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EPC - Octubre 2013

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EL PUEBLO CATÓLICO OCTUBRE 2013 2 Los no nacidos necesitan nuestras oraciones y ayuno Todos hemos sabido de las devastadoras inundaciones ocurridas en Colorado. Muchas de nuestras parroquias y con- ciudadanos han sido afectados por la pérdida de vidas, casas y propiedades. Caridades Católi- cas en Denver está atendiendo a aquellos en necesidad. Los exhorto a rezar por todos los que han sido afectados por las inundaciones. A fi nales de agosto, 160 per- sonas de diferentes lugares de la Arquidiócesis, experimenta- ron en primera persona, el po- der de la oración. Fue durante la peregrinación a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en México, organizada por la Arquidiócesis. Fue una peregri- nación por el Año de la Fe, y la fe de los que fueron creció. Mu- chos hablan de las gracias reci- bidas, las misas y los momentos de oración. Ante las consecuencias de las inundaciones, invito a todos a acudir a Nues- tra Señora de Guada- lupe; pidámosle por protección y paz, por- que así como le dijo a San Juan Diego, ella es nuestra madre. Hay otro evento, acá en la Arquidióce- sis, que tam- bién tenemos que encomen- dar a Nues- tra Señora de Guadalupe, porque es la patro- na de los no nacidos. Desde el 25 de septiembre, gente comprometida para ter- minar con el fl agelo del aborto, inició la campaña "40 Días por la Vida". Ésta comenzó con una vigilia, en las afueras de la clí- nica abortista Planned Paren- thood, ubicada en la Ave. 38 y la calle Pontiac, en Denver. Creo que podemos aprender del poder de la oración en estas vigilias, a través del encuentro que Jesús tuvo, momentos antes de su transfi guración frente a Pedro, Santiago y Juan. "Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un es- píritu mudo…Le pedí a tus dis- cípulos que lo expulsaran pero no pudieron… Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: «Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más. El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: «Está muerto». Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie. Cuando entró a la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: «¿Por qué nosotros no pudimos ex- pulsarlo?». Él les respondió: «Es- ta clase de demonios se expulsa sólo con la oración»" (Mc. 9, 17-30). Jesús nos enseña, en su en- cuentro con el espíritu sordo y mudo, que la oración y el ayu- no son herramientas poderosas contra el demonio; y la lucha por la vida se da, tanto a un nivel espiritual como físico. Por esta razón, la vigilia durará 40 días e incluirá oración, ayuno, protes- tas pacífi cas y evangelización a la comunidad. Cuando una madre embara- zada camina hacia una clínica abortista, hay dos almas en- trando por esas puertas, hay dos personas que serán impactadas eternamente, por la decisión que se tome. Si su novio, espo- so, padres o amigos están con ella, habrá más almas en juego; y eso, sin contar a los trabajado- res de la clínica. Pero Jesús nos dijo algo más, que es muy valioso para todos los que estamos comprometi- dos en la defensa de los niños inocentes, que corren el peligro de ser abortados. El padre se acercó a Jesús y le dijo: "Si puedes hacer algo, ten piedad de noso- tros y ayúda- nos". Jesús le respondió: "¡Si puedes...! Todo es posible para el que cree" (Mc. 9,22-23). "Todo es po- sible para el que cree". Ésta debe ser nuestra actitud al mostrar la misericordia de Dios a aquellas madres que están contemplan- do la posibilidad del aborto, así como al luchar por llevar la paz de Jesús a la sociedad, donde la cultura de muerte y la cultura del aislamiento egocéntrico van esparciéndose. Si al hablar con una madre que está pensando en abortar, o al estar en vigilia por horas y horas, caemos en desesperanza y desconfi anza en el poder de Dios, podemos gritar como el padre del niño: "Creo Señor, pe- ro ayúdame porque tengo poca fe". Ésta es una conmovedora oración para todo cristiano en este Año de la Fe y en adelante. Pienso participar de este im- portante evento, como lo hice cuando era obispo de Fargo, y aliento a todos los católicos en la arquidiócesis, a involucrarse en este esfuerzo por construir una cultura de vida. "40 Días por la Vida" se llevará a cabo a lo largo de la arquidió- cesis, en Boulder, Denver, Fort Collins, Greeley y Vail. También en las diócesis de Colorado Springs y Pueblo. Pueden en- contrar mayor información en www.40DaysForLife.com POR EL EXMO. MONSEÑOR SAMUEL J. AQUILA El Pueblo C A T Ó L I C O Editora: Mayé Agama Directora General: Karna Swanson EL PUEBLO CATÓLICO, periódico en español de la