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EPC - Julio 2014

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EL PUEBLO CATÓLICO JULIO 2014 2 El 29 de junio, Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Arzo- bispo Samuel J. Aquila publicó una carta pastoral titulada: "Fa- milia: Sé lo que eres". Comparti- mos unos extractos de este valio- so documento que podrán leer completo en www.archden.org Queridos hermanos y herma- nas en Cristo: El Papa San Juan Pablo el Grande escribió en 1981: "¡El fu- turo de la humanidad se fragua en la familia! Por consiguiente es indispensable y urgente que todo hombre de buena volun- tad se esfuerce por salvar y pro- mover los valores y exigencias de la familia". Nuestra Iglesia se estará en- focando en la familia de una manera particularmente inten- sa entre octubre de 2014 hasta octubre de 2015. Este periodo comenzará con un Sínodo ex- traordinario de los Obispos en Roma donde se conversará so- bre los desafíos de la familia en el contexto de la Nueva Evange- lización. Continuará con el En- cuentro Mundial de las Familias en Filadelfi a a celebrarse en septiembre de 2015 y concluirá con el Sínodo ordinario de los Obispos en octubre de 2015. Puesto que la familia y su fu- turo son de vital importancia para nuestra sociedad y para la Iglesia, he decidido escribir esta carta pastoral sobre la mi- sión de la familia para ayudar- los a que "permanezcan fi rmes en la fe, tengan el valor y sean fuertes". Mi esperanza es que esta car- ta les provea cimientos sólidos a los fi eles de la Arquidiócesis de Denver y a toda persona de buena voluntad, para respon- der de manera efectiva ante los retos que las familias experi- mentan hoy. PARTE I: EL SIGNIFICADO Y MISIÓN DE LA FAMILIA La primera familia y la Trinidad La primera familia humana se formó por la unión entre Adán y Eva. En la historia de la crea- ción escuchamos: "Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer. Y los bendijo, dicién- doles: 'Sean fecundos, multiplí- quense…'". Y luego escucha- mos: "Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne". Ser "fecundos y multiplicarse" es una bendición dada por Dios al hombre y a la mujer por el bien de su unidad ¡la cual no se perdió en la caída! Desde que Dios creó a la hu- manidad, "hombre y mujer, el amor mutuo entre ellos se con- vierte en imagen del amor abso- luto e indefectible con que Dios ama al hombre". El papel del matrimonio en la familia ¡La familia está llamada a la grandeza! Pero el día de hoy existe mucha confusión sobre la naturaleza y el propósito del matrimonio, el cual es el ci- miento de cada familia. ¿Por qué se está viviendo esta confusión? Pudiéramos citar muchas causas intermedias, pero la raíz del problema es que los esposos y las familias no están viviendo de acuerdo al propósito por el cual fueron creados y no están acogiendo las gratifi cantes, aunque también exigentes, verdades reveladas por Cristo, a través de su Iglesia. Cuando los esposos se dan a sí mismos y comparten amor y verdad el uno con el otro, pue- den refl ejar la imagen de la San- tísima Trinidad. Tristemente, nuestra socie- dad ha perdido el entendimien- to de lo que es el matrimonio. En cambio, la cultura ha dado un giro dramático para promo- ver al individuo y sus supues- tos derechos, muchas veces a expensas de la familia. La idea del "sincero regalo de sí mismo" –aun dentro del matrimonio– parece ser ahora irrelevante y una realidad distante. PARTE II: LOS DESAFÍOS DE LA FAMILIA Los bienes del matrimonio y los ataques modernos Debido a que el matrimonio es la base sobre la cual se cons- truye una familia, considero necesario dedicar tiempo a ex- plicar lo que es y a examinar los varios ataques o distorsiones, presentes en nuestra sociedad. San Agustín nos enseñó que hay tres bienes que defi nen a un matrimonio: El bien de los hijos, el regalo de la fi delidad entre los esposos, y el bien de una unión inquebrantable. Este último se puede entender como el testimonio dado en la unidad permanente del matrimonio, el cual tiene una directa relación con el matrimonio celestial en- tre Cristo y su esposa, la Iglesia. Para que una unión pueda ser un verdadero matrimonio, estos tres bienes tienen que ser siempre respetados. Si se les se- para, entonces cualquier tipo de relación se puede considerar "matrimonio" y cualquier acto sexual puede ser justifi cado. (L)as uniones entre personas del mismo sexo no son matri- monios porque un verdadero acto conyugal no puede darse entre personas del mismo se- xo. No pueden llevar a cabo los tres bienes del matrimonio y no pueden realizar entre ellos una verdadera comunión de una sola carne en cuerpo y al- ma. Pueden formar una unión de