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2 JUNIO-JULIO 2017 | DENVER CATHOLIC EN ESPAÑOL Página del Arzobispo Columna del Arzobispo Exmo. Monseñor Samuel J. Aquila FOTO DEL MES ACTIVIDADES DEL ARZOBISPO JUN 17: Misa de ordenación diaconal. Catedral Basílica Immaculate Conception. 10 a.m. JUN 18: Misa con el Camino Neocatecumenal. TBD 4 p.m. JUN 25: Misa por el 50 aniversario de la parroquia Saint Mary end Bush. 10 a.m JUL 22: Misa – rito de consagración a la Virgen. Catedral Basílica Immaculate Conception. 10 a.m. Periódico en español de la Arquidiócesis de Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210. Teléfono 303-715-3219, Fax 303-715-2045, E-mail: elpueblo@archden.org DENVER CATHOLIC EN ESPAÑOL (USPS 024-042 / ISSN 25728717) is published monthly, except January, by the Archdiocese of Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, and printed by Prairie Mountain Publishing, LLP in Boulder. Periodical postage is paid in Denver, CO. SUBSCRIPTIONS: $ 12 a year in Colorado, $ 16 per year out of state. Postmaster, send address changes to: El Pueblo Católico, Circulation Dept., 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210. Directora General KARNA SWANSON Editora CARMEN ELENA VILLA Jefe de Publicidad MICHAEL O'NEILL E N E S P A Ñ O L Tu vida en las manos de Dios R ecientemente, el Papa Fran- cisco se reunió con personas que sufren de la enfermedad de Huntington, una extraña enferme- dad genética que causa movimientos, trastornos cognitivos y psiquiátricos. "Para Jesús", les dijo, "la enfermedad nunca ha sido obstáculo para acer- carse al hombre, sino todo lo contra- rio. Él nos ha enseñado que la persona humana es siempre valiosa, que tiene siempre una dignidad, que nada ni nadie le puede quitar, ni siquiera la enfermedad". Este encuentro me sorprendió porque aquellos que están tentados a usar la nueva ley de suicidio asistido en Colorado, citan su pérdida de dignidad como una razón para hacerlo. Sienten que su vida ya no tiene valor, que son una carga, o que su sufrimiento es demasiado grande. Los sacerdotes de la arquidiócesis de Denver también han estado pensando en las personas que están en estas circunstancias, desde que se aprobó la nueva ley. Han venido a mí y me han preguntado: "¿Cómo puedo responder a alguien que pide los sacramentos, pero que ha solicitado el suicidio asistido?" Reco- nocen la seriedad del asunto, por la salvación de las almas involucradas. Este tipo de preguntas llevó a los cuatro obispos de Colorado a discutir sobre cómo responder de una manera en que se aliente a un encuentro con Cristo y que se ofrezca verdadera misericordia, en lugar de la ilusión falsa de la misericordia que presenta el suicidio asistido. Nuestra discusión dio como resultado un conjunto de pautas para los sacerdotes, llamadas: "A tus manos encomiendo mi espí- ritu", que se resumen brevemente en esta columna. En el corazón de estas directrices está la importancia de la verdadera compasión y misericordia, que siem- pre ve la dignidad del ser humano, creada a imagen y semejanza de Dios, y que apunta hacia el bien. Cuando las personas describen a alguien o una acción como "compasivo", lo que generalmente tienen en mente es lástima - sentir lástima por la persona que está sufriendo. Pero la verdadera compasión es más profunda que eso: Cuando alguien tiene compasión, quiere decir que comparte el sufri- miento de otra persona como si fuera suyo, y está dispuesto a sufrir con la persona. Del mismo modo, la mise- ricordia no es solo eliminar el sufri- miento, sino que siempre desea el verdadero bien para alguien y se está dispuesto a eliminar cualquier obstá- culo para alcanzar ese bien. El suicidio asistido, por el contra- rio, es una misericordia falsa. Si bien puede terminar con