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2 MAYO 2017 | DENVER CATHOLIC EN ESPAÑOL Página del Arzobispo Columna del Arzobispo Exmo. Monseñor Samuel J. Aquila Explorando el balance de los Boy Scouts S entí una gran consternación cuando me enteré el pasado mes de enero de que el grupo Boy Scouts de América decidió fi nalizar la práctica que han tenido durante más de cien años que permitía entre sus miembros solo a chicos. Esto ocurrió cuando comenzaron a permitir que personas transgénero se unan a las tropas. Es decir, chicas que luchan con su disforia de género y viven como si fuesen hombres. Cuando Robert Baden-Powell fundó los Boy Souts en 1908, lo concibió como un medio para formar a los chicos como hombres. También reconoció que los jóvenes en las tropas se ayudaban unos a otros a formarse bajo la dirección de un líder. "El movimiento Scout -decía - es un juego para chicos bajo el liderazgo de chicos que están dirigidos por un hombre". Los Boy Scouts of América también permitieron recientemente dentro de sus miembros a chichos y líde- res con atracción al mismo sexo. Estas decisiones son experimentos sociales y están pensadas sin tener en cuenta el impacto que pueden causar en la gran mayoría de chicos que no tienen disforia de género ni atracción al mismo sexo. En efecto, no es difícil ver que esto traerá consecuencias a largo plazo, para las generaciones de jóvenes ame- ricanos presentes y futuras a medida que traten de entender su propia sexualidad en sus años formativos. Esta decisión ha sido parte del lento retroceso de los Boy Scouts ante el avance de la cultura secular en una agenda LGBTI. Al mismo tiempo, los Boy Scouts han insistido que permitirán que las tropas asociadas a la Iglesia solo acepten chicos, que continúen diri- giendo a las tropas de acuerdo con su fe, y que defi endan a estas unidades de Scouts en cualquier demanda resultante. En respuesta, las iglesias que fundan grupos de Scouts han enfrentado la difí- cil decisión de si continuar afi liadas a los Boy Scouts de America. Muchas diócesis han decidido retirar completamente su afi liación. Mientras que otras piensan que, al menos en el caso de los Boy Scouts existe una protección adecuada como para que la afi liación continúe. Muchas personas han preguntado qué he deci- dido hacer en la arquidiócesis de Denver siendo que estas decisiones son contra- rias a la ley natural y a la enseñanza de la Iglesia sobre el tema de sexualidad. Antes de responder a esa pregunta, hay dos puntos que quisiera enfatizar. El primero es que la discusión sobre la atracción sexual, la orientación y las opciones sobre el estilo de vida no tienen cabida en el movimiento Scout. Estos son temas que los padres tienen que abordar, ya sea a través del ejemplo como por medio de la enseñanza de sus hijos. Segundo, la Iglesia está absoluta- mente comprometida con la dignidad de la persona humana, con el enten- dimiento de que el hombre y la mujer están hechos el uno para el otro, con la virtud de la castidad y con la protección de los niños, especialmente de las dife- rentes formas de abuso que incluyen también el permitir o fomentar la dis- foria de género. He estado meditando en las fuertes palabras de Jesús acerca de aque- llos que conducen a los inocentes al pecado. El Señor nos dice en el evange- lio de San Lucas: "Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escánda- los; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos peque- ños". (Lc. 17, 1-2). Debemos tener mucho cuidado del ejemplo y el testimonio que damos a los demás, especialmente a los niños. Exponerlos a la inmoralidad y/o a materiales inapropiados para su nivel de madurez sin el pleno conocimiento y consentimiento de los padres, es escandaloso para ellos y equivocado para nosotros. Hacer esto contradice también dos de los principales puntos del Juramento Scout: cumplir nuestros "Deberes para con Dios" y permanecer "moralmente rectos". A pesar de las recientes decisiones, también me doy cuenta de que los elementos centrales del Movimiento Scout siguen siendo dignos de admi- ración y que cientos de hombres y de chicos en esta arquidiócesis reciben un impacto positivo que viene de la forma- ción de los Boy Scouts. Aunque simplifi caría la cuestión el pedir a todos los grupos Scouts patrocinados por las parroquias que se desafi lien de sus respectivas organi- zaciones nacionales, decidí consultar