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DEBEMOS ENTENDER LA LIBERTAD RELIGIOSA Ahora más que nunca los cristianos debemos entender el significado bíblico de la libertad religiosa. Este derecho está fun- dado en la obligación y respon- sabilidad de cada ser humano de buscar la verdad sobre Dios y de practicar la religión según fue revelada por Dios (Cate- cismo, 2104). Con esto, la Iglesia también define la "libertad de concien- cia": el derecho de una persona a no ser obligada a creer lo que solo se puede creer por fe y por una respuesta libre. Por ejemplo, un cristiano no puede imponer su creencia en Jesu- cristo sobre un no creyente, no porque su religión sea privada, sino porque la fe no puede ser forzada, ya que requiere de una elección libre. Sin embargo, hay muchos asuntos de fe que no solo están basados en creencias religio- sas, sino también en la razón; por eso, luchar por ellos en la plaza pública no es una impo- sición de creencias, sino una responsabilidad. DEBEMOS DEFENDERLA Es cierto que la Iglesia no debería dirigir gobiernos, pero también es cierto que el cristianismo ha hecho unas de las contribuciones más grandes a la sociedad. Sin embargo, sin la influencia de los cristianos actuando en la plaza pública, esto ideales que han sido la fuente de bien social no durarán: la tendencia humana a la dictadura y al totalitarismo son muy grandes, a implementar una creencia sin respetar la libertad de expresión o religiosa. La situación solo mejorará si decidimos que nuestra fe nos guíe en los temas más urgentes de nuestros tiempos: el aborto, el racismo, el matrimonio tradicional, la libertad religiosa, la inmigración, la elección escolar, la responsabili- dad del medio ambiente, etc. Vivamos, pues, nuestra fe delante de otros, y dejemos que nuestra fe moldee el futuro de la vida pública. Si no lo hace- mos, podemos estar seguros de que las personas que buscan suprimir el valor de la fe en la vida pública determinarán a su favor la dirección moral del país. Sobre todo, recordemos que somos libres porque Cristo nos ha liberado y que tenemos la libertad de actuar con con- vicción por nuestra fe. 8 | O C T U B R E - N O V I E M B R E 2 0 2 0