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EL PUEBLO CATÓLICO MAYO 2015 3 TU IGLESIA TE RESPONDE El Pueblo Católico (USPS 024-042 / ISSN 1936-1122) is published monthly by the Archdiocese of Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, and printed by Signature Offset in Denver. Periodical postage is paid in Denver, CO. Subscriptions: $ 12 a year in Colorado, $ 16 per year out of state. Postmaster, send address changes to: El Pueblo Católico, Circulation Dept., 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210. Villa de la CO 80210, fiesta Por Carmen Elena Villa El Papa Francisco publicó el pasado 11 de abril la bula Mi- sericordiae Vulutus, para con- vocar al Jubileo Extraordinario de la Misericordia que comen- zará el 8 de diciembre y que tendrá como lema la frase "mi- sericordiosos como el Padre". La bula es un documento papal que expresa decisiones importantes como doctrinas, sentencias de canonización, reglamentos de disciplina eclesiástica, años jubilares, en- tre otros. El Papa ha querido convocar al Año de la Misericordia en un mundo que es testigo de có- mo "la experiencia del perdón se desvanece cada vez más". Y advierte que sin el perdón solo puede existir "una vida infe- cunda, estéril, como si viviese un desierto desolado". Por ello el Pontífice exhortó a cada comunidad cristiana a ser un "oasis de misericordia". También invitó a los católicos a hacer una peregrinación a algún santuario, como repre- sentación de que nuestra vida es "una meta por alcanzar" la cual requiere de "compromiso y sacrificio". Enemigos de la misericordia En su bula, el Papa señala las actitudes contrarias a la mise- ricordia, en las cuales muchas veces caemos los cristianos. La primera es la visión justiciera contra los de- más. "¡Cuánto mal hacen las palabras cuando están motivadas por sentimientos de celos y envidia!", señala. "Hablar mal del propio her- mano en su ausencia equiva- le a exponerlo al descrédito, a comprometer su reputación y a dejarlo a merced del chisme", indica el Papa, quien además invita a todos los cristianos a "saber percibir lo bueno que hay en cada persona y no per - mitir que deba sufrir por nues- tro juicio parcial y por nuestra presunción de saberlo todo". Otra actitud que va en con- tra de la misericordia es la in- diferencia, "que humilla en la habitualidad, que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destruye" y exhorta a todos los cristianos a abrir los ojos para "mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dig- nidad" para poder "escuchar su grito de auxilio". Por ello el Papa invita a mirar a cada uno de los "más peque- ños" en quienes "está presente Cristo mismo". La avaricia también es otro enemigo de la misericordia y con ella viene la corrupción que "destruye los proyectos de los débiles y oprime a los más pobres", un mal que va anidándose "en gestos cotidia- nos" para después expandirse a "escándalos públicos". "La corrupción es una obstinación en el pecado, que pretende sustituir a Dios con la ilusión del dinero y el poder". "¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida!", dice el Papa a los corruptos. "Basta so- lamente que acojáis la llamada a la conversión y os sometáis a la justicia mientras la Iglesia os ofrece misericordia", indica. Misericordia y justicia El Papa reitera que la mise- ricordia no se opone a la jus- ticia, e indica que la justicia es dar a cada quien lo que le es debido pero advierte el peligro de "caer en el legalismo, falsifi- cando su sentido originario y oscureciendo el profundo va- lor que la justicia tiene". ¿Qué novedad trae Cristo a la justicia de Dios? Que ahora se convierte "en la liberación para cuantos están oprimidos por la esclavitud del pecado y sus consecuencias. La justicia de Dios es su perdón", luego dice. "Si Dios se detuviera en la justicia dejaría de ser Dios. (…) Sería como todos los hombres que invocan el respeto por la ley" por la actitud justiciera resulta contraproducente y se corre el riesgo de "destruir la justicia". Así el Papa invita a acoger el amor de Dios, quien "nunca se cansa de destrabar la puerta de su corazón para repetir que nos ama y quie- re compartir con nosotros su vida". E l Papa Francisco anunció el pasado 13 de marzo en la Basílica de San Pedro la celebración de un Jubileo de la Misericordia, un Año Santo extraordinario. El Jubileo de la Misericordia busca resaltar la importancia y la continuidad del Concilio Vaticano II, que concluyó hace 50 años. La misericordia es uno de los temas más importantes