el sufrimiento, introduce simultáneamente una barrera a la salvación de una persona, que es el mayor bien posible. Con el suicidio asistido y el proceso que implica la petición ofi cial, se encuen- tra una acción que contradice la gra- titud fundacional que debemos tener por la vida como un don de Dios, rechazando la forma en que Cristo nos enseñó a vivir y a morir. En este último punto, me viene a la mente la forma en que el Papa Juan Pablo II murió. Aunque estaba sufriendo, amó su vida hasta el fi nal y no la rechazó ni la terminó prema- turamente. Sus palabras fi nales refl e- jaron su búsqueda de un bien mayor: "Dejadme ir a la casa del Padre". Al pensar en el suicidio médica- mente asistido y en la forma en que éste trata la vida humana como algo desechable, mis hermanos obispos y yo buscamos guiar a los sacerdotes hacia una respuesta compasiva, mise- ricordiosa y arraigada en la dignidad de la persona humana en su camino hacia el Padre. Por eso, "A tus manos encomiendo mi espíritu" hace hincapié en la nece- sidad de que los sacerdotes acompa- ñen a las personas que se enfrentan a enfermedades terminales, instándo- les a hacer sacrifi cios personales por aquellos que han optado por el suici- dio asistido. Al mismo tiempo, las pautas tam- bién dicen que los sacerdotes no pueden conceder la absolución cuando alguien solicita el suicidio asistido, a menos que esa persona se arrepienta y esté dispuesta a llevar a cabo una peni- tencia. De manera similar, aquellos que no han recibido la absolución por solicitar el suicidio asistido, no pueden recibir los últimos ritos o el viático, ya que permanecen en estado de pecado. Todo católico necesita entender la gravedad del suicidio médicamente asistido y cómo éste viola el quinto mandamiento - "No matarás". La aceptación de esta ley por parte del estado crea una cultura que trata la vida de ciertas personas como desechable e involucra a varios sec- tores de la sociedad para facilitar su muerte. Debido al riesgo de que la gente pueda creer que la Iglesia apoya el suicidio asistido, los obispos de Colorado hemos decidido permitir el entierro, pero no las Misas fúnebres, para aquellos que mueren por suicidio médicamente asistido. La Iglesia, en su fi delidad a Jesucristo y sus enseñan- zas, no puede dar nunca la impresión de apoyar el pecado o aquello que se oponga a la cultura de la vida. La Iglesia desea responder con compasión a aquellos que se enfrentan a enfermedades terminales; compa- sión que se basa en la verdad y que los guía hacia el bien. Con ese fi n, la Arqui- diócesis ha recopilado una lista de centros de atención y centros de cui- dados paliativos. Aquellos que tengan preguntas sobre este importante tema pueden visitar www.archden.org/life para obtener recursos adicionales. Sigamos el ejemplo de Santa Teresa de Calcuta, quien habló en el Desayuno de Oración Nacional de 1994 acerca de la importancia de amar a la gente cuando están en dolor. Ella dijo: "¿Cómo se puede amar a Dios, a quien no se ve, si no amas a tu prójimo a quien puedes ver, puedes tocar, y con quién vives? Es muy importante entender que amar, para que sea verdadero amor, tiene que doler. Debo estar dispuesto a darlo todo, lo que sea para no hacerle daño a la gente y, de hecho, para hacerle el bien. Esto requiere que yo esté dispuesto a dar hasta que duela. De otro modo, no hay verdadero amor en mí y, por ende, en lugar de traer buenas noticias, le traigo injusticia, y no traigo paz a los que están a mi alrededor". Los restos de la sierva de Dios Julia Greely, quien podría ser la primera santa de Denver, fueron exhuma- dos del cemen- terio Mt. Olivet y trasladados a la catedral basí- lica Immaculate Conception el pasado 7 de junio.

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