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EL PUEBLO CATÓLICO DICIEMBRE 2015 2 El Adviento de la Misericordia H emos comenzado el tiempo de Adviento, y nos preparamos para recibir a Jesús con el gozo de aquellos que hemos sido rescatados del pecado. También estamos a pocos días del inicio del Jubileo Extraordinario por el Año de la Misericordia. Estos dos eventos litúrgicos, juntos, nos recuer- dan que con su nacimiento, Jesucristo nos mostró el "rostro de la misericordia". Al establecer este año de la misericordia, el Papa Francisco quiere que sea "un auténtico momento de encuentro con la misericordia de Dios… una experiencia viva de la cercanía del Padre, como si se quisiese tocar con la mano su ternura, para que se fortalezca la fe de cada creyente y, así, el testimo- nio sea cada vez más efi caz". Es un tiempo para fortalecer nues- tra fe en la ternura personal del Padre hacia cada uno de nosotros. Antes que Jesús naciera en un establo en Belén, ha- ce más de 2000 años atrás, nadie había visto el rostro de Dios directamente. Pero, como el Papa San Juan Pablo II escribió en su encíclica Dives in Misericordia en 1980, "Cristo confi ere un signifi cado de- fi nitivo a toda la tradición veterotesta- mentaria de la misericordia divina. No sólo habla de ella y la explica usando semejanzas y parábolas, sino que además, y ante todo, él mismo la encarna y personifi ca". La Santísima Trinidad, en sus tres personas, es misericordia; y por ello es muy importante para cada ser humano encontrarnos con ellas y tener una relación personal con cada una. En esa relación, misericor- dia y verdad son compañeras inseparables. La misericordia siempre presupone que existe un pecado y una ruptura que necesitan ser sanados por la compasión, el perdón y el amor del Padre. Su misericordia, si bien nunca condena, nunca consiente el pecado o deja a la persona en el pecado. La luz de la verdad pone al descubierto el pecado, y en su misericordia, él con su ternura y amor, sana las heridas causadas por el pecado. Responder a la efusión de misericordia de Dios es también importante, tal como aprendemos del mandato de Jesús: "Sed pues misericordio- sos, como también vuestro Padre es misericordioso" (Lc. 6, 36). Los Jubileos no ocurren tan frecuentemente. El último jubileo fue hace 15 años y el siguiente jubileo ordinario no se dará hasta el año 2025; así que esta oportunidad de recibir la misericordia de Dios y ayu- dar a llevarla a otros no es tan común. No seamos indiferen- tes ante esta gracia ofrecida por Dios a través de la Iglesia. Durante este año jubilar, habrá varios eventos arquidio- cesanos en los que podrán ex- perimentar la misericordia de Dios y la verdad que San Juan Evangelista escribió: "Porque no envió Dios a su Hijo al mun- do para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él" (Jn. 3,17). El año de la misericordia empezará el 8 de diciembre, en la Solemnidad de la Inmacula- da Concepción, y terminará el 20 de noviembre de 2016, en la Fiesta de Cristo Rey. Los invito a todos a participar en la Misa de las 5:30 p.m. en la Catedral de la Immaculate Conception, en Denver, para inaugurar este Año de la misericordia en la arquidiócesis. Durante el año, se realizarán cinco servicios de reconci- liación que tendrán lugar en distintas lo- calidades, con confesores disponibles, tanto en inglés como en espa- ñol. Asimismo habrá cinco lugares de pe- regrinación con puertas santas, donde se podrá obtener la in- dulgencia plenaria, después de cumplir con los requisitos para la misma. Los peregrinos po- drán obtener su "pasaporte del peregrino" como motivación para visitar las cinco iglesias. El 23 de enero, la parroquia Immaculate Heart of Mary en Northglenn, realizará una conferencia en inglés sobre el Jubileo, que será titulada "Mercy chose me" (la Misericordia me eligió). Los conferencistas hablarán sobre el signifi cado y la importancia del año de la misericordia, sobre el hermoso testimonio de Julia Greeley –el ángel de la caridad de Denver- y sobre cómo vivir la espirituali- dad de la misericordia. También se ofrecerán distintas maneras de participar en obras de miseri- cordia, corporales y espirituales. La comunidad hispana también tendrá oportunidades para participar en este año jubilar. Por un lado, el Congreso anual carismático se enfocará en la misericordia, y por otro, la parroquia Our Lady of Gua- dalupe será uno de los lugares POR EL EXMO. MONSEÑOR SAMUEL J. AQUILA El Pueblo C A T Ó L I C O Directora General: Karna Swanson Editora interina: Carmen Elena Villa EL PUEBLO CATÓLICO, periódico en español de la Arquidiócesis de Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, Teléfono 303-715-3219, Fax 303-715-2045, E-mail: elpueblo@archden.org Por Martha Fernández - Sardina El Papa Francisco ha decla- rado un Jubileo Extraordina- rio de la Misericordia (del 8 de diciembre, 2015 al 20 de no- viembre, 2016) como "un mo- mento extraordinario de gracia y de renovación espiritual", un "tiempo propicio para la Igle- sia, para que se haga más fuer- te y efi caz el testimonio de los creyentes" (Misericordiae Vul- tus, Bula para la Convocatoria del Jubileo Extraordinario, 3). Descrito como "un progra- ma de vida tan compromete- dor como rico de alegría y de paz" (MV, 13), tiene como fi n el que vivamos