corazones y mentes, como en cualquier amistad, pero el matrimonio es mucho más que eso. Un punto central, quizá el punto central de la enseñanza cristiana –sin el cual no pode- mos ni entender la naturaleza del hombre y la mujer, ni tam- poco la institución dada por Dios del matrimonio– es que esta sociedad y el amor que los une "están ordenados por sí mismos a la procreación y a la educación de la prole, con las que se ciñen como con su corona propia. Ésta es la per- sonifi cación del primer bien del matrimonio que San Agus- tín explica. Aun si por razones fuera de su control, una pa- reja no puede concebir, ellos aún pueden compartir y rea- lizar esta única comprensible comunión humana, fundada sobre la complementariedad del cuerpo humano y el compromiso permanente de los esposos. Otro aspecto difícil de hoy para los católicos es lo que el Concilio Vaticano II defi ne co- mo la "transmisión obligatoria de la vida". Hoy día, muchos tienen temor a criar hijos. Le temen al costo y al compromi- so. Temen traer un niño a un mundo lleno de pecado, egoís- mo y sufrimiento. Y temen per- der su libertad. Esto los tienta a usar métodos para evitar el embarazo, los cuales infl igen daño espiritual y les lastima el matrimonio. En lugar de ver a los anticonceptivos como lo que realmente son –una ba- rrera al amor del matrimonio y que motiva al egoísmo, así co- mo algo que puede tener con- secuencias graves en la salud de la mujer– los ven como una solución a un problema. El mismo problema surge con el uso de la fertilización in vitro y otras formas ilícitas de reproducción asistida. La Iglesia enseña que si una in- tervención tecnológica "asiste" las relaciones conyugales pa- ra lograr su correcto objetivo, entonces es moralmente legí- timo usar la tecnología. Pero si un procedimiento "sustituye" el acto marital, entonces esa opción no es moralmente per- mitida. Los niños tienen el de- recho a venir a este mundo en el contexto de la entrega mari- tal. Engendrar un hijo fuera del matrimonio es injusto para el niño y corrompe a las personas que lo hacen. La Iglesia les enseña a los padres de familia a ser respon- sables y generosos con el don de la fertilidad. Es por ello que promueve el uso de métodos naturales de planifi cación fa- miliar (NFP, por sus siglas en inglés), los cuales utilizan el conocimiento del ciclo de la fertilidad de la mujer para per- mitir que la pareja, en oración, decida si Dios los está llaman- do a posiblemente concebir una vida o si deben abstenerse de intimidad. El último de los bienes que también se ha visto atacado es la permanente unión del matri- monio. Desde 1960, el índice de divorcios en los Estados Unidos se ha duplicado, y ha llegado a cerca del 50 por ciento. Esto ha llevado a la desintegración de innumerables familias, donde tanto esposos e hijos, sufren las consecuencias que acompañan al divorcio. El carácter permanente del matrimonio se remite al prin- cipio de la creación, como Je- sús explica a los fariseos que le cuestionaron a cerca de la decisión de Moisés de permi- tir el divorcio. Cristo responde: "¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer… Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mu- jer, y los dos no serán sino una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola car- ne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido". Más aun, en el mismo pasaje del Evangelio donde los fari- seos le replican a Jesús sobre por qué Moisés permitió el di- vorcio, Él les dice: "Moisés les permitió divorciarse de su mu- jer, debido a la dureza del cora- zón de ustedes, pero al princi- pio no era así". Estas palabras son importantes el día de hoy para nosotros porque los co- razones de muchos se dejan formar más por la sociedad y la cultura en que vivimos, en lugar de ser formados por el Evangelio de Cristo Jesús. El Pueblo C A T Ó L I C O Editora: Mayé Agama Directora General: Karna Swanson EL PUEBLO CATÓLICO, periódico en español de la Arquidiócesis de Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, Teléfono 303-715-3219, Fax 303-715-2045, E-mail: elpueblo@archden.org CARTA PASTORAL PARTE CÓMO DE LA Mensajeros matrimonio Al anunciar cial sobre en octubre nodo ordinario 2015, el ce esta y la evangelización dad, y pide foque sus familia. Tres ciones que incluyen: en hogares de solo presente; pastoral jas divorciadas a casar"; paración sea tanto tual para educación dad y la tal, enraizado cuerpo. parejas lio en plenitud Familia: Sé lo que eres El Arzobispo Cristo: FOTO DE BENOIT CHAMPAGNE Los niños tienen el derecho a venir a este mundo en el con- texto de la entrega amorosa del marido y su mujer, señala el documento.

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