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EL PUEBLO CATÓLICO JULIO 2016 9 Nunca subestimen la fuerza de su oración y el testimonio E l sacrificio a Dios es un es- píritu contrito; un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias. (Salmo 51, 19) Se me agita el corazón al pen- sar en todo lo que me espera. "De seguro Dios proveerá", es mi frase favorita en estos días. Pe- ro… ¿de verdad me lo creo? ¿de verdad tengo mi confianza pues- ta en el Señor? ¿de verdad le soy fiel? Estas y mil preguntas más me agobian. En estos momentos difíciles es cuando reconozco mi miseria, cuan débil soy. Una y otra vez mi confesor me dirige a implorar la santa intercesión de Nuestra Madre Santísima, pero como soy terca, hago caso omiso de su consejo ¡Ay!, que dolor tan profundo! Señor, si Tú no te apiadas de mí, estoy perdida. Este año celebrando el santo de mi hija Fátima, cantábamos este hermoso himno a la Virgen María. Fátima apenas va a cumplir sus añitos, pero ya reconoce a nuestra Madre del Cielo y le dice mamita María. Claro, su abuelita Elisa tiene mucho que ver con esto ¡Qué hermosa la inocencia de un niño! Nada te cuestionan, todo lo quieren apren - der y en todo te confían ¡Como quisiera tener esa inocencia! y creerle a Jesús, que me ama, y entregarme a Él, entregarle todo lo que tengo. Les prometí en un artículo anterior la segunda parte del por qué nombramos a nuestra niña Fátima, en lugar de Guadalupe. Les cuento brevemente: La Virgen María se le apareció a los pastorcillos en Fátima, Portugal en el 1917, por la misma razón que a Juan Diego en el Tepeyac en el 1531: para llevarnos a su Hijo, para que encontremos en Él ese amor que tanto buscamos, para que Él sacie esa sed que nos aturde, que no nos deja ser, para que en su Iglesia seamos uno con la Santísima Trinidad para toda la eternidad. Así como a través de la Virgen de Fátima millones de musul- manes se han convertido al catolicismo desde su aparición, nuestra pequeña Fátima ha tenido la misma misión: abrir nuestros corazones a Cristo para traernos de vuelta a casa. Mi esposo y yo nos converti - mos al Islam durante nuestro corto noviazgo, nos casamos y vivimos los primeros tres años de matrimonio como musul- manes. Fátima es el nombre de una hija de Mahoma. Ha sido una larga y difícil jornada de regreso al catolicismo. Pero el milagro empezó en el 2007 cuando llegamos a Denver. Hoy, casi 10 años después, nuestra familia completa ha regresado a casa, la Santa Iglesia Católica, con una bendición especial antes de partir de la ciudad y la arquidiócesis que nos acogió durante esta década. Les exhorto: no nos dejemos engañar por el enemigo quien se empeña en cegarnos con un velo tan pesado, tan oscuro, que aún sabiendo que nuestro corazón solo anhela amar y ser amado, nos incita a encontrar ese amor en los lugares equivo- cados. Buscándolo en el éxito profesional, en el bienestar físi- co, en obtener "el sueño ameri- cano" o en otras religiones y en tantas cosas que no satisfacen nuestra necesidad del amor genuino y la verdad completa revelados en la Persona Divina de Jesucristo. Andamos como mendigos en las calles, cuando Jesús ha res- taurado nuestra digni- dad y nos ha elevado a ser hijos adoptivos de Dios nuestro Señor, e insertándonos a su fa- milia nos prepara una mansión en el Cielo. Así concluye nuestra historia en Denver: con una gran victoria y una nueva misión. Dios envía a nuestra familia a una tierra nueva, a Orlando en la Florida. Como Abraham, hemos de obedecer y poner toda nues- tra fe en Él. Gracias, amigos, por todo el amor que nos brindaron; gracias a esta comunidad de fe mi esposo y yo pudimos regresar a la Iglesia Católica. Les ruego que nunca subestimen la fuerza de su oración y testimonio: es en verdad la herramienta evangeli- zadora más fuerte. Les reiteramos nuestras ora- ciones y les rogamos que recen mucho por nosotros. Recen por mí pues me cuesta mucho irme de Denver y necesito la hermo- sa inocencia de un niño para creer que Jesucristo cumple lo prometido. Encomendados a la inter- cesión de nuestra Madre del Cielo, me despido con este sa- bio consejo en este mes de julio que celebramos la Preciosa Sangre de Cristo: "Báñate en la sangre de Cristo crucificado y comienza una nueva vida con la esperanza de que tus culpas se consumirán en la sangre y en el fuego del amor". (Santa Catalina de Siena) Wendy Feliz ejerció como asistente ejecutiva del Centro San Juan Diego hasta hace unas semanas. ESPIRITUALIDAD TESTIMONIO POR WENDY FELIZ El diácono Guillermo Bustillos será ordenado sacerdote el 9 de julio Por Carmen Elena Villa Cuando llegó el momento para que el diácono Guillermo Bustillos empezara a pensar en su ordenación sacerdotal, le vino a su mente una pregunta: ¿dónde será? Pues él, originario de Chetumal en Quintana Roo, al sur de México, servirá a la Ar- quidiócesis de Denver pero sus padres, que viven en su patria, no podrían viajar por proble- mas de salud de su padre. Ordenarse allí con el obispo de su prelatura monseñor Pedro Pablo Helizondo, ordenarse en Denver y que sus padres vieran la ceremonia en vivo por internet eran algunas de las posibilidades. Pero el director vocacional de la Arquidiócesis de Denver, le dio una noticia que él nunca esperó: El Arzobispo Samuel Aquila sería quien viajaría a Chetumal para ordenarlo sacerdote y que sus padres pudieran estar presentes. El diácono Bustillos será así ordenado el próximo 9 de julio en la catedral del Sagrado Cora- zón de Jesús de la prelatura de Cancún – Chetumal. "Mi alegría se volvió mucho más que alegría. Se volvió gozo y gratitud hacia Dios y hacia el Arzobispo, quien ha seguido muy de cerca mi pro- ceso", comenta emocionado. "Que se haga tu voluntad" El padre de Guillermo sufrió a finales de 2014 cuatro derrames cerebrales "y por ese motivo tuve que dejar de estudiar un tiempo, pedí un permiso para viajar a acompañarlo cuando yo estaba en mi penúltimo semestre, en exámenes finales". A su padre tuvieron que hacerle tres ciru- gías, le abrieron el cráneo para quitarle toda la sangre que se había derramado en su cerebro. "Fueron momentos de prueba que me sirvieron mucho. Le pe- dí a Dios que no se hiciera lo que yo quisiera sino que se hiciera su voluntad y que si tenía un plan y que fuera a la casa del Padre, me iba a doler pero iba a aceptar". Hoy su padre lleva una vida nor- mal, trabaja y maneja "para mí es un milagro patente", asegura. Tarde te amé… Guillermo tenía 30 años, una carrera (ingeniería agrónoma) y dos especialidades en derecho ambiental y derecho agrario. Un día, ya entrada la madruga- da, iba manejando solo y se pre- guntó a sí mismo: "¿Y así quie- res vivir toda la vida?". "Y sentí un vacío. Pude ver mi futuro aburrido, sin esperanza, entonces en mi interior sentí que faltaba algo pero en ese momen- to no sabía qué era", confiesa. Guillermo le contó a su párroco esta experiencia y él le propuso hacer un discernimiento voca- cional que duró tres años. Allí descubrió que Dios lo llamaba a ser sacerdote. "Vi que esto me lle- naba. Tuve la oportunidad de rea- lizarme profesionalmente y luego reestructurar mi vida pero no una vida como quería Guillermo sino como me la pedía Cristo". Guillermo entró al seminario en 2004. Tenía 34 años. En 2009 se trasladó a Denver porque quería servir a sus compatriotas que viven en este país. Estudió inglés y teología. En el 2011 re- gresó a su país para continuar sus estudios en Universidad Pontificia de México donde sa- có su bachillerato. Tres años después volvió a Denver. ¿Católico o presbiteriano? Los abuelos paternos de Gui- llermo eran presbiterianos. En su juventud dejaron el catolicis- mo. Él recuerda que cuando era pequeño iba a veces a misa con sus padres y otras veces al culto presbiteriano. Era él quien ten- dría que tomar la decisión de qué camino elegir. Finalmen- te decidió ser católico. Lo que más le llamó la atención fue "el amor maternal de la virgen, ese Jesucristo misericordioso que lo único que desea es un cora- zón arrepentido y dispuesto a la conversión", afirmó Guillermo. Él encontró en la Iglesia Ca- tólica un lugar donde la gente "ama y busca el cambio para construir el reino de Cristo aquí en la tierra y no solo por temor a ser condenado o a ir al infierno". Y luego, sacerdote Pero además Guillermo vio en los sacerdotes que conocía, algunas cualidades que comen- zó a admirar mucho: "su dispo- nibilidad, el trabajo arduo que tenían que hacer y el tiempo que dedicaban a la comunidad, la manera como los atendían. Y recuerda cómo su párroco "iba al hospital y veía a los enfermos, atendía a las familias y a los jó- venes y se daba tiempo para ju- gar básquet con los jóvenes. El futuro padre Guillermo ser- virá en la parroquia Saint Stephen de Glenwood Springs como pas- tor del ministeiro hispano que tanto le apasiona. Así ve con cer- teza que Dios cuando lo llamó a ser sacerdote le dijo "Hoy es ne- cesario que me quede en tu casa". "El se quiere quedar no so- lamente en la casa física sino espiritual para que yo viva esa alegría y pueda ayudar a otros a vivirla. Es una alegría saber que tú puedes ser elegido para ser un representante de Cristo aquí entre nosotros". Y por ello, a pocos días de or- denarse, dice con toda certeza: "Si volviera a nacer pediría vol- ver a tener la oportunidad de ser sacerdote". Con información de Martha Fernández– Sardina. "Dios quiso quedarse en mi casa" FOTO DE DAN PETTY Guillermo Bustillos en su ordenación diaconal el pasado 7 de noviembre de 2015.