en el pontificado del Papa Fran- cisco quien ya como obispo escogió como lema propio "miserando atque eligendo", que puede traducirse como "Lo miró con misericordia y lo eligió" o "Amándolo lo eligió". En este año santo extraordi- nario, el Papa Francisco ofrece a los fieles católicos la posibili- dad de obtener la indulgencia plenaria. Esto es lo que dice el Cate- cismo de la Iglesia Católica sobre las indulgencias: "1471 La doctrina y la práctica de las indulgencias en la Iglesia están estrechamente ligadas a los efectos del sacramento de la Penitencia". "La indulgencia es la re- misión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por me- diación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos" (Pablo VI, Const. ap. Indulgentiarum doctrina, normas 1). "La indulgencia es parcial o plenaria según libere de la pena temporal debida por los pecados en parte o totalmen- te" (Indulgentiarum doctrina, normas 2). "Todo fiel puede lucrar para sí mismo o aplicar por los difuntos, a manera de sufragio, las indulgencias tan- to parciales como plenarias" (CIC can 994). 1472 Para entender es- ta doctrina y esta práctica de la Iglesia es preciso recordar que el pecado tiene una doble consecuencia. El pecado grave nos priva de la comunión con Dios y por ello nos hace incapaces de la vida eterna, cuya privación se llama la "pena eterna" del pecado. Por otra parte, todo pecado, incluso venial, entra- ña apego desordenado a las criaturas que es necesario pu- rificar, sea aquí abajo, sea des- pués de la muerte, en el estado que se llama Purgatorio. Esta purificación libera de lo que se llama la "pena temporal" del pecado. Estas dos penas no deben ser concebidas como una especie de venganza, infli - gida por Dios desde el exterior, sino como algo que brota de la naturaleza misma del pecado. Una conversión que procede de una ferviente caridad pue- de llegar a la total purificación del pecador, de modo que no subsistiría ninguna pena (cf Concilio de Trento: DS 1712- 13; 1820). 1473 El perdón del pecado y la res- tauración de la comunión con Dios entrañan la remisión de las penas eternas del pecado. Pero las penas temporales del pecado permanecen. El cristiano debe esforzarse, soportando pacientemente los sufrimientos y las pruebas de toda clase y llegado el día, en- frentándose serenamente con la muerte, por aceptar como una gracia estas penas tempo- rales del pecado; debe aplicar- se, tanto mediante las obras de misericordia y de caridad, como mediante la oración y las distintas prácticas de peni- tencia, a despojarse completa - mente del "hombre viejo" y a revestirse del "hombre nuevo" (cf. Ef 4,24)". Para aprovechar las indul- gencias, tanto plenarias como parciales, es preciso que, al menos antes de cumplir las últimas exigencias de la indul- gencia, el fiel se halle en esta- do de gracia, es decir, que no tenga ningún pecado mortal sin haber confesado. La indulgencia plenaria solo se puede obtener una vez al día. Pero para conseguirla, además del estado de gracia, es necesario que el fiel tenga la disposición interior de un desapego total del pecado, incluso venial; se confiese de sus pecados; reciba la sagrada Eucaristía (ciertamente, es mejor recibirla participando en la santa misa, pero para la indulgencia sólo es necesa- ria la sagrada Comunión); y ore según las intenciones del Romano Pontífice. Las indulgencias siempre son aplicables o a sí mismos o a las almas de los difuntos, pe- ro no son aplicables a otras personas vivas en la tierra. Agradecemos a Monseñor Jorge de los Santos por cola- borar con estas respuestas. Si tienes alguna pregunta o inquietud en tu fe, puedes es- cribir a elpueblo@archden.org , con el asunto TU IGLESIA TE RESPONDE. También puedes llamarnos al 303 715 32 19. La misericordia es amiga de la justicia ¿Qué es la indulgencia plenaria? OBRAS DE MISERICORDIA CORPORALES: • Dar de comer al hambriento • Dar de beber al sediento • Vestir al desnudo • Acoger al forastero • Asistir a los enfermos • Visitar a los presos • Enterrar a los muertos OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUALES: • Dar consejo al que lo necesita • Enseñar al que no sabe • Corregir al que yerra • Consolar al triste • Perdonar las ofensas • Soportar con paciencia a las personas molestas • Rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. FOTO DE L´OSSERVATORE ROMANO/ CNA El Papa Francisco publicó la bula Misericordiae vultus con oca- sión de la convocatoria del Jubileo de la Misericordia.

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