Arquidiócesis de Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, Teléfono 303-715-3219, Fax 303-715-2045, E-mail: elpueblo@archden.org ¡Ven, Señor Jesús! Por el Padre Ángel Pérez- López * La Iglesia, en la Santa Misa, suplica como esposa fi el, la venida del Señor en la gloria (cf. Ap 22, 17). Cuando se pro- duzca el encuentro defi nitivo con su Esposo, su súplica será satisfecha, y "el triunfo de Dios sobre la rebelión del mal to- mará la forma de Juicio Final" (CEC 677). Si bien cada hombre es juz- gado particularmente por Dios al morir, también habrá un jui- cio universal que se producirá al fi nal de los tiempos, cuando se inauguren los nuevos cielos y la nueva tierra donde habi- tará la justicia (cf. 2Pe 3, 13). En él no quedará sin publicar nada de lo que hoy hacemos a escondidas. Entonces, "frente a Cristo, que es la Verdad, será puesta al desnudo defi nitiva- mente la verdad de la relación de cada hombre con Dios" (CEC 1039). Aquellos que han llevado una vida escondida con Cristo en Dios, serán ma- nifestados con Él en su gloria. En aquel día, alzarán la cabeza porque se acerca su liberación. Sin embargo, quienes han trai- cionado a Jesús a escondidas, desfallecerán por el temor. "El mensaje del juicio fi nal llama a la conversión mientras Dios da a los hombres todavía el tiempo favorable, el tiempo de salvación. Inspira el santo temor de Dios" (CEC 1041). Te- nemos, por tanto, dos sentidos diversos de temor. El primero es el asociado al desfalleci- miento que desaparece con la caridad: "en el amor no hay te- mor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor" (1Jn 4, 18). El segundo es el santo temor de Dios del cual se dice que es casto y permanente: "el temor del Señor es puro, por siempre estable" (Sal 19, 10). San Agustín aclara estos dos sentidos del temor con un ejemplo. Diverso es el temor de la esposa casta y enamorada de aquel que invade a la esposa adúltera. La esposa enamora- da teme la ausencia de su es- poso, con quien anhela encon- trarse. Sin embargo, la esposa adultera se siente amenazada por la presencia del esposo (cf. In Psal., 127, 8). El santo temor de Dios nace de un amor casto como el de la primera esposa. Destruye todo otro temor, pues sólo se teme la pérdida del amado. Por eso dice Agustín que "tememos para no temer" (Sermón 65,1,1). En cambio, el temor de la adúltera es servil. Y aun así, mientras es tiempo favorable, también es útil para la conversión. Sin duda, "es por el rechazo de la gracia en esta vida por lo que cada uno se juzga ya a sí mismo; es retribuido según sus obras y puede incluso con- denarse eternamente al recha- zar el Espíritu de amor" (CEC 678). Por eso, la consideración del juicio fi nal implica siempre un serio llamado a la conver- sión. Además, Benedicto XVI explica que la perspectiva del juicio fi nal ha sido vivida por los cristianos "como esperan- za en la justicia de Dios" (Spe Salvi, 41). En efecto, "la gracia no excluye la justicia. No con- vierte la injusticia en derecho. No es un cepillo que borra to- do, de modo que cuanto se ha hecho en la tierra acabe por te- ner siempre igual valor […]. Al fi nal los malvados, en el ban- quete eterno, no se sentarán indistintamente a la mesa junto a las víctimas, como si no hubiera pasado nada" (Spe Salvi, 44). La Iglesia gime para que el Señor vuelva y manifi este ple- namente su victoria frente al mal. Entonces, las lágrimas de los inocentes serán consoladas (cf. Ap 21, 4). El Señor jamás olvidará ni una sola de las in- justicias hechas a los pobres (cf. Am 8,7). La Iglesia sabe que Dios hará justicia, porque estos pequeños son miembros suyos. ¡Ay de aquellos que se cobi- jan en la oscuridad de la au- to-justifi cación sin reconocer su maldad, sin suplicar con un corazón contrito la justifi - cación de Cristo! En aquel úl- timo día sus argumentos, que al presente le parecen tan lúci- dos y sólidos, serán como paja frente al fuego del amor mise- ricordioso y justo de Dios. No robemos a la verdad su integridad para calmar nues- tra mala conciencia y evitar- nos la conversión. Aquel que pretende mutilar la Palabra de Dios no tendrá parte en el ár- bol de la vida ni en la Ciudad Santa (cf. Ap 22, 19). Aún es tiempo favorable, trabajemos por nuestra salvación con ese temor que nace del amor, "con temor y temblor" (2Co 7, 15). * El P. Ángel es profesor de Fi- losofía y Teología Moral en el Seminario de Denver, St. John Vianney, y reside en la parro- quia St. Therese, Aurora. El Juicio Final Famosa pintura del Juicio Final, de Miguel Angel Bounarotti, en la capilla Sixtina. En ella se ve a Cristo como Juez del universo.

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