elpueblocatolico

2024_EPC_Abril-Mayo

Issue link: https://elpueblocatolico.uberflip.com/i/1518617

Contents of this Issue

Navigation

Page 15 of 35

Santif icación S an Francisco de Asís, el sabio fraile místico y fun- dador de los franciscanos, resume perfectamente el acto de santificación como "Santifícate a ti mismo y santificarás a la sociedad". Para guiar a otros a una rela- ción con Cristo, primero debemos tener una relación con él nosotros mismos. Como tal, tiene sentido que seguir a Cristo requiera santificación, porque Cristo fue la santi- ficación perfeccionada, y la primera tarea de un cristiano es imitar a Cristo. Hacemos esto prestando atención a su llamado: "Guarden todas las cosas que les he mandado". Una vez más volvemos a la idea de "ser una buena persona". Podemos dar comida y dinero a las personas sin hogar, servir alimentos, ser voluntarios en hospitales o realizar cualquier cantidad de tareas dirigidas al servicio y sentirnos bien con nosotros mismos al saber que hemos dado de nuestro tiempo, talento o tesoro para ayudar a otra persona en necesidad. Estas son cosas buenas, y Dios se deleita en estos esfuerzos. De hecho, el mismo Jesús dijo que vino "no para ser servido, sino para servir" (Mc 10,45). Sin embargo, la segunda parte de ese versículo capta con mayor precisión la misión del cristiano: Jesús dice que él también vino a "dar su vida en rescate por muchos". Ahora bien, obviamente no podemos hacer lo que Jesús hizo en la cruz y soportar el castigo por los pecados del mundo. Pero podemos dar nuestra vida por los demás y ser santificados en el proceso. Jesucristo no vino a formar un grupo de "buenas personas". Vino para hacernos santos. Él vino para que no nos conformáramos al mundo y nos apartáramos de su forma de actuar y pensar. Así como la sociedad quedó confundida por las enseñanzas y el ejem- plo de Jesús de Nazaret, así también nosotros estamos lla- mados a confundir al mundo por la forma en que vivimos como cristianos. Una dimensión clave de la misión de la Iglesia es santi- ficar el mundo y, siguiendo la sabiduría de san Francisco, solo podemos hacerlo si primero nos santificamos noso- tros mismos. Vemos ejemplos de esto en algunos de los grandes santos que hicieron mucho más que simplemente ayudar a los necesitados, como santa Teresa de Calcuta, quien entregó su vida para servir a los enfermos y mori- bundos en los barrios marginales de Calcuta. Sin embargo, la santificación no está reservada solo para los santos; des- pués de todo, ¿cómo crees que se convirtieron en santos? 14 ABRIL-MAYO 2024 | EL PUEBLO CATÓLICO

Articles in this issue

Archives of this issue

view archives of elpueblocatolico - 2024_EPC_Abril-Mayo