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EL PUEBLO CATÓLICO JULIO 2016 2 Contrarrestemos el mal con la luz del Evangelio ¡ Cuánta gente inocente ha muerto! Pienso en el 11 de septiembre del 2001, en Nue- va York y en Washington D.C; en los años de confl icto en el Me- dio Oriente; en las guerras en Yemen, Libia, y Siria; y recien- temente en Paris, Bruselas, San Bernardino, y ahora Orlando. El odio y la infl uencia del mal han motivado el asesinato de gente inocente sin distinción de reli- gión, raza, creencias políticas, orientación sexual o edad. La infl uencia del mal solo puede ser contrarrestada por una cultura que respete la dignidad de cada ser humano dada por Dios. El mal es real, tanto como Dios es real. Nues- tros antepasados claramente entendieron y atestiguaron a Dios en la Declaración de la Independencia. Ellos sostuvie- ron que la verdad es evidente y puede ser conocida. Sin em- bargo, cuando las culturas y las sociedades abandonan a Dios y dejan de buscar la verdad o de- jan de desear el bien, el mal se va a meter, con toda su oscuridad, deses- peración y confusión. Ciertamente, de lo que hemos sabido a cerca del atacante de Orlando, es que sus motivaciones son complejas: una mezcla volátil de heridas provo- cadas por una infancia trau- mática, creen- cias políticas y religiosas, y tal vez un confl icto interior sobre su sexualidad. ¿Cómo respondemos los católicos a tragedias como la que ocurrió en Orlando? Las acusaciones partidarias políti- cas y explosiones de ira no son la respuesta. Para los católicos, la respuesta es la conversión del corazón a Jesús y vivir el Evangelio en la esfera pública, en vez de tratar las platafor- mas de los partidos políticos como un tipo de "evangelio" al cual debemos adherirnos a cualquier costo. Tenemos que contrarrestar la infl uencia del mal con la luz del Evangelio ¡Debemos recordar siempre que Jesucristo ha conquistado el mal, el pecado y la muerte! Las enseñanzas de Jesús son radicales. En sus enseñanzas Él va más allá de la ley, porque Él ha venido a dar cumplimiento a la ley y no ha abolirla (Mt. 5, 17). Esto es lo que nos ense- ña: "Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿no hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de par- ticular? ¿no hacen eso mismo también los paganos? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre del cielo" (Mt. 5, 43-48). Desde la cruz Él practicó lo que predicó: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc. 23,34). Años atrás tuve una con- versación con un católico veterano de Vietnam que me cuestionó profundamente. Él estaba confl ictuado acerca de la guerra, sin embargo estuvo involucrado en la batalla. Me dijo que cada vez que iba a pelear, siempre rezaba porque sabía que una vida se perdería, ya sea la suya o la del enemigo. Me contó que siempre rezaba para obtener perdón por cada hombre que mataba y rezaba para que el Señor abriera sus ojos al cielo, a la verdad y al bien. Rezaba también para que sus pecados le fuesen perdonados. Nosotros católicos y americanos tenemos el deber de poner nuestra fe primero, no podemos servir a Dios y al dinero al mis- mo tiempo (Mt. 6,24). Y mientras no abogo por el pacifi smo, ya que creo que tenemos la obligación de proteger y defender vidas inocentes, debemos pregun- tar en nuestro encuentro con Jesús, cómo nos está llamando a vivir el Evangelio, especial- mente en este Año Jubilar de la Misericordia. Mientras que hay diferentes soluciones a las con- frontaciones del mundo con el terrorismo y el Islamismo radical a las que podemos estar en legítimo desacuerdo dentro de nuestro discurso civil, te- nemos que reconocer primero que el mal y el bien existen. Y es Dios quien nos revela cuál es el bien y cuál el mal. Si nos desconectamos de Dios, el mal prevalecerá. Los cristianos y todos aque- llos que creemos que tenemos una dignidad dada por Dios y somos mejor servidos al vivir de acuerdo con nuestra natu- raleza, tenemos que traer estas verdades a cada aspecto de la sociedad. Con esta compren- sión del ser humano, la