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EPC - Noviembre 2013

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EL PUEBLO CATÓLICO NOVIEMBRE 2013 12 GRACIAS "En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros" (1 Tes 5, 18). Siguiendo el consejo de San Pablo en su Carta a los Tesa- lonicenses, llega un buen mo- mento para que, con corazón agradecido aprovechemos este tiempo para elevar nuestra mirada a Dios y agradecerle por sus muchas bendiciones. Sabemos que Estados Uni- dos celebra un día especial pa- ra ello, y mueve a toda la fami- lia con ese fin; tanto así que en esa fecha se cumple el récord de vuelos en todo el año por la cantidad de movilidad del día: Se trata de Thanksgiving o el Día Acción de Gracias. Será la primera vez que yo viva esta fiesta, y debo confe- sar que estoy muy ilusionada. Creo que es hermoso pensar que todo un país, se detiene para agradecer. Pero ¿por qué es esto tan impor- tante? Porque se trata de una acción profundamente humana y bella. Ya lo decía San Agustín: «Qué cosa mejor pode- mos tener en el corazón, pronunciar con la boca, escribir con la pluma, que estas palabras "Gracias a Dios". No hay cosa que se pue - da decir con mayor brevedad, ni oír con mayor alegría, ni sentirse con mayor elevación, ni hacer con mayor utilidad». Efectivamente, dar gracias en general, pero especialmen- te a Dios, es bueno porque en- sancha el corazón, lo purifica, y lo hace consistente; pues no pone su seguridad en lo que cree obtener en la vida por sí sólo, sino que con humildad reconoce que necesita del otro. Es así, que levantando la mirada descubre que en todo está principalmente ese Otro, que es Dios. Por eso, dice el querido Papa Francisco, es bueno ser "memoriado". Es decir, hacer memoria y recordar las bendiciones de Dios en la propia vida: comenzando por la propia existencia, la vida, la fe, la salud, la familia, la historia, los dones recibidos. Pero también, las dificultades, los desafíos, las enfermedades, los dolores. Pues de todo ello aprendemos, crecemos y po - demos ser mejores personas. Pero además, el Papa dice que junto con hacer memoria nosotros, debemos recordar que "el Señor me tiene en su memoria; yo puedo olvidarme de Él pero yo sé que Él jamás se olvida de mí". Efectivamen- te, Dios no se olvida, nos tiene siempre en su corazón. ¿Cómo no agradecerle por ello? Necesitamos pues, fe y hu- mildad, así como de una mira- da profunda. El superficial no se da cuenta, todo le parece "natural". No se da cuenta de que vivir cada día es un puro don de Dios, que es generoso y no se cansa de bendecirnos con sus regalos. De ahí que Santa Teresita del Niño Jesús, hablando a su hermana Céline, le decía: «Lo que más atrae las gracias de Dios es la gratitud, pues si le agradecemos un bien, se conmueve y se apresura a concedernos diez más, y si se las agradecemos con la misma efusión ¡qué incalculable mul- tiplicación de gracias! Yo tengo la experiencia, inténtalo y lo verás. Mi gratitud por todo lo que me da no tiene límites, y se lo demuestro de mil maneras» Qué hermoso ejemplo de una relación totalmente confiada y agradecida a Dios. Una gratitud que no tiene límites. Pidámos- le a la Madre buena que nos enseñe a ser agradecidas co- mo ella, a reconocer en cada momento de nuestras vidas, la presencia amorosa del Señor, quien no se cansa de velar por cada uno de nosotros, por nuestras necesidades, preocu- paciones, alegrías e ilusiones. Aprendamos de Ella a decir: "Engrandece mi Alma al Señor y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador" (Lc. 1, 46-47). A continuación les compar- to una oración de acción de gracias, que puede ser rezada en familia antes de la cena de Thanksgiving. "Querido Señor, antes de compartir la cena de Acción de Gracias, queremos recordarte y agradecerte. Eres Tú quien nos has dado la vida; eres Tú quien nos has regalado a nuestra familia, amigos y país. Gracias por este día de Acción de Gra- cias, y por la cena que vamos a compartir. Bendice a todos los que la prepararon. Y bendice también a todos aquellos que hoy no tienen para comer y que están solos. Haznos generosos con todos, durante todo el año. Amén. OPINIÓN TESTIMONIOS POR MAYÉ AGAMA Por Mavi Barraza Cuando de ayudar a la comu- nidad se trata, un nombre sale a relucir muy frecuentemente. Nos referimos a Rosa Vergil. Nacida en Nebraska y criada