a aquellos que dirigen muchos de los Cub Scout (lobatos) y las tropas de Boy Scouts de la Arquidiócesis. Después de esta discusión decidí que una decisión de esa naturaleza puede producir con- secuencias desafortunadas y no llegar a presentar el valiente testimonio que Cristo nos llama a dar. Por más de 100 años los Boy Scouts han provisto una signifi cativa formación que -, citandoa un maestro de Scouts con quien tuve una reunión recientemente- "Transforma a chicos bobos en grandes líderes" Y esta formación no se puede limitar solo a los jóvenes católicos. Las tropas y los lobatos patrocinadas por nuestras parroquias están abiertas a chicos no católicos y a líderes que desean ser parte de los Scouts y cuyo comporta- miento no se opone al carácter católico del grupo. En efecto, estas tropas y packs no solo forman a los católicos o promue- ven la virtud si no que ellos también comparten el mensaje del Evangelio con otros, evangelizando. Además, creo que la desafi liación, mientras que por un lado enviaría un fuerte mensaje, por el otro, proclama- ría como ganadores a la cultura secular y su agenda y como perdedores a los Boy Scouts y a la Iglesia. Aunque temo que los Boy Scouts pueden tomar otra decisión que requiera la desafi liación, yo por el momento no daré ese paso. Más bien, hago un llamando a los grupos de Scouts auspiciados por nuestras parro- quias, incluyendo las Girl Scouts, a que refuercen su compromiso de formar chicos y chicas para que sean jóvenes virtuosos y adultos cristianos. Por último, la decisión de una parroquia de fundar o afi liarse con las organizaciones del movimiento Scout cae bajo la autoridad del párroco, quien debe sopesar los riesgos que esto puede traer sobre sus parroquias. Pido a todos los que están involucrados en los Scouts católicos que respeten la deci- sión que tomen los párrocos. Para los grupos que reciben el apoyo de los párrocos y para continuar afi lia- dos a la arquidiócesis de Denver, esta- blezco los siguientes requerimientos: • Presentar el mejor testimonio a los scouts y a cualquiera que se encuentre en las actividades que ellos ofrecen. Todos los líderes deben adherirse al Código de Conducta de la arquidióce- sis de Denver, específi camente: • Tener una actitud positiva y de apoyo a la Iglesia católica, sus ense- ñanzas y sus obras. • Abstenerse de aprobar, promover o involucrarse en cualquier tipo de conducta o estilo de vida que se con- sidere contradictorio a la doctrina y moral católica. • Promover la dignidad de la persona humana y las expresiones de la sexualidad humana que concuerden con la ley natural y, por ende, con las enseñanzas de la Iglesia. • Respetar la propia dignidad perso- nal y la de los demás. Mi deseo ferviente es que esta deci- sión facilite la promoción de todo lo que es bueno y virtuoso en los scouts. Además, todos necesitamos orar por el fortalecimiento de los fundamentos morales de nuestra sociedad, especial- mente aquellas instituciones que brin- dan formación a los jóvenes. Por último, para aquellos que están buscando alternativas aceptables a los Boy Scouts o Girl Scouts que capten la esencia del movimiento Scout, me gus- taría sugerir algunas organizaciones que no presentan este tipo de proble- mática: American Heritage Girls, Little Flowers' Girls Clubs, La Federation of North American Explorers, Columbian Squires, Trail Life USA, y Fraternus. Para obtener información sobre estos grupos llame a Michelle Peters en el departamento de Evangelización y Familia al teléfono (303) 715-3252. Traducido del original en inglés por Carmen Elena Villa. Periódico en español de la Arquidiócesis de Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210. Teléfono 303-715-3219, Fax 303-715-2045, E-mail: elpueblo@archden.org DENVER CATHOLIC EN ESPAÑOL (USPS 024-042 / ISSN 1936-1122) is published monthly, except January, by the Archdiocese of Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, and printed by Prairie Mountain Publishing, LLP in Boulder. Periodical postage is paid in Denver, CO. SUBSCRIPTIONS: $ 12 a year in Colorado, $ 16 per year out of state. Postmaster, send address changes to: El Pueblo Católico, Circulation Dept., 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210. E N E S P A Ñ O L Directora General KARNA SWANSON Editora CARMEN ELENA VILLA Jefe de Publicidad MICHAEL O'NEILL

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