C
uando uno está cerca de los eventos de
la historia, puede ser difícil tener una
perspectiva objetiva de su sentido,
pero sí parece ser que los sucesos recientes
nos ponen en un punto de inflexión en nues-
tro país y en la Iglesia de Estados Unidos, lo
que hace que este sea un momento impor-
tante para recordar nuestra propia historia.
Por esa razón, he decidido dedicar las
próximas 3 ediciones del Denver Catholic y
las próximas 2 ediciones de El Pueblo Católico
a contar la historia de cómo llegamos hasta
aquí, la historia de quiénes somos y qué esta-
mos llamados a ser. Este recuerdo de nuestra
historia es vital para poder navegar a través
de las dificultades que nos encontraremos.
Para iniciar, consideremos cómo Dios nos
creó y por qué el mundo está tan agitado y
quebrantado. Estos últimos meses he tenido
el privilegio de trabajar con el apostolado
"Acts XXIX" y usar su terminología. Las pri-
meras dos partes de la historia pueden titu-
larse "Creados" y "Capturados".
Todos conocemos la historia de la crea-
ción, en la que Dios, con su voz, crea la tierra,
la luna, el sol, las plantas y los animales, y,
al final, su obra maestra, que es la creación
de Adán y Eva. Pero ¿recordamos que Dios
nos creó por amor, y no por necesidad, o que
fuimos hechos para estar en comunión unos
Ahora es el
momento
para recordar
tu historia
2 | F E B R E R O - M A R Z O 2 0 2 1
P O R E L
A R Z O B I S P O
S A M U E L J .
A Q U I L A
COLUMNA DEL ARZOBISPO