elpueblocatolico

EPC - Agosto 2013

Issue link: https://elpueblocatolico.uberflip.com/i/377689

Contents of this Issue

Navigation

Page 2 of 19

EL PUEBLO CATÓLICO AGOSTO 2013 3 Por Mariana de Lama La luz de la Fe es el nombre en español de la primera encíclica del Papa Francisco. Ella cuenta con una Introducción y 4 capí- tulos, así como una oración fi - nal dedicada a María, la Madre de la Fe. Además, en el documento papal se ven desarrollados 12 temas fundamentales: 1 El hombre es un ser religio- so; este dato es imprescin- dible para que podamos acoger en nuestro corazón el don de la fe, como don precioso que vie- ne de lo alto. 2 La fe es un don gratuito que Dios nos da. Sin ella, sin la comunión previa con Dios, la vida cotidiana se desarrolla en la obscuridad y el hombre vive en tinieblas. 3 La cultura de muerte en la que estamos inmersos lleva al hombre a olvidar la fe en Dios y lo convierte en un idólatra. 4 La fe en Dios a lo largo de la historia de la salvación es presentada como un acto de confi anza profunda en el Pa- dre. Dos grandes testimonios de ello son Abraham y María Santísima. 5 La fe es una gracia que se celebra en familia, en co- munidad, en amistad, nunca de manera aislada. 6 La familia es la principal transmisora de la fe. 7 La fe es la luz del amor que Dios da a los corazones, para transformarlos y vivir con esperanza. 8 Esta luz no es ilusoria o una invención del hombre, es real y se descubre de manera progresiva. 9 Sin la fe no hay conversión ni cambio posible. 10 No hay oposición en- tre fe y razón. Son fuentes de conocimiento complementarios. 11 La fe nos hace fuer- tes en medio de las tribulaciones. 12 La Virgen María es quien custodia y educa nuestra fe. Ella es la bienaventurada que ha creído. TU IGLESIA TE RESPONDE El Pueblo Católico (USPS 024-042 / ISSN 1936-1122) is published monthly by the Archdiocese of Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, and printed by Signature Offset in Colorado Springs. Periodical postage is paid in Denver, CO. Subscriptions: $ 12 a year in Colorado, $ 16 per year out of state. Postmaster, send address changes to: El Pueblo Católico, Circulation Dept., 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210. No son pocas las personas que creen que el celibato es un invento o una imposición de la Iglesia Católica. Esto no es verdad. El celibato es una voca- ción y un llamado que el Señor Jesús hace, sólo a algunos, para que lo sigan con un corazón indiviso y entreguen su vida por entero al servicio de Dios y los demás. La Iglesia, fi el a las enseñan- zas de Dios, se mantiene fi rme en ellas, más allá de la popu- laridad o impopularidad que ello implique. Mons. Jorge De los Santos, Vicario del Minis- terio Hispano, nos ayuda a comprender este tema. E n la Biblia Jesucristo dice "Porque hay eunu- cos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos hechos por los hombres, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos" (Mt 19, 12). Luego San Pablo afi rma: "El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado se preocupa de las cosas del mundo; está por tanto dividido" (1Cor 7, 32); en aquel tiempo el único estado de vida conocido era el matrimonio. Estos textos dan "el espíritu" que late tras el celibato sacer- dotal. En estos pasajes se ve que se trata de una vocación de Dios, en vistas al Reino de Dios y que, sólo sin razonar, puede alguien rápidamente afi rmar que "es un invento de la Iglesia"; en efecto, más allá de la disciplina eclesiás- tica -que puede cambiar y de hecho fue cambiando con el paso del tiempo-, queda- rán siempre en pie las claras palabras del apóstol: "el célibe se ocupa de los asuntos del Se- ñor…, mientras que el casado de los asuntos del mundo… y está dividido". Si perdemos de vista estos textos, perdemos el centro de la cuestión. Los rabinos -maestros judíos- enseñaban que el hombre, si no se casaba, estaba incompleto. Pero ya desde el Antiguo Testamento algunos hombres como Elías y Jeremías prefi rieron ser célibes. Jesús dijo que si uno puede aceptar el celibato por el Reino, debe hacerlo; y San Pablo escribió que ésta era la mejor manera para aquellos dedicados al Reino. Ambos vivieron esta total dedica- ción a la voluntad del Padre para la salvación de las almas. Por tanto, no causó sorpresa que, con