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EL PUEBLO CATÓLICO FEBRERO 2016 2 La vida pende de un hilo E l mes pasado, cerca de 4 mil personas se congregaron en el edifi cio del Capitolio de Colorado, para alentar a nues- tro estado a proteger la vida en todas sus etapas. Fue hermoso poder ver a tanta gente dispues- ta a alzarse en defensa de los más vulnerables –ya sea por los niños no nacidos o por aquellos que enfrentan con valentía una enfermedad terminal. Durante su pontifi cado, el Papa Francisco ha hablado de la "cultura del descarte", que se ha convertido en un mo- do no solo de aproximarnos a las cosas, sino también a las personas. En la audiencia general del 4 de marzo de 2015, señaló que "una cultura de la ganancia insiste en presentar a los ancianos como un peso, un «estorbo». No sólo no produ- cen, piensa esta cultura, sino que son una carga: en defi ni- tiva, ¿cuál es el resultado de pensar así? Se descartan. Es feo ver a los ancianos descartados, es pecado. No se dice abierta- mente, pero se hace". Esta aproximación, con un afán de lucro es aparente en casos como el de Barbara Wagner o Randy Stroup. Ambas personas recibieron cartas del plan de sa- lud controlado por el estado de Oregón, en las que señalaban que no cubrirían el costo de me- dicinas para el tratamiento del cáncer, pero sí podrían pagar por un suicidio asistido. La misma actitud está detrás de la presión para matar a los no nacidos, a los disca- pacitados, y a todos aquellos que están sufriendo- incluso cuando se hace en nombre de la misericordia ¡Cuántas veces hemos escuchado el argumen- to: 'Este niño será discapacita- do, deberíamos abortarlo'; o, 'Esta anciana está sufriendo de un cáncer terminal y se siente que es una carga para su fami- lia. Deberíamos permitirle que termine con su vida'! San Juan Pablo II de manera muy aguda señaló otro aspecto de la cultura del descarte en su encíclica Evangelium Vitae, donde dijo que la mentalidad que está detrás del aborto involucra una "mentalidad he- donista" que es "irresponsable respecto a la sexualidad" y ve la procreación como "un obstá- culo al desarrollo de la propia personalidad" (Cf. EV, 13). En otras palabras, la cultura del descarte está motivada por una mentalidad que es tan ego- céntrica como centrada en la ganancia, y la consecuencia de esto es que todo sufrimiento es visto como un obstáculo para la verdadera realización. Lo mismo puede decirse de los argumentos presenta- dos por aquellos que buscan legalizar el suicidio asistido. En nombre de una falsa compren- sión de la libertad y "la muerte con dignidad", abogados y lobistas argumentan que cier- tas circunstancias signifi can que la vida ha perdido su valor. Al parecer, creen que algunas discapacidades o tipos de sufrimiento impiden el camino de la plena realización y que la solución por ende es terminar con la vida de la persona. El Papa Francisco ha dicho con razón que el miedo a ser frágiles y vulnerables es la fuerza impulsora detrás de este argumento, no el deseo de libertad o dignidad verdadera. Como católicos, sabemos que la verdadera dignidad viene de nuestra condición de hijos de Dios Padre y que ningún sufrimiento, discapacidad o cir- cunstancias puede quitárnosla. También podemos ver que esto es verdadero desde un ni- vel puramente humano, ya que cada uno de nosotros puede pensar en algún momento en el que el sufrimiento de algún modo nos ha hecho más fuertes y mejores perso nas. Esta misma verdad se puede comprobar al ver el sufrimiento ante la muerte, aquellos momentos fi nales cuando Dios es capaz de purifi carnos y prepararnos para nuestro juicio fi nal. Mientras los legisladores consideran los proyectos de ley de la Casa de Representantes 1054 y del Senado 25- estos dos proyectos que buscan legalizar el suicidio asistido- les exhor- to a pensar en lo que puede ocurrir a nuestro estado si se adopta la cultura del descarte. En Colorado nos enorgullece- mos de ser gente acogedora, hospitalaria, y solícita, pero si estos proyectos de ley se convierten en leyes, estaremos diciendo que algunos tipos de vidas pueden ser descartadas. Durante la audiencia del 4 de marzo, el Papa Francisco habló de la gravedad de esta decisión al decir: "Un poco frágiles somos todos los an- cianos. Algunos, sin embargo, son especialmente débiles, muchos están solos y con el peso de la enfermedad...