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2024_EPC_Abril-Mayo

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30 ABRIL-MAYO 2024 | EL PUEBLO CATÓLICO S E PA R ACI Ó N E U N I DA D Si la religión progresista tiene un símbolo, es el signo igual. Para sus seguidores, el signo igual representa el objetivo último del pro- gresismo: la igualdad. Este objetivo se puede derivar del propio símbolo: dos líneas de igual longitud y paralelas entre sí separadas por un pequeño espacio. Por sutil que sea, ese pequeño espacio entre ambas líneas traiciona las buenas intenciones de la religión progresista, porque implica que ninguno de nosotros está vinculado a alguien más; cada uno vela por sí mismo. Y, de hecho, así es como viven los seguidores de la religión progresista. Fingen compasión siempre y cuando no interfiera con su propia versión de la verdad. Irónicamente, este símbolo sirve como una representación precisa de la desvin- culación inherente a la religión progresista. Comparemos eso con el símbolo dominante y perdurable del cristianismo: la cruz. Tam- bién se compone de dos líneas simples, pero con orientaciones dramáticamente diferentes. Cada línea depende de la otra para mantener su forma; quita uno y ya no es una cruz. En cierto modo, las líneas se abrazan, como para mostrar que se pertenecen unas a otras. Como tal, la cruz representa el verdadero camino hacia el mundo pacífico y justo por el que lucha la religión pro- gresista. Como dijo una vez santa Teresa de Cal- cuta: "Si no tenemos paz, es porque hemos olvi- dado que nos pertenecemos unos a otros". Pero hay otro elemento clave en la cruz: ese hombre maltratado y destrozado que fue clavado a ella y exhaló su último suspiro mientras colgaba de ella. Fue por la violencia de la cruz que el mundo fue redimido, y así se derramó una esperanza infinita. No hay cruz sin Cristo, y no hay Cristo sin la cruz. Los dos están íntimamente conecta- dos, y el cristianismo está íntimamente conec- tado con Cristo. San Juan Pablo II dio a los cristianos de esta nueva era apostólica un grito de guerra apropiado cuando dijo: "¡Somos el pueblo de la Pascua, aleluya es nuestra canción!". Cada cele- bración de la Pascua sirve como un poderoso recordatorio de que los cristianos deben ser testigos de la cruz y de todo lo que esta repre- senta. Solo así podremos resistir a la religión del día y guiar a aquellos que han caído en las falsas promesas de la religión progresista de regreso a la verdadera esperanza y a la alegría del cristianismo. ...la cruz representa el verdadero camino hacia el mundo pacífico y justo por el que lucha la religión progresista".

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