elpueblocatolico

DCE_3-18_website

Issue link: https://elpueblocatolico.uberflip.com/i/954492

Contents of this Issue

Navigation

Page 14 of 15

15 DENVER CATHOLIC EN ESPAÑOL | MARZO-ABRIL 2018 La felicidad matrimonial tiene un precio E n el pasado, cuando la vida se regía por principios y creen- cias y no por la conveniencia personal, el matrimonio era un estado en virtud del cual las partes se com- prometían de por vida con su cónyuge a formar un hogar para sus hijos. Pero parece que el cons- tante bombardeo publicitario anun- ciando las delicias que nos ofrecen los avances tecnológicos, nos ha llevado a concluir que lo importante es vivir en un estado de gratifi cación constante y, por lo tanto, la estabilidad matrimo- nial está condicionada a que vivamos dichosos. Así, el matrimonio se asume como una institución ideada para contar con una pareja por el tiempo que nos agrade vivir con ella. Como consecuencia de lo anterior, hoy se toman como oportunidades lo que realmente son tentaciones y como necesidades lo que son solo deseos, y estos se anteponen a cual- quier obligación que hayamos adqui- rido en virtud del matrimonio. Si bien es cierto que no debemos olvidarnos de nosotros mismos y vivir exclusiva- mente en función de nuestro cónyuge e hijos, el compromiso adquirido con la familia nos exige luchar por encon- trar nuestra felicidad y realización dentro de esta condición y como parte activa de la familia que encabezamos. Lo fundamental para disfrutar el compromiso matrimonial es decidir- nos a cultivar el amor conyugal. La claridad que emana de un amor sólido y generoso es la que nos da la sabi- duría para encontrar el punto medio entre renunciar a ser uno mismo y mantener nuestra propia identidad; entre dedicarnos a la familia y reali- zarnos como profesionales; y entre ser padres sin dejar de ser pareja. El amor conyugal no es un sen- timiento sino ante todo una deci- sión que presupone el compromiso irrevocable de dedicarnos a colaborar en un proyecto de vida conjunta gra- cias a que caminamos, no atados pero sí unidos hacia la cima de nuestra existencia. Pocas experiencias pueden ser tan gratifi cantes como llegar a la cumbre de nuestra vida con la pro- funda satisfacción de haber logrado tener el hogar que soñamos. Es así como podremos proveerles a los hijos una familia en la que disfruten de la certeza de haber nacido como fruto de nuestro amor y que crezcan gozando de la dicha de saberse producto del profundo afecto que se profesan sus padres. Ángela Marulanda, Colombiana, es escritora especialista en temas de familia. ÁNGELA MARULANDA FOTO DE FLICKR

Articles in this issue

Archives of this issue

view archives of elpueblocatolico - DCE_3-18_website