en México, Distrito Federal, Rosa ha hecho de la ayuda comunitaria, un ac- to que forma parte de su diario vivir. Su trabajo comunitario co- menzó en 1992 cuando empezó proveyendo ayuda a indigentes y familias en necesidad, a través de la Casa de Refugio Samaritan House, en Denver. Después de ver la desesperación que existe entre personas y familias enteras bajo alguna necesidad, la señora Vergil, como muchos la conocen, comenzó a prestar ayuda a di- ferentes personas, incluso fuera de su lugar y jornadas de trabajo. "Siempre me ha gustado ayudar a la gente. No me quita nada ayudar a otros, y al contrario me brinda satisfacción", dijo Rosa. El trabajo comunitario de Ro- sa, va desde brindar una lista de recursos a quien lo necesite, así como proveer intervención de algún tipo a familias afectadas, tanto en casos de violencia, abu- so, drogadicción, alcoholismo, así como en problemas econó- micos. Incluso ha servido como traductora en algunos casos. Pero la entrega y el trabajo comunitario de la señora Vergil va más allá. Hace algunos años mientras laboraba por largas jornadas nocturnas para man- tener a sus tres hijos biológicos, esta madre soltera, recibió la vi- sita de uno de los amigos de su hijo. El chico se encontraba en problemas. Él -al igual que sus hermanos- iba a ser removido de su hogar y llevado a un hogar temporal. El muchacho le pidió a Rosa que le permitiera quedarse en su casa y además le dijo a las trabajadoras sociales que prefe- ría quedarse con la señora Vergil. Rosa aceptó y el chico comenzó a vivir con ella temporalmente. Después de un tiempo, el chi- co regresó a vivir con sus padres y sus hermanos; fue ahí cuando Rosa se percató de la importan- cia que tuvo su participación como madre temporal en la vida de este joven y la de su familia. Entonces, Rosa Vergil decidió de manera voluntaria abrir las puertas de su hogar para servir como hogar temporal a jóvenes. "Al principio no fue fácil, en una ocasión uno de estos chicos co- menzó a salirse de la escuela junto con mi hijo. Cuando me di cuenta, fui a la escuela y estu- ve con ellos en el salón durante todo el día por algunos meses", contó nuestra entrevistada. Finalmente los dos chicos se graduaron de la escuela prepa- ratoria: "Mi mayor satisfacción es que al graduarse, ambos me dijeron ¡Nos graduamos Mom! Ellos continuaron estudiando y los dos son personas de bien", agregó aún emocionada. Rosa adoptó un total de 15 jo- vencitos en su trayectoria como madre temporal, y aunque todos estos chicos ya están casados y formaron su propia familia, aún llaman a Rosa, mamá, y le agra- decen el ser personas de bien. "Todos estudiaron y aún me fre- cuentan. Tengo muchos nietos", dijo Rosa. Actualmente, Rosa Ver- gil trabaja como asistente de trabajadora social en Fresh Start, una organización que se dedica a ayudar a familias con necesidades. Desafortunadamente, a Rosa ya no le es posible desempeñarse como madre temporal, debido a su estado de salud, que es un po- co delicado. Es por eso que ahora ella se dedica a informarle a la gente de la gran necesidad que existe de hogares temporales. "Siempre hay alguien que nece- sita ser ayudado, poder ayudar a las familias a recuperar a sus hijos y ver que las personas están en recuperación, tienen comida, techo y trabajo es algo muy grati- ficante", aseveró Vergil. Aunque Rosa Vergil lucha ac- tualmente con 10 diferentes en- fermedades que le fueron diag- nosticadas con los años, sigue en su camino de ayuda a la comu- nidad. "Dios es el único que me ha dado fuerza, y le sigo pidiendo fuerzas para seguir ayudando a gente necesitada", finalizó. "La fuerza de ayudar viene de Dios…" FOTO DE MAVI BARRAZA Rosa Vergil ha dedicado su vida a ayudar a su familia y a los demás. Entre ellos a sus 15 hijos adoptivos. celebrar una Misa por ellos y enterrarlos. "Una de las palabras más consoladoras que he recibido", señaló Bernadette, son las del p. Nepil, quien me dijo: "Ésta es tu niña y necesitas llorarla como tal". Estas palabras "me dieron permiso para hacer duelo". "Si tienes miedo de llorar tu pérdida porque el mundo no te comprende –dijo Berna- dette- quiero que sepas que estas vidas son un don y por lo tanto merecen ser llora- das y la sanación es posible". Bebés Viene de la Página 4 VIVIR AGRADECIDOS NOS ENSANCHA EL CORAZÓN

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