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EPC - Agosto 2013

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EL PUEBLO CATÓLICO AGOSTO 2013 16 TESTIMONIOS Con Para muchos, si no todos, es sabido que las circunstancias por las que la mayoría de in- migrantes atraviesa al llegar a Estados Unidos, no son fáciles. Entre los motivos del viaje es- tán la mejora económica, ayu- dar a la familia, estudiar, crecer y tener un futuro mejor. Éste fue el caso de Mavi Barraza quien llegó al país junto con su fami- lia, queriendo desde muy niña estudiar y tener una carrera. Si bien no fue fácil alcanzar su sueño, la gracia de Dios y su propio empeño, la ayudaron a superar los obstáculos y salir adelante. Aquí su historia. Por la Licenciada Mavi Barraza Dejé mi país en septiembre de 1991, poco después de ha- berme graduado de sexto año. Creo que fui una de las pocas niñas de esa generación, que a muy corta edad sabía lo que quería. Mi mayor sueño era terminar una carrera univer - sitaria. Constantemente me imaginaba el día en que final- mente me llamaran…Licen- ciada Barraza. Cada noche, al rezar, le pedía a Dios que me permitiera llegar a ese día que tanto anhelaba. Desafortunadamente, al llegar a Estados Unidos mis sueños se vieron afectados, ya que las prioridades habían cambiado. Ahora lo importante era comer antes que estudiar, o al menos, así lo creía mi padre, quien no estaba de acuerdo con que yo asistiera a la escuela, e insistía en que lo mejor era buscar un trabajo para mí. Pasó el tiempo y mi vida tomó un rumbo completamente dife- rente. A los 17 años, después de comenzar una vida indepen- diente de mis padres, decidí que buscaría llevar mi sueño adelante. Me inscribí en un cur- so de GED intensivo y en tres meses, después de recibir mi certificado, ya estaba tomando clases en el Community College of Denver (Colegio Comunitario de Denver), donde cursé casi dos años de estudio básico. Era un sacrificio muy grande salir cada mañana de casa en trans- porte público, para llegar a casa de la niñera que cuidaba a mi pequeña hija, mientras yo estu- diaba. También trabajaba para cubrir los gastos, tanto de la ca- sa como de mi bebé, y los míos, claro está. Después de dos años de estar estudiando en el college, tuve que dejar mis estudios. Había perdido mi trabajo. Aun así, nun- ca perdí la fe en que Dios contes- taría mis oraciones. Él sabría el momento indicado en que yo regresaría a estudiar. Y así fue. En Agosto de 2010, recibí una lla- mada de un amigo para comen- tarme que se había abierto una universidad enfocada en nego- cios y que contaba con posibili- dades de pago muy accesibles. Además, que el programa para el que trabajaba podría ayudarme con una beca de hasta tres mil dólares. No cabe duda que Dios sabe en qué momento… ¡el mo- mento era preciso! En ese entonces yo atrave- saba por una depresión seve- ra, después de haber perdido a mi mejor amiga (víctima de cáncer al seno). Y el pensar en regresar a la escuela me moti- vó. Lo confieso. Inmediatamente me comu- niqué con Colorado Heights University, donde me brinda- ron toda la información que necesitaba y los pasos a se- guir para matricularme. Des- pués de visitar la universidad me quedé muy impresionada con el trato que recibí y con los precios tan bajos que ofre- cían. Incluso, la colegiatura era aún más barata que la de un colegio comunitario y estaría recibiendo clases en una uni- versidad privada, con algunos de los profesores que imparten clases en universidades reco- nocidas de Denver. Esta oportunidad no podía dejarla pasar. Inmediatamente me matriculé y comencé con mis estudios. Las clases eran pequeñas (no más de 15 alum- nos por clase), por lo tanto no tuve problema en ponerme al corriente. Gracias al programa tan completo de la universidad, el pasado 28 de abril recibí mi Licenciatura en Negocios In- ternacionales (en poco menos de tres años) y ahora voy por la maestría. Fue una gran oportunidad para ver que pude y puedo; y para que mis hijas puedan ver en mí un modelo, de que cuan- do se quiere lograr algo, hay que luchar por ello. Siempre con fe, con decisión y con mu- cho empuje. FOTO PROVISTA Mavi con su profesor Jon Wilkerson, celebran el día en que alcanzó su sueño: