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2 | A G O S T O - S E P T I E M B R E 2 0 2 2 COLUMNA DEL ARZOBISPO L a decisión del caso Roe vs. Wade en 1973 supuso un punto de inflexión en la forma en que nuestro país trata a los niños inocentes y vulne- rables en el vientre materno. De la misma manera, la reciente decisión en el caso Dobbs vs.Mississippi es un punto de inflexión en la dirección opuesta. Como católicos que creemos en la dig- nidad irrevocable que Dios otorga a cada persona desde la concepción hasta la muerte natural, estamos llamados a responder a este nuevo momento con fe, esperanza y caridad en un ambiente desafiante. Esta edición de El Pueblo Católico se enfoca en los temas de la vida y los esfuerzos de la Iglesia para construir una cultura de vida en nuestro estado. El fundamento de dicha cultura es la verdad de que no hay nadie que esté excluido de la misericordia y el amor de Dios, y de que no existe ninguna condición que elimine la dignidad de una persona. Dios, y no el Estado, es quien concede el derecho a la vida, cuyo comienzo se da en la concepción. Como cristianos, reconocemos que la creación es buena y que es un don. Esto es especialmente verdadero para el ser humano, pues es único e irrepetible. Es cierto que puede ser difícil aceptar la lle- gada de un nuevo ser humano así como las pruebas de la vida cotidiana, pero las luchas son también una de las maneras en que Dios forma nuestros corazones y pule nuestras almas para que reflejen su imagen con mayor claridad. La vida terrena es la forma en que Dios nos prepara para la vida eterna con él. CULTURA DE VIDA A medida que intentamos vivir la fe en este mundo, es preciso buscar las formas en que Dios nos pide establecer su reino con mayor firmeza, como, por ejemplo, fomentando una cultura de vida. A lo largo de los más de 45 años desde que Roe vs. Wade permitió el aborto legal, muchos católicos de la arquidiócesis y de todo el país se han dedicado a conseguir su revocación. Por tanto, su reciente derogación debe- ría ser un motivo de alegría. Roe fue un fallo injusto que permitía matar legal- mente a millones de niños en el vientre materno. Al mismo tiempo, con la decisión de la Corte Suprema de EE. UU. de resta- blecer la regulación del aborto al nivel estatal, la Iglesia de Colorado y nuestros aliados provida tienen una ardua bata- lla por delante. Aunque podemos ale- grarnos de que muchos estados vecinos probablemente promulguen límites al aborto, la aprobación de la Ley de Equi- dad en la Salud Reproductiva en Colo- rado permite el aborto por cualquier motivo hasta el nacimiento. Además, establece que ningún embrión o feto tiene derechos antes del nacimiento. Esto es un claro rechazo de la verdad, la P O R M O N S . S A M U E L J . A Q U I L A El futuro del movimiento provida en Colorado

