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EL PUEBLO CATÓLICO SEPTIEMBRE 2016 2 Colorado necesita más cuidado compasivo, no asesinato E n agosto de 1997 llevé al oncólogo a mi mamá. El médico nos dijo que mi madre tenía cáncer al cerebro, a los pulmones y al hígado y que si bien había alguna posibilidad de prolongar su vida, su pronóstico era que ella moriría en pocos meses. Al salir del consultorio, el doctor me llevó aparte y me dijo: "Tu madre fallecerá más o menos en diciembre. No sé cómo puede sentirse tan bien con la magnitud del cáncer que tiene". Ella celebró su cumplea- ños 75 en diciembre en una reunión familiar muy grande y para entonces aún manejaba automóvil. Mi madre falleció recién en junio de 1998. El 15 de agosto, una iniciativa que legalizaría el suicidio asis- tido fue ofi cialmente aprobada para aparecer en la balota de Co- lorado. Tenemos que oponernos a la propuesta 106 porque abrirá las puertas para que personas en situaciones como las de mi madre, puedan quitarse la vida, basa- das en las especula- ciones de los doctores, que muchas veces son equivocadas. Tener el suicidio asistido en nuestro estado, creará también una cultura que desalen- tará avances en cuidados compasivos y paliativos, y so- bre todo, acortará el tiempo de acción de la gracia de Dios para que la gente se prepare para encontrarse con su creador. En Colorado nos sentimos orgullosos por tener una gran belleza natural y por cuidar el ambiente. Personas de otros estados resaltan cuán acogedo- res, cálidos y atentos somos aquí en Colorado. Estos son valores buenos y loables de los que nos podemos enorgullecer. Pero si la proposición 106 es aprobada, in- culcará algo muy diferente, más valores inhumanos en nuestra cultura, contribuyendo a que se propaguen en otros estados, dando un impulso a los promo- tores del suicidio asistido. Más allá de los problemas mo- rales asociados con el suicidio asistido, la balota tiene serias fallas en el modo en el que ha sido escrita. Por ejemplo, para poder califi car para el suicidio asistido, la persona debe recibir un diagnóstico de una enfer- medad terminal por la cual le queden seis o menos meses de vida. Pero, ¿cuán frecuentemen- te esos diagnósticos se equivo- can? Lo fue así en el que caso de mi madre, que vivió más tiempo del pronosticado. Muchos de nosotros conocemos a gente que ha sobrevivido a un diag- nóstico fatal por meses o años, y en algunos casos aislados, los doctores ofrecen un diagnóstico completamente equivocado a sus pacientes. La proposición 106 también requiere que el doctor certifi que que la persona que solicita el suicidio asistido esté en su sano juicio. Lo que la balota no espe- cifi ca es que el referido médico debe estar formado en psicolo- gía. Eso signifi ca que cualquier doctor podría llevar a cabo esa tarea, incluso un podólogo o un otorrino. Así pues, no hay nada en la propuesta de suicidio asistido, que prevenga que un doctor que no está capacitado en psicología, pierda de vista pistas claves que indiquen que la persona podría estar deprimi- da, necesitada de tratamiento, y no de una sobredosis de drogas letales. La forma en que esta balota maneja el acto de una persona quitándose la vida, también demuestra cuán contrarios son estos valores a los de la gente de Colorado. Para empezar, a pesar de que la sobredosis no siempre funciona, la proposición 106 no requiere que profesio- nales médicos estén presentes a la hora de la muerte. Evita además responsabilidades al ordenar que los doctores o mé- dicos forenses mientan delibe- radamente en el certifi cado de muerte, al decir que la persona murió de la enfermedad de la que estaba padeciendo. Si esto se convierte en ley, el estado estará apoyando al "padre de la mentira", barriendo debajo de la alfombra la realidad de lo que está sucediendo. El defecto más grave de la proposición 106 es que amenaza la vida humana como si fuese algo que pueda ser desechado, como un aparato que ha cum- plido su tiempo de uso. Los seres humanos son infi nitamente más valiosos que eso, y nuestra digni- dad no depende de nuestras ha- bilidades para cumplir funcio- nes o de nuestra salud. Nuestra dignidad viene del hecho de que un Dios amoroso nos creó a imagen y semejanza suya y nos dio un espíritu que es eterno. El estado no concede dignidad a la persona humana, Dios sí. Como sacerdote, he acom- pañado a gente en sus últimos POR EL EXMO. MONSEÑOR SAMUEL J. AQUILA El Pueblo C A T Ó L I C O El Pueblo Católico (USPS 024-042 / ISSN 1936-1122) is published monthly by the Archdiocese of Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, and printed by Prairie Mountain Publishing, LLP in Boulder. Periodical postage is paid in Denver, CO. Subscriptions: $ 12 a year in Colorado, $ 16 per year out of state. Postmaster, send address changes to: El Pueblo Católico, Circulation Dept., 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210. Directora General: Karna Swanson Editora: Carmen Elena Villa EL PUEBLO CATÓLICO, periódico en español de la Arquidiócesis de Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, Teléfono 303-715-3219, Fax 303-715-2045, E-mail: elpueblo@archden.org Continúa en la Página 15 Por Karna Swanson Es un pastor que ama cada nombramiento que ha recibi- do. Es un profesor apasionado por compartir el Evangelio. Este sacerdote de origen mexicano, expresa una apreciación pro- funda y un amor por la crecien- te comunidad católica hispano- hablante en esta arquidiócesis. El Papa Francisco nombró al padre Jorge Rodríguez obis- po auxiliar de Denver. Tiene 61 años, ha servido como