E L P U E B L O C A T Ó L I C O | 13
P O R E L P A D R E J O S É A N T O N I O C A B A L L E R O
P r o f e s o r d e S a g r a d a E s c r i t u r a e n e l s e m i n a r i o S t . J o h n V i a n n e y d e D e n v e r
L
a Navidad y la Pascua de Resurrección son las celebra-
ciones que jalonan el año litúrgico. El vocablo Navidad
deriva de la palabra latina "nativitas", que significa
"nacimiento". A la Navidad y la Pascua las precede un periodo
de preparación –el Adviento en el primer caso y la Cua-
resma en el otro–. Las dos se prolongan a lo largo de ocho
días siguiendo la costumbre judía de las "fiestas de peregri-
nación" como son la Pascua o Panes Ázimos, Pentecostés y
Tabernáculos. De ahí el origen tanto de la Octava de Navidad
como de la Pascua respectivamente.
Tras la Navidad y la Epifanía, el gozo que la Iglesia expe-
rimenta con la Encarnación de la segunda persona de la
Trinidad que se encarna por amor, se prolonga hasta la
solemnidad de la Presentación del Señor en el templo (2 de
febrero). Asimismo, el gozo pascual se cierra con la Ascensión
y Pentecostés.
El significado
del Adviento, la
Navidad y la Octava