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EL PUEBLO CATÓLICO FEBRERO 2015 2 Propuesta de ley sobre suicidio asistido es una mala medicina E l 27 de enero, legislado- res dieron el primer paso hacia la legalización del suicidio asistido médico en Colorado al introducir el proyecto de ley HB 1135. En una conferencia de pren- sa organizada por los promo- tores de este proyecto, Julie Selsberg habló sobre el caso de su padre, Charlie Selsberg, quien estaba sufriendo de esclerosis lateral amiotrófi ca- conocida en inglés como en- fermedad Lou Gehrig's (ALS)- y decidió dejar de comer hasta causarse la muerte. Charlie necesitaba el mejor cuidado médico y necesitaba de gente que comprendiera el proceso de la muerte y pudiera ayu- darlo con compasión en sus difi cultades. Pero legalizar el suicidio asistido médico no les dará a personas como Charlie ninguna de estas opciones, a pesar de la retórica usada para describirla como "muerte con dignidad". Lo que si hará es obstaculizar esfuerzos para crear un mejor cuidado para los enfermos terminales y personas vulnerables. La reali- dad es que Colorado ya tiene un proble- ma de alto índice de suicidios, y legalizar el suicidio asistido solo logrará que sea más fácil que se caiga en la desespe- ranza y la coerción. En el 2012 por ejemplo, 1,052 personas se suicidaron, 457 murieron en un accidente automovilístico, y 205 fueron víctimas de ho- micidio. Lo que necesitamos es luchar contra el suicidio, no promoverlo. Hacerlo legal para los proveedores de salud y los farmacéuticos, quienes in- tencionalmente tendrían que dar algo dañino a un pacien- te, también corromperá uno de los principios esenciales de la medicina-"no cometer daños". Cada doctor promete aplicar este principio al tomar el Juramento Hipocrático, sin embargo, legalizar el suicidio asistido haría una burla de este juramento. Finalmente, todos los residentes de Colorado deben oponerse al proyecto HB1135 porque ataca la vida y facilita el camino de aquellos que desean pedir la muerte de en- fermos mentales o de los más vulnerables. Dado que como cristianos creemos que la dignidad de la vida debe ser respetada en todos sus estados, esta legislación resulta obviamente contraria a nuestra fe católica. El proyecto de ley HB 1135 debe ser descartado porque desalienta un cuidado médico verdaderamente compasivo, empeorará el problema de sui- cidios en Colorado, debilitará los fundamentos éticos de la medicina, y abrirá un camino para aprovecharse de los más vulnerables. Este viernes 6 de febrero, el proyecto de ley sobre el sui- cidio asistido será oído en el Comité de Salud Pública y Ser- vicios Humanos de la Cámara de Representantes (House Public Health Care & Human Services Committee). Les ruego encarecidamente que contac- ten a los miembros de dicho comité, así como a sus representantes estatales locales y que escriban cartas a los editores de periódicos locales oponiéndose al HB 1135. Agradezco a aquellos que asis- tieron a la reunión- es- pecialmente a los laicos- y pudieron mostrar al comité que mucha gente se opone al suicidio asistido. Cuando Juan Pablo II llegó al aeropuerto Internacional de Denver en 1993, nos recordó que "la gran prueba de nuestra grandeza es el modo como tratamos a cada ser huma- no, especialmente a los más débiles e indefensos". Ruego al Señor que se unan a mis esfuerzos de asegurar que Co- lorado sea un estado en el que la ética médica sea defendida, donde los desesperanzados encuentren esperanza, donde los vulnerables sean protegi- dos y donde la cultura de la vida sea promovida. Para más información sobre el proyecto HB 1135, por favor visite www.cocatholicconference. org. También puede ingresar al link: http://goo.gl/kOOgr6 para saber más sobre lo que está en juego con este proyec- to de ley y cómo puede actuar ante esto. El Pueblo C A T Ó L I C O Directora General: Karna Swanson EL PUEBLO CATÓLICO, periódico en español de la Arquidiócesis de Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, Teléfono 303-715-3219, Fax 303-715-2045, E-mail: elpueblo@archden.org Por Lara Montoya Se aproxima la Cuaresma, que este año comenzará el 18 de febrero con el Miércoles