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EPC - Enero 2015

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EL PUEBLO CATÓLICO ENERO 2015 13 Por Carmen Elena Villa Su protagonista, María; sus co- protagonistas, personas que se han dejado tocar por el amor de Dios y han encontrado en la Vir- gen una poderosa intercesión. "Tierra de María" es una nueva película que está atrayendo a mi- les de personas. Su director, el español Juan Manuel Cotelo, en entrevista con El Pueblo Católico, cuenta por qué tuvo la osadía de llevar a la pantalla grande la historia de conversión de algunas personas que acuden a María y reciben su protección. EPC: ¿Por qué ha decidido de- dicar una película a María? No empiezo un proyecto sin la certeza interna de que es ne- cesario contar esa historia con- creta al mundo de hoy. Sin esa convicción fuerte, ningún pro- yecto me interesa, aunque ten- ga magníficos elementos narra- tivos que lo puedan convertir en un éxito. Tierra de María surge de comprender que la Vir- gen María no es alguien a quien recordar con amor, sino que es la Madre de cada uno de noso- tros, sin excepción, y que hoy está desarrollando una activi- dad incesante, en todas partes, para que recuperemos la paz y la cordura que hemos perdido, por habernos alejado de las re- cetas de Jesucristo. EPC: ¿Cómo una película de- dicada a la Madre de Dios puede llenar tantas salas de cine? Habría que preguntarse qué prejuicio hace sospechar que no va a tener tanta acogida. Tal vez el prejuicio de que será aburri- da… o que será para un público especial… o que técnicamen- te será floja… o que será como otras películas que ya se han he- cho antes… o el prejuicio de que Dios ya no interesa al ciudadano del siglo XXI… que ya no necesi- tamos a Dios ni a la Virgen entre nosotros… Dinamite todos esos prejuicios, y tal vez tenga las cla- ves del éxito de Tierra de María. EPC: ¿Qué impacto ha tenido en quienes la han visto? ¿Ha vis- to alguna reacción especial que le llame la atención? Hay de todo. Me sorprende la frialdad de quienes ven la pelí- cula analizando solamente lo externo, sin bajar la guardia, pa- ra evitar que el fondo les afecte. Salen diciendo cosas como: "pre- ciosa fotografía", "me he diverti- do mucho." Y pienso: "con este espectador la película ha fraca- sado". Otros, en cambio, reciben una invitación profunda e inten- sa a amar más y a dejarse amar más. Y aceptan la invitación. Salen conmovidos, esperanza- dos, alegres, y nos escriben para compartirlo. Muchos regresan a los sacramentos de la Confesión y de la Eucaristía, que habían dejado. Entonces, pienso: "Dios llamó a su puerta y no la encon- tró cerrada. ¡Bingo!" EPC: En el caso de los especta- dores que se muestran conmo- vidos ¿qué elemento cree que genera esta reacción? No encuentro otra explicación que la acción del Espíritu Santo. A veces las reacciones son tan desproporcionadas con el de- tonante externo del que surgen, que sólo se comprende si acep- tas que Dios se ha colado en el corazón de ese espectador, a través de algo tan sencillo como una película. Porque no es que las personas salgan satisfechas con lo que han visto, o que se lo hayan pasado bien durante un rato, sino que toman decisiones que afectan a toda su vida. Eso es obra de Dios y de la libertad de cada espectador, no es mérito de la película. EPC: La película hace men- ción a la Virgen de Guadalupe. ¿Por qué? La presencia de la Virgen de Guadalupe en "Tierra de María" es la de una protagonista viva, que interviene hoy en la vida de las personas. En concreto, un mé- dico de Washington D.C. que se dedicaba exclusivamente a prac- ticar abortos, relata que visitó la Basílica de Guadalupe como me - ro turista, y allí escuchó una voz femenina, directa, penetrante, que le dijo estas palabras claras: "¿Por qué me estás hiriendo?" EPC: Usted ha liderado pro- ducciones como "La última ci- ma" o "Te puede pasar a ti". ¿Có- mo ha visto que estas películas han contribuido a evangelizar la cultura? Créame, no he pensado nunca en que mi trabajo evangelice "la cultura". Si todo el esfuerzo de hacer una película se traduce en que hay un solo espectador que reciba, a través de la película, la invitación a dejarse amar por Dios y a amar más a Dios y a los demás, el esfuerzo ya ha mere- cido la pena. Y si ese espectador fuera yo mismo, que con este tra- bajo recorro mi propio camino de conversión y hago lo que Dios quiere que haga, ya ha merecido la pena realizarlo. Los resultados, se los dejo a Él. La película estuvo reciente- mente en las salas de Cinema La- tino, en Aurora. Si no pudo verla, puede pedir un permiso para reproducirla en su parroquia o grupo, visitando http://www. maryslandmovie.com/quieres/ licencia-de-exhibicion-privada/ Para ser verdaderamente felices H ace unas semanas me reuní con unas amigas para plati- car un rato y disfrutar unos antojitos. La plática se puso muy buena, pero de repente me di cuenta que terminamos hablan- do sobre cómo nos