Iglesia tiene una especial responsabi- lidad de ayudar a construir una cultura de vida, paz y justicia fundada sobre la dignidad del ser humano. Y hay muchas áreas en las que esto puede POR EL EXMO. MONSEÑOR SAMUEL J. AQUILA El Pueblo C A T Ó L I C O El Pueblo Católico (USPS 024-042 / ISSN 1936-1122) is published monthly by the Archdiocese of Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, and printed by Prairie Mountain Publishing, LLP in Boulder. Periodical postage is paid in Denver, CO. Subscriptions: $ 12 a year in Colorado, $ 16 per year out of state. Postmaster, send address changes to: El Pueblo Católico, Circulation Dept., 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210. Directora General: Karna Swanson Editora: Carmen Elena Villa EL PUEBLO CATÓLICO, periódico en español de la Arquidiócesis de Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, Teléfono 303-715-3219, Fax 303-715-2045, E-mail: elpueblo@archden.org Jóvenes peregrinos iniciaron una caminata desde Roma a Cracovia Por Lara Montoya "Peregrinar no es simple- mente visitar un lugar cual- quiera para admirar sus tesoros de naturaleza, arte o historia. Peregrinar signifi ca, más bien, salir de nosotros mismos para ir al encuentro de Dios allí don- de Él se ha manifestado", dijo el Papa Benedicto XVI en su visi- ta a la Catedral de Santiago de Compostela en España, el 6 de noviembre de 2010. Estas palabras se han hecho vida a partir del pasado 18 de mayo, día en que un grupo de jóvenes inquietos por conocer el Plan de Dios en sus vidas, han iniciado una caminata desde Roma hasta Cracovia, que pla- nean culminar el 24 de julio pa- ra unirse a los eventos de la Jor- nada Mundial de la Juventud. El brasilero Ricardo Sim- monds, que vive en Filadelfi a; el peruano Rafael Maturo, que vive en Denver; junto a los jóve- nes estadounidenses Nick Zim- merman, misionero de Christ in the City de Denver y Andrew Dierkes, de Filadelfi a; son los protagonistas de esta historia. Estos cuatro jóvenes – algu- nos están discerniendo si Dios los llama a la vida religiosa - vie- nen caminando bajo la guía de la experta peregrina mendican- te Ann Sieben, de la Sociedad de Servant Pilgrims, quien hizo noticia en el 2010 al realizar una peregrinación a pie desde Den- ver hasta el Santuario de la Vir- gen de Guadalupe en la Ciudad de México. Los peregrinos planean reco- rrer los territorios de Italia, Aus- tria, República Checa y Polonia. La peregrinación ofi cialmen- te auspiciada por el Consejo Pontifi cio para los Laicos y la Arquidiócesis de Denver inició con una misa de envío cele- brada en la Capilla de Nuestra Señora de Czestochowa, en la Basílica de San Pedro, ubicada al lado opuesto del lugar don- de descansan los restos de este gran apóstol. La capilla resulta signifi cativa para esta peregrinación, ya que Nuestra Señora de Czestochowa es una de las reliquias más ve- neradas y uno de los símbolos nacionales de Polonia, destino fi nal de los peregrinos. Acompañados por la Providencia Junto con Ann Sieben, los cuatro jóvenes vienen apren- diendo la práctica ancestral de la peregrinación mendicante, que consiste en peregrinar lle- vando con ellos sólo lo básico para el camino, esperando la caridad de los pobladores de las zonas que recorran para conse- guir alimentos y hospedaje. "El sol se estaba poniendo cuando llegamos a San Sebas- tian- sin anunciarnos- sin em- bargo tocamos una puerta y se nos abrió, el pueblo nos acogió de manera plena… la gente y el sacerdote nos trajeron piz- za, vino y una tarta de frutas. Nuestro desayuno fue igual de bueno. Una 'nonna (abuela) ita- liana' cocinó para nosotros un desayuno casero mientras nos miraba comer en su cocina", es- cribió Ann en su diario el 25 de mayo, la primera semana de su peregrinación. Mil cien millas en busca del Plan de Dios FOTO PROVISTA Los caminantes Andrew Dierkes, Ann Sieben, Nick Zimmerman, Ricardo Simmonds y Rafael Maturo junto con una mujer que los acogió durante su peregrinación. Continúa en la Página 11

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