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EL PUEBLO CATÓLICO OCTUBRE 2013 8 DONDE TÚ VAYAS, VAMOS CONTIGO Muy pronto…una nueva experiencia de El Pueblo Católico en la web El milagro de la vida mueve corazones FOTOS PROVISTAS Fátima y su bebita Elena. Dice que la maternidad sacó lo mejor de sí, y ayuda a otras mamás a vivirlo. Amalia junto a una nueva mamá a la que ayudó y acompañó en el Hospital St. Anthony, en Westminster. Lauren, embarazada de su primer bebé, participó este año en la Marcha por la Vida en Washington. En este mes de octubre, de- dicado a la defensa de la vida, compartimos las historias de tres mujeres voluntarias, quie- nes generosamente dedican tiempo, esfuerzos y preocupa- ción a la defensa de este don. Di- ferentes rostros y tareas, pero to- dos reflejando la nobleza del ser humano, que ante el milagro de la vida, dan lo mejor de sí para custodiarla y defenderla. Por Lara Montoya Compartiendo la alegría de ser mamá Fátima Boylen comenzó ha- ce 5 semanas su trabajo como voluntaria en Casa Gabriel, un programa de la Arquidiócesis de Denver que ayuda a mu- jeres embarazadas y niños en necesidad. Fátima es de Guatemala y al mudarse a Denver se sintió pro- fundamente movida a trabajar en un proyecto como éste. Su deseo despertó al experimentar, en carne propia, la alegría de ser mamá. "Siempre quise ser voluntaria y trabajar con niños, pero cuando nació mi niña, Ele - na, el llamado se hizo más fuer- te. Fue al ver cuán hermoso es el don de la maternidad". Fátima recuerda que cuan- do quedó embarazada, "algo dentro de mí me dijo que lo estaba; no me había hecho nin- guna prueba todavía. Pero el domingo, en misa, aunque aún no tenía la certeza de estar em- barazada, tuve un deseo fuerte de hablarle a mi bebé. Le dije, bueno si estás ahí, ésta será tu primera Eucaristía". Desde ese momento, agrega Fátima, "me sentí íntimamente unida a mi hija, su presencia estaba trans- formando mi vida, no sólo físi- camente, sino a todo nivel". Maravillada con el misterio de la maternidad, Fátima de- cidió compartir este gozo con otras mujeres. "A veces cuando uno está en crisis, es difícil enfo- carse en las cosas buenas, y no vemos la alegría y el despliegue que la maternidad trae", dijo Fátima. "Un hijo saca de noso- tras cosas muy bellas, nos hace salir de nuestras preocupacio- nes, nos enseña a amar, a dar la vida". En su corta experiencia en Casa Gabriel, Fátima ha co- nocido numerosas historias de amor, muy gratificantes. La más conmovedora fue la de una mujer a la que acompañó hace poco. "Ella es Mexicana, muy joven", cuenta Fátima. "Su esposo fue deportado cuando ella tenía 7 meses de embarazo. Eso le afectó tanto que pronto perdió su trabajo, luego perdió la casa y se quedó en la calle pidiendo limosna. Su bebita nació con arritmia cardiaca, y tiene que llevarla al hospital constantemente". La valentía de esta mujer, nos dice Fátima, es edificante. "Jun- tas hemos podido descubrir có- mo Dios la ha acompañado en medio de las dificultades, su hi- ja está viva y es preciosa. Dios ha provisto las cosas materiales de manera inesperada. Y ahora ella tiene un lugar donde vivir y una comunidad que la apoya". Acompañando en el parto Amalia Córdova tiene una hermosa pero desafiante mi- sión: acompañar a mujeres du- rante el parto, para que puedan dar a luz sin miedo, amaman- tar sin problemas y tener una experiencia plena, saludable y llena de gozo. Curiosamente, su deseo de ayudar en esta área, surgió de una experiencia total- mente contraria. Cuando Amalia llegó a Es- tados Unidos proveniente de México, dió a luz a su primer bebé, antes de aprender inglés. La experiencia fue un trauma para ella, pues el parto fue muy difícil y ella no entendía el idio- ma. "No sabía lo que los docto- res me decían y ellos no enten- dían lo que yo les decía", cuenta Amalia. "En ese momento de sufrimiento, pensé: si aprendo inglés voy a ayudar a mujeres que se encuentren en mi misma situación. Se lo prometí a Dios y las promesas que le hago a Él, nunca las rompo". Efectivamente, Amalia cum- plió su promesa. Aprendió in- glés y se ofreció como voluntaria en las salas de parto de hospita- les de Denver, para traducir y ayudar a mujeres embarazadas. Varios doctores y enfermeras, la alentaron a seguir un programa para ser una "doula" certificada. Según Kathlen Harrington, directora del programa doula en el hospital St. Anthony, aun- que ser madre es un proceso totalmente natural, hay muchas cosas que las mujeres, incluso las que han sido madres varias veces, desconocen. Por ello, "la doula es fundamental para orientar a las mamás y ayudar- las, antes y durante el parto, en su tarea de ser madres", explicó Harrington. Por su parte, Amalia dice que "algunas pacientes no tie- nen a nadie. Ellas nos abren su corazón, tienden un vínculo especial con nosotras, compar- ten cómo se sienten, y valoran tener a alguien que abogue por ellas y pueda ayudarlas a comunicarse". "Estoy segura de que el cuer- po de la mujer sabe qué hacer a la hora de dar a luz. Ellas senci- llamente necesitan alguien que se los diga y que las acompañe", concluye Amalia. Juventud a favor de la vida Lauren Martínez, una apa- sionada por la defensa de la vi- da, se graduó recientemente de la Universidad Regis y ahora es misionera de Students for Life of America –SFLA-(Estudiantes por la Vida de EE.UU.). Ella es coordinadora regional y su misión consiste en apoyar en la formación y sostenimiento de grupos estudiantiles pro-vida, tanto en escuelas como en universidades de las áreas de Colorado, New Mexico, Wyo- ming y Utah. "Me siento muy bendeci- da al haber recibido esta tarea tan grande en la defensa de la vida", dijo la joven. "Yo crecí en el centro de Denver y pude ver de cerca las consecuencias del aborto en mi comunidad", agregó. "Por eso, estoy conven- cida de que cuando alguien tie- ne un embarazo inesperado, lo primero que necesita es amor, compasión y apoyo". Sin em- bargo, agregó Lauren, "eso no es lo primero que uno recibe. Por el contrario, muchas son juzgadas y aisladas, y lo que si- gue es el miedo, el peor enemi- go de una mujer vulnerable". Una de las razones que lle- vó a Lauren a ser misionera de SFLA, fue darse cuenta de que "nuestras escuelas no es- tán preparadas para ayudar a mujeres embarazadas de una manera adecuada. SFLA ofrece capacitación, educación y re- cursos para responder a la mi- sión que Dios nos encomienda: cuidar a las personas más vul- nerables. No es una misión fá- cil", dijo. "El aborto, acaba con la vida de un ser indefenso", agregó Lauren, "y deja heridas pro- fundas en las personas que lo comenten. Hay una mejor manera de ayudar a quienes enfrentan embarazos inespera- dos. Yo quiero luchar esta bata- lla en nuestras comunidades y necesito tu ayuda", agregó con entusiasmo. Si usted está interesa- do en apoyar la misión de Lauren, puede escribirle a lmartinez@studentsforlife.org o llamarla al 720.466.0512. Si está interesado en saber más sobre SFLA, ingrese a su web: www.studentsforlife.org