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2022_EPC_Febrero-Marzo

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COLUMNA DEL ARZOBISPO Cómo vivir como un apóstol en la actualidad 2 | F E B R E R O - M A R Z O 2 0 2 2 LLAMADO ÚNICO DEL PADRE Basta reparar en la Escritura para caer en la cuenta de que los apóstoles y los primeros cristianos tenían claro que Dios Padre los había apartado y lla- mado de manera singular a entrar en relación con él. Sabemos que nosotros también hemos sido llamados e incorporados a la familia de Dios a través del bautismo (Catecismo 1213). Como discípulos, debemos saber que Dios Padre nos ha creado para este momento de la historia y tiene un plan definitivo para nosotros. Nos ama y nos ha dado a conocer que somos importantes para él. Nos dice a través del profeta Jeremías que tiene para nosotros planes "de paz, y no de desgracia, de darles un porvenir de esperanza" (Jer 29,11). En un mundo confundido que busca el sentido de la vida de manera desesperada, las personas anhelan saber que son amadas y que importan. Solo pueden encontrar una respuesta en el Padre. IMITACIÓN DE CRISTO SIN IMPORTAR EL PRECIO El mundo intenta evadir el sufrimiento a toda costa. Sin embargo, Jesús deja claro que el camino de sus seguidores no será fácil. Los discípulos comienzan a entender esta realidad tan pronto como Jesús los llama a dejarlo todo, incluso su familia, y encuentran el rechazo al proclamar el Evangelio. Mas, a medida que crecían en la fe, la esperanza y el amor, aumentaba su aptitud para sufrir y entregarse por él. La transformación que sobrellevaron los apóstoles a causa de su encuentro con Jesús resucitado y la efusión del Espíritu Santo les dio la fortaleza nece- saria para aceptar el sufrimiento con alegría. Sabían que primero tenían que obedecer a Dios y entregarle su corazón, mente y voluntad. Así pasaron de ser aquellos hombres que habían abandonado a Jesús en su pasión a hombres que se regocijaban al sufrir por él. Tanto los apóstoles como muchos otros miembros de la Iglesia primitiva asumieron una imitación de Cristo que incluso llegó a costarles la vida. ¿ Qué fue lo que impulsó a los primeros cristianos a dejar todo atrás para aven- turarse a tierras lejanas e incluso dar la vida? Fue el hecho de que su mente había sido transformada y renovada por su relación con Jesucristo. Esta realidad se hace patente en las palabras de san Pablo, que exhorta a los cristianos a adoptar una mentalidad dis- tinta (cf. Rom 12,2), un modo de pensar que ahora llamamos "mentalidad apostólica". Es una manera de ver el mundo profundamente enraizada en la Sagrada Escritura. Vivimos en una sociedad poscristiana, en una cultura que ya no se deja persuadir por la fe. Hemos comenzado una nueva era en la que es necesario que la Iglesia recupere y adopte una mentalidad apostólica para poder proclamar a Jesucristo con eficacia a un mundo que ha perdido el sentido de la vida y cree que puede salvarse a sí mismo. Esta realidad nos obliga a preguntarnos qué características esenciales definen una mentalidad apostólica. Sin duda existen muchas, pues el Espíritu Santo concede a las personas los dones necesarios para el tiempo en el que viven. Sin embargo, en el artículo presente nos centraremos en las siguientes cinco.

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