¿Los abandonaremos a su destino? Una sociedad sin proximidad, donde la gratuidad y el afecto sin contrapartida —incluso entre desconocidos— van des- apareciendo, es una sociedad perversa". El Colorado que yo conozco es un lugar que consuela al POR EL EXMO. MONSEÑOR SAMUEL J. AQUILA El Pueblo C A T Ó L I C O El Pueblo Católico (USPS 024-042 / ISSN 1936-1122) is published monthly by the Archdiocese of Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, and printed by Signature Offset in Denver. Periodical postage is paid in Denver, CO. Subscriptions: $ 12 a year in Colorado, $ 16 per year out of state. Postmaster, send address changes to: El Pueblo Católico, Circulation Dept., 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210. Directora General: Karna Swanson Editora interina: Carmen Elena Villa EL PUEBLO CATÓLICO, periódico en español de la Arquidiócesis de Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, Teléfono 303-715-3219, Fax 303-715-2045, E-mail: elpueblo@archden.org Por Carmen Elena Villa Fieles de la Arquidiócesis de Denver se preparan para viajar por tierra a Ciudad Juárez, último destino del Papa Francisco en su visita a México, que se realizará del 12 al 18 de febrero. El diácono Arturo Araiza, quien sirve en la parroquia Saint Anthony of Padua en Denver, tan pronto supo que el Papa visitaría Ciudad Juárez, tuvo la iniciativa de organizar un viaje en bus a es- ta ciudad, limítrofe con Estados Unidos. "Le comenté la idea a mi esposa, hablé con mi párroco y llamé a una empresa de bus", dijo el diácono, en diálogo con El Pueblo Católico. Así, dieron el aviso después de Misa, tuvieron una reunión el lunes con los in- teresados en viajar, "y llegaron 45 personas; todos se anotaron. Ahora vamos 56", cuenta Arturo. Los peregrinos viajarán el mar- tes 16 de febrero; el 17 estarán en Ciudad Juárez en los eventos pre- sididos por el Papa y esa misma noche partirán para Denver de regreso. "El día antes de viajar va- mos a hacer una liturgia peniten- cial para confesarnos", comparte el diácono. "En el bus queremos ver películas de santos, para pre- pararnos y tener ese pedacito de esperanza". El diácono Arturo, original de Ciudad Juárez, está en per- manente comunicación con su familia y amigos en su ciudad natal: "Lo están esperando para escuchar el mensaje de esperan- za y amor (…) ellos saben que el Papa les va a llenar el corazón de alegría", comparte Arturo y agrega que "los preparativos ya empezaron, están en un conteo regresivo. A mi hermana le tocó la gracia de ir a servir en la Misa que celebrará el Papa. Le va a to- car estar a 300 metros y le dieron un curso de primeros auxilios". Pero según la hermana, "los pri- meros auxilios los vamos a nece- sitar más bien nosotros". "Conozco a mucha gente de Denver que viene del estado de Chihuahua y queremos oír el mensaje de esperanza y de amor del Papa", indica el diácono. "Aun- que no lo veamos pasar ni este- mos cerca de él, con el simple he- cho de escuchar su mensaje, creo que será sufi ciente", aseguró. Otros peregrinos Carolina Peña, junto con su esposo Omar y sus hijos de 11 y 8 años hacen parte de los peregri- nos que viajan desde Denver a Ciudad Juárez. "Quiero que mis hijos sepan lo que es una pere- grinación", indica Carolina. "Va a ser un camino muy largo, ellos no han tenido esas experiencias, pero será un poco como el cami- nar que hizo Jesús en el Calvario. Vamos a dormir en el bus pero con esto queremos hacerles ver que primero está el amor de Dios", dice la madre de familia. Otro de los peregrinos es José Manuel Hernández y viajará jun- to con su esposa, quien actual- mente padece de algunos pro- blemas de salud. "La fe mueve montañas y espero que esta visi- ta le ayude a recuperarse", indicó esperanzado José Manuel, quien tiene una admiración especial hacia el actual Pontífi ce: "Des- de pequeño me identifi qué con San Francisco de Asís y cuando Bergoglio fue nombrado Papa y anunció que iba a tomar el nom- bre de Francisco, me llené de mucha alegría". Algunos fi eles de la parroquia Saint Catherine of Siena de Den- ver también están organizando el viaje por tierra a Ciudad Juárez. Tal es el caso de Mayela Cossio, quien viajará en su carro con su hija, sus nietas y una amiga. Tam- bién viajará el padre Luc-Marie Vaillant, C.B., encargado de la comunidad hispana de su parro- quia. De camino a México visita- rán el santuario de Chimayó en Santa Fe, Nuevo México. "Tengo mucha esperanza de que con la visita del Papa se componga Ciu- dad Juárez. Han habido muchos muertos, y en especial muchas mujeres muertas de manera vio- lenta. Siempre estoy pidiendo a Dios por ellos. Espero que esta ciudad quede bendecida con su presencia", compartió Mayela. Cruzarán la frontera para ver al Papa DANIEL IBAÑEZ /CNA Sacerdotes mexicanos en la Plaza de San Pedro, esperando saludar al Papa Francisco durante una audiencia general. ¿SABÍAS QUE? México cuenta con casi 93 millones de católicos, 93 diócesis, 5 cardenales y 170 obispos, según los datos ofre- cidos por Instituto Nacional de Estadística y Geografía INEGI. Son solo siete países los que han recibido a san Juan Pablo II, Benedicto XVI y a Francis- co. Estos son: Brasil, Estados Unidos, Cuba, Francia, Turquía, Israel y Jordania, y a partir de este mes, se sumará México. El número de días que han permanecido en México, tanto san Juan Pablo II como Benedicto XVI suman 27; a esto habría que agregar los días de viaje del Papa Francis- co que serán seis más, lo que dará un total de 33 días. Los estados que han sido visitados en México son: Distrito Federal, Estado de México, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Puebla, Jalisco, Nuevo León, Chiapas, Oaxaca, Tabasco, Veracruz, Yucatán y Zacatecas. Continúa en la Página 19

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