lo que el Se- ñor nos pide: "Sed misericor- diosos, como vuestro Padre es misericordioso (Lc 6, 36)". No sorprende. Francisco es un Papa que recibe y da miseri- cordia y cuyo lema episcopal es "Miserando atque eligendo" ( Jesús "teniendo misericordia lo eligió"). San Juan Pablo II escribió una encíclica que resalta la mi- sión de amor misericordioso de Dios. En ella escribe: "Dios, quien es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó y, estando nosotros muer- tos por nuestros delitos, nos dio vida por Cristo... La apertu- ra a Cristo... no puede llevarse a efecto más que a través de una referencia cada vez más madura al Padre y a Su amor... Conocemos a Dios, sobre todo en su relación de amor hacia el hombre: en su 'fi lantropía'" (Carta Encíclica Dives in Mise- ricordia, 1, 2). El Papa Benedicto XVI es- cribió dos encíclicas sobre el amor y nos invitó a "llevarnos unos a otros" como el Buen Pastor que busca y encuentra y carga en sus hombros y trae a casa a su amada oveja perdida. Este amor caracteriza los cora- zones de los discípulos misio- neros, es decir, de los cristia- nos que han experimentado el amor de Dios y comparten el gozo del Evangelio con el abru- mado, el olvidado, el perdido y el "odioso" y poco amado. Ha- bló de la necesidad de un amor evangelizador para con tanta gente viviendo en tantos de- siertos exteriores e interiores: "El desierto de la pobreza, del hambre y de la sed, del aban- dono, de la soledad, del amor quebrantado… del vacío de las almas que ya no tienen con- ciencia de la dignidad y del rumbo del hombre... La Igle- sia… ha de ponerse en camino como Cristo para rescatar a los hombres del desierto y condu- cirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, a aquél que nos da la vida y la vida en plenitud... Sólo con es- ta amistad experimentaremos lo que es bello y lo que nos li- bera" (Homilía del Inicio de su pontifi cado, 24 abril 2005). Misión impregnada de verdad Los tres papas creen que la misión del Redentor, por tan- to, nuestra misión, es revelar el amor de Dios encarnado en Jesucristo. ¿Por qué amor? ¡Porque Dios es amor en busca del hombre! Dios nos ha crea- do por amor y para el amor, para ser amados y para amar, tal como la Santísima Trini- dad existe eternamente en una perfecta y personal comunión de amor y nos invita a experi- mentar y compartir este amor con otros. Ésta es la más gran- de capacidad de la humani- dad, nuestra responsabilidad más importante; ¡la vocación fundamental e innata de todo ser humano! (Cf. Papa Juan Pa- blo II: Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, 11). Sí, nuestro mayor llamado es re- cibir y revelar amor, mientras por la gracia de Dios somos perfeccionados en él (FC, 11; Papa Juan Pablo II: Carta En- cíclica Redemptoris Missio, 2; Mateo 5,48). Cristo y su vicario saben el efecto que el amor y la falta de amor tienen sobre la humani- dad. La falta de amor verdade- ro nos está matando – literal- mente y en sentido fi gurado. La falta de amor está: Hiriendo a tantas personas que a su vez se hieren y hasta se matan a sí mismas y entre sí; Esclavizando a tantas perso- nas en patrones de egoísmo y de pecado;. Impidiendo que tantas per- sonas comprendan y abra- cen la verdad sobre Dios y el hombre, sobre el bien y el mal, sobre el amor y la libertad, la verdad sobre el matrimonio y la familia, sobre la sexualidad y el acto moral, sobre la vida hu- mana y la vida eterna; Endureciendo corazones y alimentando la globalización de la indiferencia y la cultura del descarte; Previniendo que millones accedan al don de Dios mien- tras, como la mujer samarita- na, buscan amor y signifi cado en pozos equivocados con cu- betas que no deberían estar en su lista. La dádiva de misericordia del discípulo misionero en busca de ovejas en los desier- tos del mundo requiere ternu- ra de corazón y la empatía ca- racterística del amor encarna- do. El Papa Francisco, durante su viaje a Filipinas el pasado mes de enero, luego de abrazar a una niña de 12 años que llo- rando compartió su experien- cia de haber vivido en las calles de Manila, dijo: "Cristo lloró... Al mundo de hoy le hace falta llorar. Lloran los marginados... los que son dejados de lado... descartados... Solamente cier- tas realidades de la vida se ven con los ojos limpios por las lágrimas. ¿Aprendí a llorar... cuando veo un niño con ham- bre, drogado en la calle, que no tiene casa, abandonado, abu- sado, usado por la sociedad como esclavo? ¿O es mi llanto el llanto caprichoso de aquél que llora porque le gustaría tener algo más? Aprendamos a llorar como ella nos enseñó aquí hoy. Jesús lloró... Se con- movió en su corazón... Si vos no aprendés a llorar no sos un buen cristiano". Esta sensibi- lidad es necesaria para todo amor humano y todo encuen- tro evangelizador. Encuentros de amor con olor a oveja El Papa de las periferias explica lo que sucede en un mundo invadido por el consu- mismo, la avaricia y la compla- cencia, por la búsqueda enfer- miza de placeres superfi ciales y la conciencia adormecida: "La vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su Los papas y el lenguaje de la misericordia "Es mi tra consciencia, de la misericordia "La Iglesia…ha conducirlos del 24 de Continúa en la Página 15

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