A SISTE A MISA
La mejor preparación es recibir la Eucaristía, pues
la Navidad no solo es un recuerdo del nacimiento de
Jesús, sino que también nos prepara para encontrarlo
en nuestra vida y al final de los tiempos. No faltes a la
Misa de Navidad. Esa es la verdadera celebración.
DESPRÉNDETE DE ALGO
Todo tiempo de espera y preparación debe ir
acompañado de un desprendimiento de algo que no
es esencial. La clave es preguntarnos qué cosa o cos-
tumbre nos aleja de Dios y de la oración. Esta es tu
oportunidad para cambiarlo. ¿Acaso es tu teléfono,
las redes sociales, algún programa, alguna preocupa-
ción? Déjalo durante este tiempo para que Dios entre
en tu vida de manera más profunda y te dé la verda-
dera libertad que deseas.
AYUDA A T U PRÓJIMO
El Adviento también es un tiempo para salir de noso-
tros mismos y prestar atención a los demás, de encon-
trar a Cristo en el prójimo. Una manera de hacerlo es
ayudando de forma material o espiritual a una persona
o familia que lo necesite. Llámale a ese familiar o amigo
para preguntarle cómo está, invita a una persona que
vive sola a celebrar la Navidad con tu familia, etc.
APROVECHA LA S TRADICIONES
Hay muchas prácticas de Adviento que pueden
ayudarnos a crecer en espera de nuestro Señor. Así
que no olvides poner las luces, el nacimiento, el árbol
de Navidad… Todo esto nos recuerda que en realidad
se avecina algo grande. Investiga el significado cató-
lico de estas prácticas y comparte lo que aprendiste
con tus seres queridos.
E L P U E B L O C A T Ó L I C O | 15