el tiempo, la Iglesia discerniera que esta gracia del celibato, dada por Dios -el único que puede dar este regalo-, conjuntamente con el deseo de servir a Dios y a su pueblo, era una indicación de la vocación al sacerdocio. Esto no fue siempre requisito de la Iglesia en todas partes, pero casi inmediatamente en la his- toria encontramos que es muy recomendado y hasta exigido en algunos lugares. A los sacerdotes Católicos de Rito Latino por los últimos 1000 años se les ha requerido el celibato; las Iglesias Cató- licas Orientales no lo exigen. Sin embargo en el caso de los Obispos, tanto en la Iglesia Católica como en la Ortodoxa, todos tienen que ser célibes. Ellos representan a Cristo en la diócesis y la esposa de Cristo es la Iglesia (Ef 5, 21- 33). Así que es perfectamente apropiado que los Obispos no se casen nunca y de la misma manera tampoco los sacerdo- tes, aunque en algunas tradi- ciones se les permita casarse, antes de ser ordenados. Es verdad que la práctica de la Iglesia durante los prime- ros siglos admitía candidatos casados a las Órdenes sagra- das, siempre y cuando diesen testimonio de un matrimonio vivido de manera irreprensi- ble. Además, es obvio que al comienzo de la predicación cristiana, cuando el celibato no era un estado admitido en la sociedad, los apóstoles no esperaban encontrar hombres célibes en número sufi ciente para regir las numerosas co- munidades cristianas que iban surgiendo, pues simplemente no los había; y no se podía pensar que la recomendación de Pablo de que el servidor sea célibe, fuese inmediatamente aceptada y practicada en toda la Iglesia. Fue en el siglo IV cuando algunas leyes empezaron a exigir el celibato sacerdotal entre diócesis de rito latino: esto se hizo manifi esto en el Concilio de Elvira; se reiteró en el Concilio de Letrán I en 1123, aunque dicha regulación no fue seguida de manera estricta. Finalmente, en el Concilio de Trento (1545- 1563) se estableció de manera defi nitiva el celibato sacerdo- tal obligatorio, tal como se lo conoce en la actualidad; esto también fue en respuesta a la Reforma protestante que permitía, e incluso promovía, el matrimonio de los sacerdo- tes, al tiempo que suprimía las órdenes religiosas y sus votos. Por todo lo dicho, la Igle- sia entiende que el celibato sacerdotal es un verdadero don de Dios y que hay que preservarlo. ¿Por qué los sacerdotes no se casan? Francisco: La Luz de la Fe FOTO PROVISTA Oración para crecer en la Fe del Papa Francisco ¡Madre, ayuda nuestra fe! Abre nuestro oído a la Palabra, para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada. Aviva en nosotros el deseo de seguir sus pasos, salien- do de nuestra tierra y confi ando en su promesa. Ayúdanos a dejarnos tocar por su amor, para que poda- mos tocarlo en la fe. Ayúdanos a fi arnos plenamente de Él, a creer en su amor, sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz, cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar. Siembra en nuestra fe la alegría del Resucitado. Recuérdanos que quien cree no está nunca solo. Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús, para que Él sea luz en nuestro camino. Y que esta luz de la fe crezca continuamente en noso- tros, hasta que llegue el día sin ocaso, que es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor. Encíclica Lumen Fidei 12 temas de la Encíclica ¿Qué es una Encíclica? Las encíclicas son cartas solemnes sobre asuntos de la Iglesia o determina- dos puntos de la doctrina católica, dirigidas por el Papa a los obispos y fi eles católicos de todo el mundo. Tienen su origen en las epístolas del Nuevo Testamento y es el docu- mento más importante que escribe un Papa. Suele estar redactada en latín, el idioma ofi cial de la Santa Sede, y traducida a las principales lenguas del mundo. Su título se toma de las primeras pa- labras del documento. Lumen Fidei se dio a conocer a cuatro meses de iniciado el pontifi cado de Francisco, considerado todo un récord, teniendo en cuenta que la primera encíclica de Benedicto XVI Deus caritas est, fue publicada ocho meses después de su elección; mientras que la primera encíclica de Juan Pablo II, Redemptor Hominis, fue publicada cinco meses después de ser elegido.

Articles in this issue

Archives of this issue

view archives of elpueblocatolico - EPC - Agosto 2013