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P O R V L A D I M I R M A U R I C I O - P É R E Z " Atrévete a perdonar" L a angustia de una muerte inmi- nente atravesó el cuerpo de Immaculée "como mil agujas". "¿Cómo será morir?", pensó angus- tiada. Afuera del pequeño baño donde estaba escondida con otras siete muje- res oyó a los asesinos que, con pistolas, machetes y lanzas, se acercaban para registrar la casa. Era solo cuestión de segundos: "¿Qué me harán?". Fue entonces que comenzó su feroz batalla interior contra la duda, la ira y la falta de perdón. "¿Cómo puedo perdo- nar a la gente que quiere matarme? Si tuviera el poder de Dios, los mataría a todos en un instante", pensó. ESCONDITE El genocidio que se desató en el país africano de Ruanda en 1994 surgió de las tensiones políticas y étnicas que existían entre las dos tribus principales de la nación: hutus y tutsis. La advertencia más clara de una tra- gedia próxima la dio la Virgen María, que bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores se apareció a tres niñas en 1981 en la pequeña ciudad de Kibeho. Advirtió que ríos de sangre correrían por Ruanda si la gente no cam- biaba su forma de actuar y seguía a Dios. Sin embargo, los acontecimientos de un genocidio premeditado para acabar con los tutsis se pusieron en marcha tras el derribo del helicóptero del pre- sidente en 1994. Las campañas que por años habían intentado deshumanizar a los tutsis ahora exponían sus más viles intenciones abiertamente por la radio: "Mátenlos a todos. ¡Acaben con esas cucarachas! No olviden a los niños. Hay que limpiar el país". Immaculée Ilibagiza, una joven tutsi, recuerda el día en que todo comenzó. Su padre, un hombre profundamente devoto, le dio su rosario y le ordenó esconderse en la casa del vecino. El vecino, a pesar de ser miembro de la tribu contraria, era un hombre honesto y de fe. Durante 91 días permaneció escon- dida en un pequeño baño sin poder decir ni una sola palabra… mientras hombres sanguinarios mataban a cien- tos de miles de tutsis a plena luz del día. RENCOR PROFUNDO Para Immaculée, el providen- cial conflicto con el odio y el perdón comenzó un par de días después de llegar a aquel baño. Cuando estaba a punto de ser des- cubierta, oyó una voz interior que le gritaba: "¡Abre la puerta, acaba con la tortura! Te van a matar de todas formas". La mujer que perdonó a los asesinos de su familia en el genocidio de Ruanda TESTIMONIO 26 | A B R I L - M A Y O 2 0 2 3 Fotografías de víctimas del genocidio en el Centro Memorial del Genocidio en Kigali, Ruanda. Foto de Adam Jones, Wikimedia Commons.