de Ce- niza y culminará el 29 de marzo con el Domingo de Ramos. Así como el antiguo pueblo de Israel anduvo durante 40 años en el desierto, para poder ingresar a la Tierra Prometida, la Iglesia dispone 40 días para que los católicos nos preparemos a vivir los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. No se trata de hacer sacrifi cios vacíos. Tampoco es un tiempo de tristeza desesperanzadora. Más bien, la Cuaresma resulta un tiempo especial de purifi cación y conversión para poder participar de la mejor manera en los miste- rios de Cristo, que se celebran en la Semana Santa y que logran su culmen en la fi esta de Pascua. El Papa Francisco publicó el pasado 27 de enero el Mensaje para la Cuaresma de 2015, en el que acentuó tres citas bíblicas para meditar en este tiempo litúrgico: Ser solidarios La primera cita es "Si un miembro sufre, todos sufren con él" (1 Co 12,26). "La Cuaresma es un tiempo propicio para dejar- nos servir por Cristo y así llegar a ser como Él", dijo el Papa. "En él no hay lugar para la indi- ferencia, que tan a menudo pare- ce tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás", expresó en su mensaje. Los santos son el mejor ejem- plo de comunión y compasión por los demás. Aquellas perso- nas que se dejaron tocar por el amor de Dios y que se atrevieron a compartirlo. El Papa pide que, a semejanza de los santos, haga- mos "algo también por quienes están lejos, por aquellos a quie- nes nunca podríamos llegar só- lo con nuestras fuerzas, porque con ellos y por ellos rezamos a Dios para que todos nos abra- mos a su obra de salvación". Vivir en comunión La segunda cita que el Papa nos pide meditar es "¿Dónde está tu hermano?" (Gn 4,9), re- cordando cómo Dios le pregun- tó a Caín por su hermano Abel. Para vivir la cercanía con los demás y preocuparnos por nues- tro hermano, el Papa nos pide "unirnos a la Iglesia en oración". "La Iglesia del cielo no es triunfante porque ha dado la espalda a los sufrimientos del mundo y goza en solitario. Los santos ya contemplan y gozan, gracias a que, con la muerte y la resurrección de Jesús, vencieron defi nitivamente la indiferencia, la dureza de corazón y el odio", dice el Papa en su mensaje. La oración nos hace partici- par de la gloria que ya viven los santos, mientras que a ellos los hace participar de las luchas co- tidianas que nosotros tenemos aquí en la tierra. Con ella podemos nutrirnos para vivir la solidaridad. Una so- lidaridad que debemos practicar, en primer lugar, con quien está a nuestro lado y luego, con muchas personas que tienen sed de Dios. "La Iglesia por naturaleza es mi- sionera, no debe quedarse reple- gada en sí misma, sino que es en- viada a todos los hombres". "Así podemos ver en nuestro prójimo al hermano y a la her- mana por quienes Cristo murió y resucitó. Lo que hemos recibi- do, lo hemos recibido también para ellos. Igualmente, lo que estos hermanos poseen es un don para la Iglesia y para toda la humanidad", asegura el Papa. Vencer la indiferencia Las noticias que vemos a dia- rio, en las que se evidencian el sufrimiento y la injusticia, a veces podrían abrumarnos, ha- cernos sentir impotentes y por ello, hacernos caer en el riesgo de permanecer indiferentes an- te el dolor del hermano. La oración, los actos de soli- daridad y la conversión perso- nal son los medios concretos que nos sugiere el Papa para que podamos vivir el compromiso con los demás y no permitir que la indiferencia endurezca nues- tro corazón. Estos medios nos ayudan a "resistir a la tentación diabólica que nos hace creer que nosotros solos podemos salvar al mundo y a nosotros mismos", señaló el Papa. Por ello, meditando en estas tres citas y poniendo los medios para vivir una verdadera cua- resma, "tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigi- lante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia". Cuaresma: una invitación para vencer la indiferencia A lo largo de su pontifi ca- do, el Papa Francisco no sólo nos ha educado con sus enseñan- zas sino espe- cialmente con el ejemplo. FOTO DE L'OSSERVATORE ROMANO/ANSA POR EL EXMO. MONSEÑOR SAMUEL J. AQUILA

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