habíamos sentido mal por causas ajenas, por otras personas. Fue enton- ces cuando una de mis amigas contó su anécdota, pero con un fin más alentador, pues no se quedó en la queja sino que fue más allá, diciendo que al fin de cuentas, no hay que tomarlo a lo personal pues no estamos aquí para quedar bien con los demás, sino sólo con el Señor, quien nos ha dado la vida. Esto me hizo pensar en un retiro que hace poco tuvimos en mi trabajo, titulado "Los cuatro niveles de felicidad". Y de eso quiero hablar, sobre todo en este tiempo en que nos ponemos metas, aspirando a ser mejores personas. En todo ello debemos tener claro cuál es nuestro obje - tivo final, por qué hace- mos lo que hacemos, y preguntarnos si cuando alcancemos ese obje- tivo seremos felices, o por lo menos estaremos más encaminados a la verdadera felicidad, la felicidad eterna de la visión beatífica, de estar un día cara a cara con Dios. La felicidad es un bien absoluto, el cual todos buscamos; todo lo que hacemos es para ser felices. Aun cuando pecamos estamos en búsqueda de ser felices, pero esto supone un entendimiento desordenado de la felicidad. En - tonces, conviene reflexionar de- tenidamente sobre estos niveles de felicidad para que nuestras acciones vayan dirigidas al nivel más alto de felicidad, al nivel de unión con Cristo. La cultura de hoy nos presenta la felicidad como algo que se puede alcanzar con tan sólo tener fama o dinero; o con hacer lo que nos plazca y cuando nos plazca. Pero esta felicidad no trasciende y más bien nos deja un gran vacío y con necesidad de llenarlo rápidamente. Por eso creo que vale la pena comprender los cuatro niveles de felicidad, a los que el Padre Robert Spitzer se refirió en el retiro que mencioné. Él dijo que todas las acciones del ser huma- no están dirigidas a alcanzar la felicidad y que todos nuestros actos apuntan a los diferentes niveles de felicidad: El primero, la felicidad sensitiva que me hace instantáneamente feliz, por ejemplo cuando como algo que me gusta. El segundo nivel que tiene como centro a nosotros mismos, buscando bienes personales que de una manera o de otra se puedan cuantificar o pueda traer realización personal, ya sean títulos profesionales, trabajo, deportes, etc. En el nivel tres entra la felicidad de los demás, donde al hacer algo por ellos me siento feliz, por ejemplo invertir tiempo para ayudar al prójimo. Al ver la felicidad en la otra persona, vivo una felicidad compartida que es más durade- ra. Finalmente, el nivel cuatro se centra en mi relación con Dios y en cumplir su voluntad. Puede ser por ejemplo, en la oración que me transforma, o en un encuentro más íntimo con Él. Podemos decir que todos los niveles son buenos, pero sin duda existe una jerarquía. Todas nuestras metas deben estar di- rigidas a alcanzar el nivel cuatro de felicidad, pues para él fuimos hechos, tal como dice San Agus- tín: Fuimos creados para Ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti. Con esta breve expli- cación, reflexionemos sobre las metas que nos hemos propuesto para el 2015. La primera debe ser sobre nuestra relación con Dios, bus- cando nuestra conver- sión a diario, regresan- do a Cristo, enfocán- donos en Él. Entonces viviremos lo que nos dice el Evangelio "Busca primero el reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas se te darán por añadidura" (Mt 6, 33). A partir de ahí, reflexione- mos sobre nuestra vida familiar, qué cosas debemos mejorar. Como padres, como amigos, co- mo hijos qué necesitamos hacer, en qué podemos cambiar para hacer a las demás personas a nuestro alrededor felices. Piensa sobre esto y escríbelo, y por lo menos proponte hacer una de estas acciones durante este año. En el nivel dos, que también es bueno, consideremos qué lo- gros deseamos alcanzar, hablar o perfeccionar el inglés, obtener el GED, empezar una carrera universitaria. Éste es el momen- to de proponértelo. Y respecto al nivel uno, tal vez pensarás que no es necesario poner ninguna meta, pero tal vez aquí te ayudaría disciplinar ese apetito o inclinación, ya que sin domarla nos puede llevar a pecar una y otra vez. Todo esto para ejercer bien tu voluntad, siendo comedido, más humano, más consciente de nuestra debilidad. Que Cristo te acompañe cada día en este nuevo año 2015, que le abras la puerta de tu corazón para que Él habite allí eterna- mente y te lleve de la mano para vivir con Él por siempre, en la Casa del Padre. ESPIRITUALIDAD POR WENDY FELIZ Estudio de abogados Prugh, LLC 598 South Gilpin Street, Denver, CO 80209 REPRESENTACIÓN PERSONAL Y ACOMPAÑAMIENTO SOLIDARIO EN TODO TIPO DE DAÑOS 32 años de experiencia • accidentes de auto • daños serios y catastróficos • muerte injusta • responsabilidad civil por productos defectuosos y otros tipos de juicios. 303-809-9238 CONSULTA GRATUITA • CITAS DESPUÉS DE LAS 5 P.M. Y DURANTE FINES DE SEMANA DISPONIBLES Película nos recuerda a nuestra Madre servir

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