actitudes relativistas que hieren relaciones, especialmente el matrimonio y la vida familiar – el componente fundamental de la sociedad. El relativismo convence a la gente de que nada es universalmente verdadero. El Santo Padre ve esta creencia como algo que promueve varias fuerzas destructivas, incluyendo la "desconstrucción jurídica de la familia", el fracaso por ayudar a los más vulnerables y el trata- miento inequitativo a la mujer (cf. AL, 53, 47, 54). Una vez ofrecido este análisis cultural, el Papa Francisco em- plea el capítulo 3 para presentar el magisterio de la Iglesia sobre el matrimonio, fundamentán- dose en las enseñanzas de sus predecesores. En el capítulo 4, el Santo Padre ofrece a las familias del mundo un estudio bíblico sobre 1 Corintios 13, la famosa refl exión de San Pablo sobre el amor. Como muchos otros han dicho, esta refl exión es hermosa y contiene varias perspectivas inspiradas que pueden profundizar en la vida de fe de cada miem- bro de la familia. Yo exhorto a toda pareja de casados a leer juntos el capítulo 4. En los siguientes tres capítulos, el Papa examina el rol del amor en la familia. En el capítulo 5 refl exiona sobre el don de los hijos. En el capítulo 6 ofrece maneras de mejorar la prepara- ción pre-matrimonial de parejas comprometidas para casarse, el apoyo necesario en los prime- ros años y cómo acompañar a los divorciados y a los padres solteros. En el capítulo 7 se habla sobre la necesidad de proveer para los niños una educación ci- mentada en nuestra Fe Católica así como de formar sus corazo- nes de manera que puedan vivir su vida en Cristo conforme a la moral y la ética. El capítulo 8 es el que ha generado mayor discusión entre teólogos, en blogs y en los medios. Estudiosos y fi eles han estado analizando este capítulo que aborda el tema de la ayuda a personas que han vivido un divorcio u otras tragedias en sus matrimonios, alcanzando interpretaciones dispares. Este fenómeno muestra una debili- dad en este capítulo: una falta de precisión en el lenguaje usado que podría ser utilizada para erróneamente justifi car una conducta pecaminosa. Sin embargo, sería un error entender este capítulo como una ruptura con las enseñan- zas de la Iglesia, equiparando el espíritu compasivo del Papa con una licencia para ignorar la verdad. La manera correcta de interpretarlo es en continui- dad con previas enseñanzas magisteriales, especialmente del Concilio Vaticano II y de la exhortación apostólica "Fami- liaris Consortio" del Papa Juan Pablo II. El capítulo 8 ofrece una explicación de una posible vía para acompañar a la gente en su peregrinar de la esclavitud del pecado a la libertad de los hijos de Dios. El Santo Padre primero habla de la conciencia y dice que debe ser formada, no reemplazada (cf. AL, 37). En virtud de este principio, los pastores deben presentar la verdad sobre el matrimonio de una manera amorosa y transformadora, em- pezando con una introducción al amor salvífi co de Cristo, en lugar de empezar asentando las normas. Este tipo de encuentro hace surgir el necesario diálogo pastoral y conduce a una aper- tura en la gente al Evangelio del matrimonio en su plenitud (cf. AL, 293, 297). El Papa Francisco también habla de la importancia de que las verdades morales no sean vistas como un "mero ideal que se puede alcanzar en el futuro" (FC, 34; cf. AL, 295, 300). Claramente el Papa declara que "si alguien ostenta un pecado objetivo… [esa persona] necesi- ta volver a escuchar el anuncio del Evangelio y la invitación a la conversión" (AL, 297). El dis- cernimiento que acompaña al débil "no podrá jamás prescindir de las exigencias de verdad y de caridad del Evangelio propuesto por la Iglesia" (AL, 300; énfasis añadido). Un ejemplo donde estos prin- cipios se aplican es el caso de parejas divorciadas y vueltas a casar. Es posible que una perso- na objetivamente haya cometi- do un pecado, pero que no sea culpable ya sea por una falta de conocimiento sobre la enseñan- za de la Iglesia o debido a otros factores atenuantes. Yo mismo lo he visto trabajando con personas divorciadas y vueltas a casar y con jóvenes que, sin culpa alguna, no conocen ni a Cristo ni el Evangelio, ni saben por qué la Iglesia enseña lo que enseña. He conocido a jóvenes que han compartido conmigo su experiencia de haber ido a un sacerdote que le ha dicho que una conducta es perfectamente permisible, mientras otro sacer- dote le ha dicho que es pecado. El Papa Francisco recuerda a obispos y sacerdotes que en estas situaciones es importante tomar una postura pastoral, empezando con la persona en su situación actual, llevándola a la verdad como lo hizo Jesús con la mujer samaritana. Solo en una conversación cara a cara, con paciencia, amor, misericor- dia y verdad podrán el corazón y la conciencia levantarse para abrazar la verdad en caridad y escuchar la voz de Dios. Pocos sacerdotes y obispos podrían argüir contra este tipo de aproxi- mación pastoral en situaciones difíciles. Al mismo tiempo, ningún sacerdote ni obispo puede aprobar el pecado pues, como el Señor nos ha dicho, "Si me aman, obedecerán mis manda- mientos" (Jn. 14, 15). Más aún, la apropiada formación de la conciencia siempre ha de estar guiada por las Sagradas Escri- turas y por el Catecismo de la Iglesia Católica, midiendo la voz que se ha escuchado con la voz de Dios encontrada en la divina revelación y en las enseñanzas de la Iglesia. Los estudiosos sin duda de- batirán el signifi cado de algunos aspectos de esta exhortación apostólica, y con razón. Pero en medio de los debates, les ruego encarecidamente que imiten a Santa Teresa de Ávila quien dijo: "Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa: Dios no se muda". El mundo tiene una imperiosa necesidad del hermoso y edi- fi cante testimonio de fi delidad matrimonial. Veo que esto es vivido hoy día por parejas de jóvenes que han sido formados a través de su encuentro personal con Jesucristo, su amor por el Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia y gracias a un corazón abierto a la vida sacramental de la Iglesia, especialmente a la Eucaristía y la Reconciliación, sacramentos que sostienen su amor conyugal. La búsqueda incesante de relaciones nuevas y diferentes es una señal de la verdadera hambre que tiene la gente de comunión con el amor trinitario para el cual fueron creados. Este anhelo sólo puede ser saciado con una auténtico y total don de sí a Cristo y en un matrimonio sacramental abierto al fruto de los hijos. Que la efusión de los dones del Espíritu Santo y un re- novado compromiso de la Igle- sia por traer el amor y la verdad de Cristo a las familias lleven a cumplimiento este anhelo. POR EL EXMO. MONSEÑOR SAMUEL J. AQUILA El Pueblo C A T Ó L I C O El Pueblo Católico (USPS 024-042 / ISSN 1936-1122) is published monthly by the Archdiocese of Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, and printed by Prairie Mountain Publishing, LLP in Boulder. Periodical postage is paid in Denver, CO. Subscriptions: $ 12 a year in Colorado, $ 16 per year out of state. Postmaster, send address changes to: El Pueblo Católico, Circulation Dept., 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210. Directora General: Martha Fernández-Sardina Editora: Carmen Elena Villa EL PUEBLO CATÓLICO, periódico en español de la Arquidiócesis de Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, Teléfono 303-715-3219, Fax 303-715-2045, E-mail: elpueblo@archden.org FOTO DE ANDY DEAN/ADOBE STOCK

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