Issue link: https://elpueblocatolico.uberflip.com/i/970596
13 DENVER CATHOLIC EN ESPAÑOL | ABRIL-MAYO 2018 DENVER, CO RETIRO PARA NIÑOS Mayo 5, 2018 Niños de 5 a 7 años Mayo 6, 2018 Niños de 8 a 12 años Información Tere Muñoz 720-231-7890 Elvira Gomez 303-744-0548 POR VLADIMIR MAURICIO-PÉREZ M ayo es el mes de la madre – el corazón de la familia, pieza clave que es llamada a una santidad muchas veces escondida, y que se aprecia cada vez más al mirar atrás, a su recuerdo y continua presencia. Así fue María Antonia, esposa madri- leña y madre de siete hijos, cuatro de los cuales son sacerdotes, uno esposo y dos esposas y madres de familia. Uno de los sacerdotes sirve en esta arquidiócesis: se trata del padre Luis Granados, de la parroquia St. Mary en Littleton y es miembro de la congregación Discípu- los de los Corazones de Jesús y María María Antonia parecía tener ya claro lo que el Papa Francisco dice en su nueva exhortación apostólica Gau- dete et exsultate: "Todos estamos lla- mados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra". Tal era el caso que, tras conocer a Eduardo, su futuro esposo, como uni- versitaria, le dijo a una religiosa: "Yo tengo como ideal la santidad, y creo que mi santidad consiste en formar una familia con Eduardo". Ese ideal lo tuvo siempre presente en su familia, incluso en sus últimos días de vida, cuando el cáncer iba inmovili- zando su cuerpo. "En su enfermedad mi madre nos engendró a la vida y nos confirmó en nuestra vocación", dice en diálogo con el Denver Catholic en español el padre Luis, quinto hijo de María Antonia. "De alguna manera nos enseñó los votos de virginidad, pobreza y obediencia antes de ser religiosos". Eduardo Granados, esposo de María Antonia, y sus hijos – el padre José, Eduardo, padre Juan Antonio, padre Carlos, padre Luis, María Antonia y Marta – sabían que la historia de su madre había sido grande en su sencillez y decidieron inmortalizarla en un libro titulado "María Antonia: El corazón de una familia", escrito por el padre José, su hijo mayor. La vida y entrega de su madre fue para ellos "un sello". "Nos enseñó que merece la pena darlo todo", dice el padre Luis. Sus hijos recuerdan aquella pregunta que ella les hacía y que los marcaría para siempre: "Tú, ¿vas a ser santo?". EL "SÍ" FINAL A DIOS El camino de esta madre piadosa y generosa en su familia y trabajo toma- ría un giro inesperado cuando a sus 51 años, los médicos le encontraron un tumor cerebral maligno y le daban 6 meses de vida. Poco a poco María Antonia fue per- diendo movilidad en sus brazos y pier- nas y dejó de hablar. En este proceso doloroso de dejar ir lo más valioso para ella, no se quejó, sino que se abandonó con confianza y alegría. "Me gustaría que descubrieses la 'alegría a tope' que voy descubriendo", escribía a un amigo estando en cama. "La oración preferida de María Antonia era el abandono en silencio", cuenta el padre José. "Yo creo que no quería darle vuelta a los porqués… Con- fiaba simplemente, acompañada por nosotros". "Nosotros queríamos consolarla, pero salíamos consolados", dice el padre Luis. Sus hijos recuerdan especialmente el momento en que María Antonia perdió la habilidad de mover su mano. Como ya no podía decir "sí" o "no", quedaron en que la mano abierta era señal de "sí" y cerrada de "no". Sin embargo, llegó un momento en que se le paralizó por completo y la dejó abierta. Su hijo Eduardo entonces dijo: "Mira, a mamá se le ha quedado la mano en forma de sí". Y de esta manera su esposo y sus hijos vieron la entrega de María Antonia reflejada en ese símbolo. Murió cantando el 3 de junio de 1998 acompañada de su marido y de dos de sus hijos. "Ahora pienso que tu vida estuvo llena de 'síes'", escribió tiempo des- pués su esposo Eduardo. Sí a nuestro noviazgo y a nuestra boda: sí a la venida de nuestros siete hijos, sí a [entregarlos] a Dios… sí a todo lo bueno y sí a Dios cuando te envió la enfermedad". El padre José recuerda sobre todo aquella pregunta: "Tú, ¿vas a ser santo?" y en ella ve el mensaje que la vida de María Antonia tiene para todos los que la escuchen. "Ojalá su recuerdo suscite de nuevo la pregunta por esa meta definitiva de nuestra vida, tantas veces puesta aparte, tantas veces cubierta de polvo: la santi- dad", concluye el sacerdote. María Antonia: madre que siempre supo decir sí a Dios Testimonio De izquierda a derecha el padre José, Eduardo, padre Juan Antonio, padre Carlos, padre Luis, María Antonia y Marta. FOTOS PROVISTAS