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EPC - Noviembre 2013

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EL PUEBLO CATÓLICO NOVIEMBRE 2013 2 La Fiesta de todos los Santos demuestra que podemos ser santos A cabamos de celebrar la Solemnidad de todos los santos y ésta es una fi esta que debería llenar nuestros co- razones de esperanza, porque nos recuerda que la santidad es posible. En la Arquidiócesis de Den- ver hemos sido bendecidos con santos que han vivido aquí o han visitado este lugar, de tal manera que podemos sentir aún más, la presencia de la santidad entre nosotros. Primero está Santa Francis- ca Javiera Cabrini, una mujer que fue rechazada por varias congregaciones religiosas, a raíz de su frágil salud, pero que terminó fundando las Herma- nas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús. Aunque ella quería ser origi- nalmente misionera en China, Dios la llamó a evangelizar a los inmigrantes italianos, tal como el Papa León XIII se lo pidió: "No al este sino al oeste". La Madre Cabri- ni se eleva como un ejemplo de una mujer que perseveró en el seguimiento del llamado de Dios, incluso a pesar de que su salud y otros obstá- culos se le pusieron en el camino. Otra persona de vida muy santa, es el beato Pier Giorgio Frassati. Incluso a la joven edad de 17 años, él era conocido por la manera como compartía su profunda vida de oración con todos. Aunque era el hijo de un infl uyente periodista y político italiano, Pier Giorgio dedicaba mucho tiempo al cuidado de los pobres, los enfermos y los necesitados, mientras estudia- ba en la Universidad. Él amaba las montañas como muchos de nosotros en nuestra arquidiócesis. "Cada día que pasa –escribió a un amigo- me enamoro locamente de las montañas, su fascinación me atrae". La visión de escalar las mon- tañas para Pier Giorgio, se re- sume en una frase que escribió en una foto de él mismo sobre una roca, mirando la cumbre: "Hacia lo alto". El beato Pier Giorgio es un ejemplo de un joven que no le negó nada a Dios, sino que se comprometió hasta llegar a las alturas del cielo. Cuando pienso en aquellas de ustedes que son madres, Santa Gianna Beretta Molla me viene a la mente. Ella fue espo- sa, madre y médica, conocida por su gran alegría. Después de discernir que Dios la llamaba al matrimonio, abrazó esta vo- cación con pleno entusiasmo y se dedicó a formar "una familia auténticamente cristiana". Santa Gianna dio a luz cuatro niños, pero cuando estaba embarazada de su última hija, Gianna Emmanuela, descubrió que tenía un tumor canceroso. Su biografía ofi cial dice: "Pocos días antes del nacimiento de la niña, confi ando como siempre en la Providencia, estaba dis- puesta a entregar su vida para salvar la de su hija: 'Si tienen que decidir entre mí y la niña, no lo duden, escojan a la niña. Insisto. Sálvenla'". Muchas madres entregan diariamente su vida en for- mas que, aunque no sean tan dramáticas como el sacrifi cio de Santa Gianna, siguen siendo un seguro camino hacia la santidad. Finalmente nues- tra arquidiócesis se vio ricamente bendecida por la presencia del Beato Juan Pablo II, quien será canonizado el 27 de abril del 2014. Se puede decir mucho de Juan Pablo II, pero creo que su deseo de vivir el llama- do de Jesús a "no tener miedo", es algo con lo que todos nos podemos relacionar. Él tuvo muchas oportuni- dades para tener miedo en su vida; desde vivir bajo la opresión comunista hasta ser escogido para pastorear la Iglesia en el mundo. Pero cuando fue enfrentado por estos desafíos, el Beato Juan Pablo II respondió confi ando en la misericordia y el amor de Dios. Pienso en él cuando de muy joven perdió a ambos pa- dres; cuando se vio obligado a formarse para el sacerdocio en secreto; cuando Mehemet Ali Agca trató de asesinarlo; y pienso también en su lucha contra el Parkinson, que lo llevaría a su muerte. Las últimas palabras del futuro San Juan Pablo II, nos deberían servir como desafío y como inspiración para todos los que luchamos por la santi- dad para llegar al cielo, nuestro verdadero hogar: "Déjenme ir a la casa del Padre". ¡Que el Señor habrá nues- tros corazones para que po- damos recibir la misericordia y el amor de Jesucristo de tal forma que podamos crecer en santidad! POR EL EXMO. MONSEÑOR SAMUEL J. AQUILA El Pueblo C A T Ó L I C O Editora: Mayé Agama Directora General: Karna Swanson EL PUEBLO CATÓLICO, periódico en español de la Arquidiócesis de Denver, 1300 S. Steele