estudiar y graduarse en Colorado Heights University. Todo llega en el momento correcto en Él, porque Él nunca defrau- da a nadie". Por ello, alentó a todos a llevar "nuestras alegrías, nuestros sufrimientos, nuestros fracasos a la Cruz de Cristo; en- contraremos un Corazón abier- to que nos comprende, nos perdona, nos ama y nos pide llevar este mismo amor a nues- tra vida, amar a cada hermano o hermana nuestra con ese mis- mo amor". Anunciar el Evangelio sin temor En medio de la fiesta y el en- tusiasmo juvenil, el Santo Padre no cesó en transmitir el mensa- je central de la JMJ: el encuentro personal con el Señor Jesús. Por ello, en la gran Misa final que se realizó el domingo 28, el Papa dijo: "Jesús se dirige a cada uno de ustedes diciendo: 'Qué bonito ha sido participar en la Jornada Mundial de la Juventud, vivir la fe junto a jóvenes venidos de los cuatro ángulos de la tierra, pe - ro ahora tú debes ir y transmitir esta experiencia a los demás'". Y transmitirla a todos los confines de la tierra. "No hay fronteras, no hay límites", dijo el Papa. "El Evangelio no es para algunos si- no para todos. No es sólo para los que nos parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para todos". "No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambien- te, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más le- jano, más indiferente" remarcó el Papa, ante la respuesta entusias- mada de los jóvenes. Misión cumplida De esa manera, el Santo Padre cumplía con el objetivo de la Jornada Mundial de la Juven- tud: Que los jóvenes se encuen- tren con Cristo, y descubran que Él mismo los llama a anunciarlo en medio del mundo. "Nunca tenemos que olvidar que las Jornadas Mundiales de la Juventud no son 'fuegos de artificio', finalizados en sí mismo; son etapas de un largo camino, iniciado en 1985, por iniciativa del Papa Juan Pablo II", dijo el Papa Francisco en el Ángelus del último domingo. Por ello, pidió a los fieles "que recen conmigo para que los jó- venes que han participado en la Jornada Mundial de la Juventud puedan traducir es- ta experiencia en su camino cotidiano, en los comportamientos de todos los días; y que puedan traducir- lo también en eleccio- nes importantes de vida, respondiendo a la llamada personal del Señor". Fiesta para rato Río vivió una fiesta, sigue de fiesta y tendrá fiesta para rato. La vitalidad de los días de la JMJ, la fuerza de los jóvenes, las multitudes felices por el Papa y especialmente él, nuestro Santo Padre están dejando una huella indeleble en la historia de esta ciudad, en el corazón del Brasil, y del mundo. JMJ Río Viene de la Página 4 excedieron toda expectativa. "Venían inscripciones de todos lados, tuvimos que buscar de inmediato un lugar mejor para la Misa de clausura y así, con la ayuda de las auto- ridades locales y es- tatales, terminamos en el parque estatal del Cherry Creek", comparte el purpu- rado. Al final, llega- ron más de 500,000 jóvenes. Y en esos 5 días, no ocurrió nin- gún delito. 20 años han pa- sado del gran evento, y al vol- tear la mirada, podemos decir con San Pablo: "¡Qué insondables son sus designios y qué incomprensibles sus caminos!". Este encuentro no sólo fue una JMJ más. Dios quiso visitar Denver a través de su Vicario, el beato Juan Pablo II y futuro santo, y su venida marcó un antes y un después. "Los jóve - nes de todo el mundo transfor- maron la imagen de Denver; de ser una ciudad secularizada, ahora es vista como un lugar donde hay una Iglesia orante y caritativa, en la que el amor de Dios está por encima de todo. Antes de 1993, Denver espiri- tualmente hablando, era 'nada'. Después de 1993 el parque es- tatal de Cherry Creek se convirtió en un lu- gar crucial de conver- sión para los jóvenes. Jóvenes de todo el mundo se convirtie- ron en piedras espi- rituales que recons- truyeron la Iglesia en Denver", señaló el Cardenal Stafford. Él recuerda con cariño, que dos meses después de la JMJ, Juan Pablo II lo saludó dicien- do: "¡Ah! Denver ¡Una revolu- ción!". Con ello, la nueva evan- gelización se encendió. Esta nota se elaboró gracias a información tomada del Den- ver Catholic Register. JMJ Denver Viene de la Página 11

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