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E L P U E B L O C A T Ó L I C O | 3 bondad y la belleza de la vida humana. El objetivo de esta ley, según algunos de sus partidarios, es convertir a Colorado en un "destino abortista". Esta realidad nos plantea un nuevo reto. Debemos prepararnos para acoger y apoyar a más mujeres que se encuentran en un estado vulnerable para elegir el aborto. Podemos hacerlo a través de nuestras oraciones y nuestro amor y amistad, sin dejar de ofrecer una excelente atención médica y de salud mental, y ayudarles a cubrir sus necesidades fundamentales, como la de un hogar digno. RESPUESTA CATÓLICA Y PROVIDA A LOS ATAQUES Después de que se filtrara el borra- dor del dictamen sobre el caso Dobbs, algunas de nuestras iglesias y centros provida, tanto católicos como no católi- cos, han sido atacados. No debería sor- prendernos que esto ocurra. De hecho, los ataques hablan de la eficacia de nuestro testimonio por la vida. Como dijo Jesús a los discípulos: "Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como si fueran suyos [...]. Recuerden la palabra que les he dicho [...]. Si a mí me han perseguido, también los perseguirán a ustedes..." (Jn 15,18-20). Entonces, ¿cómo debemos respon- der cuando nos atacan y agravian? Jesús nos dijo que no nos sorprendié- ramos ante la persecución, porque el evangelio expone los pecados, expone al "padre de la mentira". Y cuando el pecado se expone a la luz, puede llevar al arrepentimiento o al endurecimiento de corazón y el odio. Esta es una ten- tación tanto para los que están lejos de Dios como para los que viven la fe y son blancos del mal. Debemos estar en guardia para no permitir que el mal nos lleve al odio. Por el contrario, debemos pedir a Dios la gracia de amar a nuestros enemigos y rezar por los que nos persiguen (cf. Mt 5,44). Podemos inspirarnos en esta lucha sobrenatural mirando a las genera- ciones anteriores de cristianos perse- guidos y a los que hoy sufren por la fe. Hace poco leí sobre nuestros hermanos y hermanas en Nigeria, que cargan habitualmente con la pesada cruz de los brutales atentados que han cobrado la vida de decenas de personas, entre ellos ancianos y niños. Hace apenas unas semanas, 50 feligreses fueron bombar- deados y asesinados a tiros mientras celebraban la fiesta de Pentecostés en la iglesia de San Francisco Javier en la ciudad de Owo. En el funeral de muchas de las víc- timas, se animó a la afligida parroquia a no dejar que la tragedia los aplas- tara. "Pueblo de Dios", dijo el obispo Emmanuel Badejo, "la tragedia y el dolor, pequeños o grandes, tienen la capacidad de golpearnos y aplastar- nos solo si sucumbimos a ellos... Hoy, por difícil que sea, optemos más por dar gracias a Dios por haber dado a nuestros hermanos difuntos la vida, la fe y el privilegio de pertenecer a él y de volver a él incluso de esta manera incomprensible". Cuando sufrimos por proteger a los niños en el vientre materno, por creer que Dios nos hizo hombre y mujer, por defender la santidad del matrimo- nio, por insistir en la dignidad de los migrantes, por luchar contra el racismo o contra cualquier ataque a la imagen y semejanza de Dios, tratemos de imitar a nuestros hermanos en la fe que acuden al Señor en busca de fuerza y perse- verancia. Tratemos de imitar también a los apóstoles, que fueron azotados por predicar sobre Jesús y se alegraron cuando fueron considerados dignos de sufrir por él (Hc 5,41). Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de los no nacidos y madre de Jesús, ruega por nosotros y protégenos.

