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2021_EPC_Octubre-Noviembre

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La recepción de Jesús Sacramentado sostiene nuestra vida de hijos de Dios. Tanto así que si no lo recibimos, perdemos esa vida, de la misma manera que moriríamos de hambre si durante un tiempo demasiado largo no comemos". SIGNIFICADO DE LA EUCARISTÍA EL AMOR SACRIFICIAL DE CRISTO La Misa no solo hace presente a Cristo, sino también su sacrificio, con el que Él ha merecido todas las gracias que los hombres pueden recibir en orden a su salvación. En efecto, Cristo ha querido dejarnos no solo la presencia real de toda su humanidad y divini- dad en la Misa. Además, ha querido dejarnos el sacrificio en el que su amor efectivo por la Iglesia se ha manifestado plenamente. El amor afectivo de Cristo en cuanto hombre es un acto interior y espiritual de su voluntad humana. Ese amor ha estado siem- pre presente en su Sacratísimo Corazón. En todo momento de su vida terrena, Jesús amó a su Padre y a cada uno de nosotros. Ahora bien, entendemos por amor efectivo las cosas que se hacen por amor. Ese amor efectivo mani- fiesta el amor afectivo. Lo hace patente. En este sentido, el sacrificio del Calvario mani- fiesta el amor del Corazón de Jesús en toda su plenitud. La Eucaristía hace presente el único sacri- ficio de Cristo. El mismo sacerdote (Cristo) lo ofrece y la misma víctima es ofrecida (Cristo), pero el sacrificio ya no es ofrecido de manera cruenta. Cristo ya no muere más. El sacrificio es ofrecido sacramentalmente. En este mis- terio, la Iglesia es invitada a participar activa- mente uniéndose al único sacrificio de Jesús. La Esposa del Cordero es llamada a compartir el amor sacrificial del Esposo. No hay manera más plena de participar de la misión del Redentor tanto en lo tocante a la salvación de los hombres como en lo referente a la glorifica- ción de Dios. El perdón de los pecados y toda gracia han sido merecidos por Cristo en su único sacrificio. Cuando la Iglesia se ofrece junto con su Esposo en cada Eucaristía, esas gracias se derraman sobre la tierra. El misterio de la relación entre la Misa y la aplicación de las gracias merecidas por Cristo ayuda a entender un poco mejor cómo la Misa es fuente de vida cristiana. Además, toda la vida de la Iglesia se orienta, unida a la de Cristo, a glorificar a Dios participando del amor sacrificial de su Esposo. El amor del Corazón de Cristo da más gloria a Dios que oprobio pueden darle todos los pecados de todos los hombres, porque hay más amor en su Sagrado Corazón que odio en el corazón de todos los pecadores. Esta es una realidad asombrosa que nos habla del valor de cada celebración eucarística. Esta dimensión ayuda a comprender cómo la Misa es centro y culmen de la vida cristiana. Nunca la vida de un hombre es tan grande como cuando es ofre- cida en el altar eucarístico. 8 | O C T U B R E - N O V I E M B R E 2 0 2 1

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