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DIOS ACTÚA EN EL SUFRIMIENTO Dios no tenía la intención de que este mal formara parte de su plan original, ya que el sufrimiento entró al mundo por el pecado. El pecado es lo que se debe culpar por el mal físico y la muerte, no Dios. Como resultado de la caída, Dios permite que el mal físico ocurra en el mundo, aun cuando lo utiliza para hacer surgir un bien más grande. A través de las dificultades físicas, Dios nos muestra que este mundo no es nuestro ver- dadero hogar (y ya no está destinado a ser un paraíso terrenal) y que fuimos hechos para algo más. No podemos estar demasiado cómodos aquí en la tierra. El sufrimiento nos recuerda esto y también la necesidad de confiar en Dios. Pero, aun peor que el mal físico, también existe el mal moral, que proviene completamente de nuestra libre elección. El sufrimiento que expe- rimentamos puede incluso hacernos darnos cuenta del mal moral que existe escondido en nuestra vida, llamándonos a la conversión. El sufrimiento y nuestro estado quebrantado nos llevan a nuestra propia limitación y necesi- dad de Dios. Aceptar este estado nos da libertad para poder enfrentarlo y abrazar la sanación en Cristo. DIGO: "ESTOY BIEN", PERO NO LO ESTOY Esto me recuerda a una canción que muestra la reacción típica a nuestra propia rotura: "Estoy bien". Con palabras hacia Dios, la canción refleja con precisión cómo intentamos ignorar lo que realmente está sucediendo dentro de nosotros. "Digo: 'Estoy bien, sí, estoy bien, oh, estoy bien, oye, estoy bien', pero no lo estoy. Estoy roto. Y cuando está fuera de control, digo: 'Está bajo control', pero no lo está, y lo sabes. No sé por qué es tan difícil admitirlo, cuando ser honesto es la única forma de solucionarlo. No hay fracaso, no hay caída, no hay pecado que ya tú no conozcas. Entonces, deja que salga la verdad". 1 22 | F E B R E R O - M A R Z O 2 0 2 1