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30 | O C T U B R E - N O V I E M B R E 2 0 2 0 TESTIMONIO L auren Castillo creció como defensora provida, algo que no fue una sorpresa: era católica y su padre incluso era el diácono de su parroquia. Sin embargo, en su último año de universidad, su filosofía provida fue puesta a prueba en la vida real cuando tuvo un embarazo no planeado. "Ese fue el momento en el que tuve que decirme a mí misma: 'Ahora tienes que prac- ticar lo que dices'. Fue algo que realmente sacudió mi mundo y me hizo redefinir mi relación con Dios", dijo Lauren. Así que eligió tener a su hijo, a pesar de que no sería nada fácil. Luchaba por caber en los escritorios de sus clases y pocos pro- fesores se dieron cuenta de su embarazo. Ya estaba conectada a grupos de servicio en el campus, pero se cuestionaba por qué la universidad carecía de formas para ayudar a una estudiante embarazada. La respuesta que recibió fue que la universidad manejaba la situación caso por caso. La fecha de parto de Lauren también era su fecha de graduación para su doble licen- ciatura y programa de honores. Pero Dios tenía otro plan y su hijo nació cinco semanas y media antes de tiempo. Este desafío llegó con una serie de obstáculos nuevos. "Entré a mi primera cita con el pediatra y me dijeron: 'No tienes seguro porque tu póliza no cubre a un niño, así que no pode- mos atenderte'", recuerda Lauren. Ella reconoce que estos obstáculos son aun más intensos para las mujeres que hablan solamente español. La presión que sienten de los médicos, los familiares o incluso la comu- nidad puede ser abrumadora. Lauren estuvo trabajando en sus tareas durante el parto y a la semana siguiente ya estaba de vuelta en clases. Tuvo que averiguar dónde y cuándo podía amamantar y cambiar pañales. Durante ese tiempo se apoyó mucho en su madre para que la ayudara con su hijo, pero su madre se estaba recuperando de un tratamiento contra la leucemia, y era limi- tado lo que podía hacer. Con la gracia de Dios, su madre superó ese momento desafiante en su vida y ella pudo terminar sus estudios. Lauren asistió a clases de preparación matrimonial en la Arquidiócesis de Denver y se casó con el padre de su hijo. Su hijo de siete años ahora tiene tres hermanos meno- res; el más pequeño tiene solo unas semanas de nacido. Lauren nunca se arrepintió de su deci- sión de darle la vida a su hijo, y su embarazo no planeado y difícil fortaleció a su familia y su fe. También reforzó su creencia provida y su pasión por ayudar a las mujeres que se enfrentan a un embarazo no planeado. Ahora Lauren trabaja como directora de desarrollo de la organización "Estudiantes por la Vida", que está en 1250 universidades y escuelas secundarias, 41 de ellas en Colo- rado, para que las futuras mamás sepan Un embarazo no planeado "sacudió mi mundo" P O R A M Y B R Y E R B R U M L E Y Las mamás necesitan saber que hay personas y grupos que las quieren; necesitan saber que todavía son amadas". L AU R E N C A S T I L LO "