St., Denver, CO 80210, Teléfono 303-715-3219, Fax 303-715-2045, E-mail: elpueblo@archden.org Por Mayé Agama Quedan sólo unas semanas para que la Iglesia Universal de por culminado este tiempo convocado por el querido Be- nedicto XVI para crecer en la fe y redescubrir el gozo de creer. Comenzó el 11 de octubre de 2012, en el 50 aniversario de la inauguración del Concilio Vati- cano II, y será clausurado por el Papa Francisco el 24 de este mes, en la Solemnidad de Cris- to Rey del Universo. La pregunta es, ¿valió la pe- na dedicar todo un año a for- talecer la fe de los católicos? Sabemos que al hablar de fe, nos referimos a un don que viene de Dios, que acogido en el corazón humano, da frutos de conversión y santidad. Es algo que no se mide cuantita- tivamente, como podría me- dirse la producción de tortillas. Más bien, siendo algo que resi- de en lo profundo del espíritu, va más allá de lo tangible. Sin embargo, hay algunas realida- des que ayudan a ver lo que Dios ha hecho en las personas, especialmente acá en la Arqui- diócesis de Denver. Se trataba, según Benedicto, de "dar un renovado impulso a la misión de toda la Iglesia, para conducir a los hombres lejos del desierto en el cual muy a menudo se encuen- tran en sus vidas, a la amistad con Cristo que nos da su vida plenamente". Testimonios vivos Abram León, Coordinador de la Renovación Carismática en Denver, dijo haber sido tes- tigo del encuentro de muchas personas con Jesús. "En este año muchos pidieron estar en un grupo de oración; otros asu- mieron mayor responsabilidad en la fe como coordinadores de grupos; y matrimonios que llevaban muchos años de vivir sin el sacramento, se casaron. Son todas experiencias que nunca olvidaremos", afi rmó. Tal es el caso de Natividad Gar- cía, quien comparte su testi- monio en la página 3 de esta edición. "Creo que ha sido una ver- dadera renovación en la Fe en la vida de la Iglesia, en el com- promiso serio, y sobre todo en reencontrarnos nuevamente con la cultura de Pentecostés, el Primer Amor, proclamando valientemente y sin temor, las maravillas del Señor", añadió. Por su parte, Germán Mal- donado, Delegado general del Movimiento Familiar Cristiano Católico en la Región Colora- do-Kansas, dijo que "en medio de un mundo materialista que nos lleva a olvidarnos de la fe, de la familia, y de lo principal, este año vimos familias que se integraron al Movimiento y que están haciendo esfuerzos grandes para cuidar y salir ade- lante en su relación de pareja, poniendo siempre por medio a Jesús". Hambre de Dios Otro signo de la acción de Dios en Denver, es que este año las Escuelas Católicas de Biblia y Catequesis recibieron la mayor cantidad de alumnos de toda su historia: más de 900 personas inscritas. "Creo que esto es fruto del Año de la Fe", dijo Ben Akers, director de am- bas escuelas. "Creo también que es una muestra del ham- bre que tiene la gente por la Palabra de Dios". Por su parte, el Arzobispo de Denver, Mons. Samuel J. Aqui- la expresó que "esto es una fuente de profundo gozo para mí. Quiere decir que más cató- licos están conociendo a Jesu- cristo a través de las Escrituras, que más gente está entran- do en diálogo con el Espíritu Santo y que más fi eles están aprendiendo a compartir esa relación con otros", comentó. Lo que viene por delante Es claro pues, que este tiem- po valió la pena y que hay mu- cho por agradecer. Pero tam- bién mucho por hacer. Ésa es la postura de Greg Wi- llits, Director de Formación y Evangelización de la Arquidió- cesis de Denver. "Uno de los frutos más grandes del Año de la Fe no es necesariamente lo que ya pasó, sino lo que pasará en el futuro", dijo. "En este año mucha gente empezó a hacerse preguntas importantes sobre su fe, algunos por primera vez en su vida. Y ese esfuerzo por en- tender con mayor seriedad por qué soy católico y qué signifi ca serlo, ha sido muy importante". "Quizás no todas las pregun- tas han sido respondidas –con- tinuó Greg-, pero estoy seguro que en adelante muchos verán crecer su fe y podrán ayudar a otras personas a tener una re- lación más cercana y profunda con Jesucristo", concluyó. ¿Valió la pena el Año de la fe? FOTO DE KARNA SWANSON Una de las actividades centrales del año, fue el viaje a México de 160 peregrinos junto al Arzobispo Aquila, para renovarse en la fe visitando a Nuestra Señora de Guadalupe. La presencia de Dios y la Virgen fue impresionante.

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