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20 AGOSTO-SEPTIEMBRE 2024 | EL PUEBLO CATÓLICO 1 Crecí en Rapid City, Dakota del Sur, y el sacer- dote que dirigía nuestra parro- quia cerraba la cocina los sába- dos y domingos. Entonces, los vicarios parroquiales tenían que salir a buscar comida. Como mi mamá era una cocinera maravi- llosa, los sacerdotes frecuente- mente iban a mi casa principal- mente por el pastel de choco- late de mi mamá. Fue así como conocí al padre William O'Collin, y algo sobre su dinamismo, energía y pasión por su vocación realmente captó mi atención. También fui formado por las hermanas benedictinas durante la escuela, y ocasio- nalmente me decían: "Deberías pensar en ser sacerdote". No quería, pero obviamente sem- braron algunas semillas. Luego, en la universidad, solía escuchar con regularidad los problemas de mis amigos y, como resultado, comencé a plantearme la posibilidad de convertirme en sacerdote en vez de estudiar farmacia. 2 Bueno, una cosa sobresa- liente es que nunca pienso en esto en términos individuales: mi trabajo, mis éxitos, lo que he hecho. He sido bendecido de manera única en todas las parro- quias en las que he servido, tanto con personas laicas como religiosas. Pensando en los últimos 50 años, realmente ha sido un viaje en compañía para ayudar a que nuestras parroquias sean vivi- ficantes y nutritivas para los fieles. Realmente no es mi viaje, sino el viaje de mucha gente junto conmigo. No siento más que gratitud por las oportunida- des que he tenido. Me gustaría expresar mi gratitud a los hermanos con los que he servido. El padre Tom, el padre Bill y Mons. Bernie han sido increíblemente solidarios en este camino. Hemos reído y llorado juntos, y he sido bendecido de tener su amistad. 3 La vocación al sacerdocio o a la vida religiosa siem- pre parece abrumadora. Pero como vocación, es una oportu- nidad para servir con amor a los demás. Si te abres para servir, incluso en medio del trabajo, conocerás bendiciones abundantes. Padre James Fox 20 AGOSTO-SEPTIEMBRE 2024 | EL PUEBLO CATÓLICO

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