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EL PUEBLO CATÓLICO FEBRERO 2017 9 30% de Descuento en toda la mercancia todo el mes de febrero Depilación con Láser (1 sesión) • Bigote $30 • Cejas $30 • Axilas $30 • Línea del estómago $30 • Área del Bikini $45 • Pierna completa $80 • Media pierna $40 • Cara completa (excluye ceja) $50 • Media cara $40 • Venas de araña $100 • Pestaña (duran hasta 1 semana) $20 • Mesoterapia por electroporación $50 • Blanqueamiento dental $100 Lunes a viernes de 9 a.m. a 7 p.m. Sábado de 9 a.m. a 6 p.m. *Domingo previa cita 1350 Chambers Rd., Suite 300 Aurora, CO 80011 303-344-0497 • Estrías • Celulitis • Delineado Permanente • Hongos en las uñas • Líneas de expresión • Reafirmantes de la piel • Microdermabrasión con cristales de aluminio • Juvederm XC • Faciales • Manchas en la piel • Rejuvenecimiento de la piel • Venas varicosas • Lunares y verrugas • Botox • Acné Nota importante: se sugiere abstenerse de ir acompañado de niños por norma de seguridad ACTUALIDAD EN EL MUNDO H oy no se habla de otra cosa en los medios his- panos, especialmente en los círculos mexicano y centro- americano. El presidente de los Estados Unidos ha decretado con una orden ejecutiva la cons- trucción del muro en la fronte- ra mexicano-estadounidense. Siguiente rubro en los medios de comunicación es la exigen- cia de hacer pagar a México por la construcción. Completa el cuadro la sombra de la depor- tación. Todo parece indicar que el temor que nos embargaba en noviembre comienza a tomar cuerpo. Pienso que nadie niega el derecho de cualquier país de asegurar sus fronteras: lo hace Estados Unidos y lo hace Méxi- co también. Nadie puede negar la importancia de mantener la legalidad para la promoción del bien común. Cada país tiene su propia legis- lación inmigratoria y la tratan de aplicar regularmente. Lo que sí se puede cuestionar es el modo de aplicar la ley en las diversas circunstancias del entramado inmigratorio. Y esto lo digo por dos razo - nes: porque estas fronteras y estas leyes no tratan de intercambio comercial de productos materiales, sino de seres humanos, hijos de Dios, hermanos nuestros y posesores de una dignidad y derechos in - alienables. Y segundo, porque -como nos enseñó Jesús al decir- nos que "el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado" (Mc 2, 27), rerién- dose a la ley – ésta es solamente un instrumento al servicio de la dignidad humana, no su patrona inexible. En su encíclica "Rico en Mi- sericordia", San Juan Pablo II decía que la Iglesia comparte el profundo y ardiente deseo de una vida en la justicia, pero poco más adelante él hace notar que: "La experiencia del pasado y de nuestros tiempos demuestra que la justicia por sí sola no es suciente y que, más aún, pue - de conducir a la negación y al aniquilamiento de sí misma, si no se le permite a esa forma más profunda que es el amor, plas- mar la vida humana en sus di- versas dimensiones. Ha sido ni más ni menos la experiencia his- tórica la que entre otras cosas ha llevado a formular esta aserción: summum ius, summa iniuria (suma ley, suma injusticia). Tal armación … indica solamente, en otro aspecto, la necesidad de recurrir a las fuerzas del espíritu, más profundas aún, que condi- cionan el orden mismo de la justicia" (n. 12). Construir un muro de cemento y las rela- ciones entre los Esta- dos es algo que corres- ponde a los políticos y a los ingenie- ros. Lo que a mí me preocu- pa es la cons- trucción de un muro en los corazones. Me preocupa que esta situación pu- diera llevar a nuestro país a olvi- dar sus raíces y perder su identi- dad. Así nos lo dijo el Papa Fran- cisco en Filadela: "Cuando un país está determinado a perma- necer el a sus principios, a esos principios fundacionales, basa- dos en el respeto a la dignidad humana, se fortalece y se renue- va. Cuando un país guarda la memoria de sus raíces, sigue creciendo, se renueva y sigue asumiendo en su seno nuevos pueblos y nueva gente que viene a él" (26 de septiembre de 2015). El racismo, la intolerancia y la xenofobia u odio a los extran- jeros, entre otros son muros del corazón derivados de la misma matriz: el egoísmo. El corazón construye un muro a su alrede- dor para no tener que abrirse al otro, para no dejar entrar el otro, para no tener que com- partir con el otro, para no ver el dolor del otro y desentenderse de él. Ese muro no le deja ver la du- ra realidad humana del inmi- grante, su hermano, que como dejo el Papa Francisco "ha emi- grado a este país con un gran costo personal, pero con la es- peranza de construir una nue- va vida". La gran mayoría de los emigrantes ha venido en busca de seguridad, trabajo, pan, me- dicina y educación para sus hi- jos. Todos ellos derechos inalie- nables de la dignidad humana. Ellos también tienen derecho a "la vida, la libertad y a la búsque- da de la felicidad", como dice la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, añadien- do que estos son derechos que el Creador ha dado a todos los seres humanos, y que los gobier- nos son creados para proteger. El problema es que muchos entraron ilegalmente, rompien- do las leyes migratorias. Aquí es donde la casuística se hace abundante: ¿traídos de niños? ¿romper las familias? ¿después de tantos años de vivir y con- tribuir a la prosperidad de este país? ¿escapando de la violen- cia y de la muerte? Por la com- plejidad del panorama, por la compasión que merecen los inmigrantes en esta situación, por la dignidad y derechos hu- manos, y por el amor cristiano que les tenemos, los obispos de los Estados Unidos abogamos y pedimos que, más que un mu- ro de cemento y deportaciones masivas se afronte el problema con una reforma migratoria in- tegral, que atienda con huma- nismo y compasión las diversas situaciones del inmigrante en nuestro país. Nosotros haremos todo lo po- sible por ayudarlos a enfrentar esta situación que se está fra- guando. Pero hay algo que todos podemos hacer ya desde ahora: rezar. Recordemos la historia de Jericó y cómo el poder de Dios hizo caer sus murallas. El poder de Dios derribará los muros de los corazones para que el Es- píritu Santo, como viento im- petuoso, circule libremente en nuestro país derribando las ba- rreras del egoísmo y todos esos muros de contención que impi- den el amor. conocido confronta- "continuaremos mentes de la restaurar la seguir siendo todos, se pre- respeto por la alentó. gobierno esta- restau- Unidos "Los muros de la ciudad se derrumbarán" (Josué 6, 5) FOTO DE BBC WORLD SERVICE / FLICKR Dos tercios de la frontera entre México y Estados Unidos está ya separada por un muro que mandó construir el ex presidente Bill Clinton. POR MONS. JORGE RODRÍGUEZ

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