elpueblocatolico

EPC_04-16_website

Issue link: https://elpueblocatolico.uberflip.com/i/664291

Contents of this Issue

Navigation

Page 13 of 19

EL PUEBLO CATÓLICO ABRIL 2016 14 Del OPINIÓN V isité la Catedral Basílica de la In- maculada Concepción en la ciudad de Denver el sábado 5 de marzo: se celebraban las 24 Horas Para el Señor, una iniciativa del Papa Francisco. Al entrar vi una larga fila de personas espe- rando su turno para el Sacramento de la Reconciliación (Confesión o Peniten- cia). Recogí la Oración para el Jubileo de la Misericordia del Papa Francisco junto con un folleto titulado Una Guía para la Confesión con un examen de concien- cia. Oré unos momentos frente a Jesús Sacramentado expuesto sobre el altar y decidí regresar después de almorzar. Crucé enfrente a una cafetería. Me sen- té frente a la ventana. Vi un negocio con varias puertas de metal cerradas y una sola puerta de vidrio, abierta. Arriba, en la pared, hay una G pintada. Vi muchas personas en fila, entrando y saliendo, en su mayoría jóvenes adultos – solos, en parejas, en grupitos. Salían con bolsitas de papel. Algunos masticaban algo de la bolsita, mientras un joven permanecía cerca de la puerta – de vigilante. Me fijé mejor en la puerta y vi el nombre de esta "boti- ca": Good Chemistry (Buena Química). Caí en cuenta: venían buscando un "arreglo", su "fix"; su "buena química" es la marihuana "recreativa" – que algunos alegan es "medicinal" – legal en Colorado aunque ilegal a nivel nacional. ¡Qué pena! Esa podría ser yo. Con todo el respeto y el cariño que se merece y le tengo a cada persona, me apena. Como dijo el papa eméri- to Benedicto XVI, en las drogas están buscando el "paraíso artificial" cuando pueden acceder al verdadero e infinito paraíso en la casa de Dios en la acera opuesta. Me apena que no sepan lo que se están perdiendo. Qué pena que tantos gasten su dinero en la "botica" de "buena química" e inviertan su tiempo y su energía en consumir sustancias que no pueden dar la "vida en abundancia" que Jesús promete y da (Juan 10,10). Qué pena que de ese lado de la calle decenas de jóvenes y adultos busquen "mejorar" su estado de ánimo y enrique- cer su vida con relajantes y estimulantes, drogas lícitas e ilícitas; que gasten su dinero "en lo que no es pan, su salario en lo que no satisface" (Isaías 55,2-4). Me apena que aún no conozcan per- sonalmente a Dios y no disfruten de Su amor a plenitud; que consuman sustan- cias para sentirse bien temporalmente cuando Dios ofrece algo infinitamente mejor, permanente y ¡gratis! Me apena que tantos aún no conoz- can la poderosísima manera en que el amor y la presencia de Dios "alteran" nuestra mente para bien, cambian nuestro corazón para siempre y llenan nuestra vida de amor y alegría por toda una eternidad; que no conozcan al Da- dor de Vida, a Dios-con-nosotros quien dijo y demostró ser el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14,6). ¡Qué alegría! Ese podrías ser tú. Qué alegría que decenas de jóvenes y adultos de toda edad buscaban en la acera opuesta mejorar sus vidas y su estado de salud espiritual y humana con Jesucristo realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar y en el Sacramento de la Confesión. Qué alegría que tantos sí saben ya dónde encontrar la verdadera "medicina del alma" que Dios ofrece a todos y que da calidad de vida – de vida eterna. Qué alegría ver en la fila de penitentes todo ti- po de personas, de toda edad, de diversos estilos de vida, con retos distintos – inclu- yendo jóvenes que parecían tener proble- mas de identidad sexual – juntos como hermanos de un mismo Padre de amor, en fila, confesándose, rezando de rodillas, entrando y saliendo del templo del Señor por la Puerta de la Misericordia, con vidas cambiadas de adentro para fuera. Estos sí que encontraron un "arreglo" eficaz y duradero, una verdadera mejoría para su vida. Todos los que decidan cruzar a la acera opuesta y opten por entrar por la puerta de la misericordia en la casa del Padre Nuestro encontrarán un arreglo permanente – pagado con la sangre de Cristo. Lo recibirán en los siete Sacramentos y en la Palabra de Dios fielmente custodiada y transmitida por el Ma- gisterio de la Iglesia y alimentado por la oración personal y comunitaria, en el seno de la Iglesia fundada por Jesucristo para nuestro bien y salvación. En el "botiquín" de medicina celestial que es el confesionario sí que encon- tramos algo bueno y duradero, una "divina química" que cambia para bien el corazón y la mente, el espíritu y el alma, con efectos maravillosos para la salud es- piritual y hasta física y para una óptima relación con Dios y con nuestro prójimo. Dos filas muy distintas se nos pre- sentan con dos efectos muy distintos. Dichosos los que saben en qué fila po- nerse para recibir la gracia santificante de Dios que cambia nuestras vidas para siempre. La diferencia que hace saber. ¡Es hora de evangelizar – de vivir y anunciar el gozo del Evangelio! Es hora de hacer saber y de dar a conocer, de preparar el camino y de orar por quienes aún no saben lo que se están perdiendo. Es hora de evangelizar y catequizar, de amar y pastorear, de ilu- minar las tinieblas del corazón humano y del mundo con la misericordia y la verdad de Cristo. Ponte en fila para recibir la so- bre-abundancia de gracia que Dios ofre- ce a todos en este Extraordinario Año de la Misericordia. Y oremos por nosotros mismos y por el mundo entero con el Papa Francisco usando la Oración para el Jubileo de la Misericordia (www.im.va). La Botica y el Botiquín: lo que ofrecen Dios y el mundo entre fila y fila POR MARTHA FERNÁNDEZ-SARDINA

Articles in this issue

Archives of this issue

view archives of elpueblocatolico - EPC_04-16_website