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Estas palabras podrían expresar la totalidad de la acción salvífica de Jesús. Todos lo hemos crucificado por nuestros pecados; sin embargo, él ruega por nosotros y ofrece su vida por nuestro perdón. Su vida misma es salvación, una misión de amor y rescate en la que se deja rechazar por los suyos para sacarlos de la esclavitud. Tras experimentar su misericordia, llama a sus discí- pulos a mostrarla a los demás. En la última cena, les dice: "Que también ustedes hagan como yo he hecho con ustedes, [...] que se amen los unos a los otros; como yo los he amado, que también se amen los unos a los otros" (Jn 13,15.34). Amar y rezar por los enemigos es una prueba de nues- tro amor y manifiesta el amor de Dios a los demás. Jesús no solo ofrece el perdón a través de su obra redentora, sino que nos introduce en una nueva creación, nacida "no de sangre, ni por ley de la carne, ni por voluntad de hombre, sino de Dios" (Jn 1,13). Con el don de su vida, ha creado un paraíso eterno, regado por la sangre que mana de su costado. Es un "hoy" eterno en la propia vida eterna de Dios. Todos estamos en el lugar del ladrón, y Jesús nos habla personalmente desde la cruz y nos llama a este hoy eterno con él. En la cruz, Jesús ofrece todo lo que tiene y todo lo que es. Nosotros estamos incluidos en esa ofrenda y somos presentados al Padre en Cristo. Al ser incorporados a su cuerpo místico, también recibimos todo lo que Jesús tiene. Nos da su carne y su sangre como alimento espiritual. Nos da su propio Espíritu divino para que habite en nosotros como templo y nos conduzca al Padre en la oración. También nos da a su madre como nuestra propia madre, ya que somos miembros del cuerpo al que ha dado a luz, pidién- donos que la acojamos en nuestra casa como Juan, el discípulo amado. En este acto de amor, nos da a cono- cer que no retiene nada, y su entrega de todo es también un don y una invitación para nosotros. "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" LUC A S 23, 3 4 E L P U E B L O C A T Ó L I C O | 11 "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso" LU C A S 23,4 3 "Mujer, ahí tienes a tu hijo. […] ¡Ahí tienes a tu madre!" J UA N 19, 26 -27 1 2 3 Este artículo fue traducido y adaptado del inglés por El Pueblo Católico.