Issue link: https://elpueblocatolico.uberflip.com/i/1417463
MILAGRO DE LANCIANO 750 d. C. LA VERDADERA PRESENCIA 1551 TRANSUBSTANCIACIÓN 1047-1215 SANTO TOMÁS DE AQUINO 1225-1274 FIESTA DE CORPUS CHRISTI 1264 VISITAS AL SANTÍSIMO SACRAMENTO 1745 Tomás de Aquino escribió una de las explicaciones más profundas de la transubstanciación en la Suma Teológica. Además, escribió los himnos para la fiesta de Corpus Christi y otros himnos eucarísticos, entre ellos, el Pange lingua, Panis angelicus, Tantum ergo y O salutaris hostia. En los primeros siglos la adoración de la Eucaristía se realizaba solo en la comunión. Sin embargo, una serie de blasfemias contra el Santísimo Sacramento en el siglo XIII llevarían a santa Juliana de Lieja a pedir que se adorara la Eucaristía fuera de la Misa. Sus plegarias, junto con el milagro eucarístico de Bolsena, Italia, llevarían al papa Urbano IV a instituir la fiesta de Corpus Christi o del Cuerpo de Cristo. Como consecuencia natural de la adoración eucarística fuera de la Misa, las visitas frecuentes al Santísimo aumentaron en popularidad. Uno de sus mayores propulsores fue san Alfonso de Ligorio, gracias a su popular libro Visitas al Santísimo Sacramento. El pequeño pueblo de Lanciano, Italia, presenció uno de los primeros y más famosos milagros eucarísticos. Un sacerdote dudaba de la presencia de Cristo en la Eucaristía durante la Misa. Para su sorpresa y la de los presentes, la hostia consagrada se convirtió en carne y el vino en sangre durante la consagración. En la década de 1970, se realizaron más de 500 análisis, y todos concluyeron que la hostia es verdadera carne, y la sangre del cáliz verdadera sangre. La ciencia ha admitido sus limites al no poder explicar este milagro. A comienzos del nuevo milenio surgió una discusión sobre la Eucaristía, cuando un religioso comenzó a predicar que la Eucaristía era solo un símbolo. Como respuesta, el beato Lafranco explicó la "transubstanciación": el hecho de que el pan y el vino verdaderamente se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, aunque su apariencia no cambia. En 1215, el Cuarto Concilio de Letrán empleó este término para reafirmar que la Iglesia siempre ha creído en la presencia real de Jesús en la Eucaristía. El Concilio de Trento reafirmó que la presencia de Jesús en la Eucaristía permanecía incluso después de la Misa, pues Martín Lutero decía lo contrario. Ya los primeros cristianos llevaban la comunión a los enfermos o los presos después de la Misa. Escritos de los padres de la Iglesia incluso explican que en casos se recibía días después de haber sido consagrada. E L P U E B L O C A T Ó L I C O | 19