párroco en Holy Cross desde el año 2014, y anteriormente, era vicerrector del seminario teológico de Den- ver, St. John Vianney. En entrevista con El Pueblo Católico nos compartió sobre su reacción inicial al enterarse que le había sido asignada esta misión y también sobre su nue- va posición en la arquidiócesis. Padre, ¡un nombramiento episcopal es un acontecimien- to que cambia la vida! ¿Cómo se enteró que había sido nom- brado obispo auxiliar de Den- ver y cuál fue su reacción? "El lunes 15 de agosto, día de la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, me encon- traba trabajando en la ofi cina del vicario del clero, cuando re- cibí una llamada de la nuncia- tura apostólica en Washington. Me dijeron que el Santo Padre Francisco me había nombra- do obispo auxiliar de Denver. Francamente, cuando escuché estas palabras, me sentí afl i- gido, pensando «¡esto no me puede pasar a mí! Amo a mi parroquia, a mi comunidad, y a todos nuestros proyectos», y pensé «no soy la persona indi- cada para el puesto ni tengo las cualidades que se requieren». Es un tipo de experiencia en la que muchas ideas y senti- mientos chocan, y se acumu- lan en tu corazón en tan solo un instante. Mi primera reac- ción fue «gracias Monseñor, pero creo que voy a declinar, ya que no soy la persona adecua- da…» Pedí que se me permi- tiera rezar sobre ello. Él ama- blemente aceptó que le diera una respuesta posteriormente. No me dieron autorización de compartir esta información. Estaba muy afl igido, y busqué refugio en nuestro Señor el res- to del día. Solo en Jesús podría encontrar la fuerza para obte- ner una respuesta". ¿Seguirá por el momento sir- viendo como párroco en Holy Cross? Si es así, ¿cuáles son las diferencias que espera ver en su vida en los próximos meses dividiendo su tiempo entre ser párroco y obispo auxiliar? "Desconozco la respuesta a esta pregunta ya que todavía tenemos que trabajar en los detalles sobre mis responsabi- lidades como obispo auxiliar. Sé que la parroquia requiere de toda mi atención y por consi- guiente, puedo suponer que los nuevos deberes exigirán un rea- juste en el uso de mi tiempo. Por ahora seguiré siendo el párroco de Holy Cross. Tengo un equipo maravilloso de feligreses el cual, estoy seguro, me apoyará, y me ayudará cada vez más, dadas estas nuevas circunstancias. Como obispo auxiliar segu- ramente tendré que asistir "ex ofi cio" a algunas reuniones y eventualmente ayudar a admi- nistrar el sacramento de la Con- fi rmación. Seguiré disponible para lo que el arzobispo Aquila requiera de mí". ¿Qué es lo que más le ha alegrado de ser párroco? En su trayectoria como sacerdo- te, ¿ha tenido algún nombra- miento que haya considerado como favorito? "Como sacerdote disfruto mucho celebrar los sacramen- tos para el pueblo de Dios y dar clases sobre Jesús y su Evange- lio. Como párroco, disfruto tra- bajar con la gente que está muy comprometida con el Señor y la misión de la Iglesia; ellos real- mente me edifi can. Como pá- rroco pienso que es grandioso contar con un equipo maravi- lloso de gente laica entusiasma- da con su fe. Puedo decir que en cada uno de los nombramientos que he recibido, hay algo que hace que cada uno sea mi favorito. Amo trabajar en las misiones. Disfruto mucho la tarea esen- cial de llevar buenas noticias a los pobres. Mi parroquia en Italia era mi favorita en lo que corresponde a la gran preocu- pación por los pobres y por los temas sociales. Ser formador de seminaristas también fue mi misión favorita porque está llena de esperanza y me ayuda a renovar mi sacerdocio cuando veo el frescor y el entusiasmo de hombres jóvenes que se ha- cen sacerdotes. Mi parroquia en Thornton es mi misión favorita por su espíritu amoroso y aco- gedor ¡Los feligreses me han animado a unirme a ellos en su entusiasmo por Cristo y en su solidaridad! ¡Todos estos cargos son mis favoritos!" Como pastor de una parro- quia con una gran comuni- dad hispana usted ha vivido y visto sus necesidades ¿Podría compartir con nosotros algunas de sus experiencias con esta comunidad? "La creciente comunidad his- pana católica en la arquidiócesis de Denver es una realidad pro- videncial que necesitamos reco- nocer como un don que Dios nos ha enviado para esta arquidióce- sis. Esto va más allá que la can- tidad o números de personas, pero también por la vitalidad y expresiones de la fe católica. El reto para nosotros está en ayu- darlos a integrarse a la Iglesia de los Estados Unidos sin perder los valores de su identidad religiosa, cultural y católica. Tomando en cuenta los números, es verdad que hay demanda para más sa- cramentos, más programas de educación religiosa, acompa- ñamiento y apoyo en los movi- mientos apostólicos, espirituales y de mayor atención personal. Por falta tiempo no puedo compartir todo lo que he vivi- do pero la experiencia que he tenido con esta comunidad, es que los fi eles tienen un gran amor por la Eucaristía; una tier- na devoción hacia la Madre de nuestro Señor, Nuestra Señora de Guadalupe; muestran since- ro apoyo al Santo Padre y a los sacerdotes; también son muy generosos con lo que necesita la Iglesia y su fe es sincera, sin complicaciones. Estas cosas son las que veo diariamente en la comunidad hispana de Holy Cross". ¿Quiere agregar algo más? "Mi único deseo es servir a la causa de nuestro Señor Je- sucristo y servirlos de acuerdo con esta nueva misión y gracia que voy a recibir. Es la obra del Señor y no la nuestra, mucho menos la mía". Mi único deseo es servir a la causa de nuestro Señor Jesucristo

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